La pandemia obligó a los gobiernos de todo el planeta a revisar los paradigmas tradicionales de la economía e impulsar políticas de redistribución de ingresos, el abandono de la austeridad fiscal y la adopción de medidas de coordinación internacional, tres ejes que dejan “un escenario global más fértil” para el desarrollo de proyectos que “hoy encarna el gobierno del Frente de Todos”.

El análisis corresponde a la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE), que fuera presidida por Mercedes Marcó del Pont antes de que fuera designada al frente de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP). La entidad, vinculada originalmente al desarrollismo, destacó la importancia de iniciativas que “vuelvan a poner en el centro las prioridades de acumulación productiva, la generación de empleo de calidad y la redistribución del ingreso”.

“La industrialización, el desarrollo tecnológico y la desdolarización de la economía son parte de los cambios estructurales imprescindibles para desandar el camino de la especulación financiera y la fuga registrada con el gobierno anterior y viabilizar un sendero de desarrollo e inclusión”, agregó.

En su análisis de la situación global, FIDE indicó que “la pandemia dejará secuelas sobre la sociedad moderna que se manifestarán a lo largo de muchos años”, con indicadores económicos que “solo encuentran comparación con la crisis de 1930, una de las más graves del capitalismo moderno”.

“Toda gran crisis pone en cuestionamiento paradigmas. Y si bien aún es temprano para evaluar si la pandemia actuará como catalizador de cambios de fondo, han resurgido debates críticos interesantes”, planteó la fundación que, no obstante, reconoció “riesgos” acerca del rumbo a tomar a escala mundial.

En ese sentido, expresó su preocupación por que se tome una dirección similar a la adoptada “con la crisis financiera de 2008-2009” y que “el regreso a la nueva normalidad post pandemia termine ratificando las reglas de juego de un capitalismo financierizado que rigen la economía global desde hace largas décadas”“Igualmente, hay ciertos datos interesantes que no pueden ignorarse”, advirtió, en la presentación de tres fenómenos que se han dado con la pandemia.

En primer lugar, FIDE destacó que “la pandemia ha hecho a un lado las recomendaciones de austeridad, registrándose masivos programas fiscales y monetarios dirigidos a sostener el aparato productivo y el ingreso de la población frente al impacto de la crisis”. “En este sentido, se asiste a una relegitimación del rol del Estado en la distribución del ingreso y la riqueza”, puntualizó.

En segundo término, subrayó que “se observan aspectos interesantes de coordinación internacional”, como por ejemplo “la ampliación de la emisión de DEGs por parte del FMI para asistir a las economías con financiamiento fresco”, así como “la aprobación de un marco global para la regulación y cooperación con el fin de establecer un impuesto mínimo corporativo a escala global”.

Como tercer elemento a tener en cuenta, FIDE observó “una revalorización de las políticas de ingresos”, para lo que puso como ejemplo a Estados Unidos que, indicó, viene impulsando “diversas medidas a favor de la sindicalización, suba del salario mínimo y planes de fortalecimiento de las transferencias ciudadanas para sectores de menores ingresos”.

“Se observan indicios de que estas decisiones, tendientes a compensar los impactos de la pandemia, puedan transformarse en marco permanente de estrategias orientadas a mejorar la justicia distributiva”, remarcó la entidad.

Para FIDE, “esta enumeración da cuenta de un escenario global más fértil para el impulso de proyectos económicos que, como el que hoy encarna el gobierno del Frente de Todos, vuelvan a poner en el centro las prioridades de acumulación productiva, la generación de empleo de calidad y la redistribución del ingreso”.