Argentina puede aprender del éxito ajeno
Por Ramiro Marra (*)
Argentina está atravesando un ciclo económico completamente desesperanzador para su futuro. Obviamente, no es algo exclusivo de nuestro país, el mundo entero está sufriendo los efectos negativos del coronavirus y de las políticas sanitarias para enfrentar esto, pero la plataforma donde se apoya Argentina para aplicar todas estas medidas es completamente diferente a las del resto del mundo.
En Argentina llevamos más de 150 días de cuarentena, en los cuales más de 200.000 locales tuvieron que cerrar y se perdieron un estimado de 900.000 empleos. Para peor experimentamos un éxodo de franquicias internacionales, cómo es el caso de LATAM, Starbucks cerrando sus 40 locales, las aerolíneas Qatar, New Zealand y Emirates que ya no realizan vuelos a la Argentina y ni contemos las pérdidas de inversión privadas ocasionadas por las medidas tomadas por el Gobierno, cómo es el caso de los U$S 600 millones que Telecom no invertirá en el país.
Cómo se puede ver, Argentina está siendo muy golpeada y la crisis socioeconómica arraigada hace dos años, no hace más que profundizarse. Para realmente darnos cuenta de donde estamos parados, podemos tomar como referencia el índice Bloomberg que nos etiqueta cómo el país con la segunda economía más miserable del mundo.
¿Cómo podemos revertir esto? Bueno, para poder dar un giro de 180° en nuestra economía, lo que tenemos que hacer es aprender de nuestra historia y de las experiencias que le dieron resultados positivos a demás países.
Tomemos tres ejemplos: Singapur sin duda es uno de los ejemplos a nivel global que más llama la atención, hoy catalogado como uno de los países más ricos del mundo y donde mejor se vive (a pesar de su tipo de Gobierno). En su momento supo ser una isla pobre, devastada y en una crisis económica total. Fue a partir de de 1965, fecha en que Singapur se convirtió en un estado autónomo, cuando comenzaron los cambios estructurales. Desde ese año, pasó a ser un país industrializado y moderno, bajo un modelo capitalista, una ideología de liberalismo económico y un estado de bienestar pequeño.
Para lograr esto, Singapur se enfocó en ser un centro de inversión privada extranjera, basándose en una estrategia de ofrecer tasas de tributación supremamente bajas, razón por la cual cada año decenas de multinacionales trasladen allí sus sedes. Según Doing Business 2016, Singapur es el segundo país en el mundo en facilidad para hacer negocios.
Según el Índice de Libertad Económica elaborado por Heritage, es la segunda economía más libre del mundo, después de Hong Kong. Es un país en el que se respetan los derechos de propiedad y los contratos, pero que además cuenta con un mercado laboral bastante libre.
El segundo ejemplo es Irlanda. El “Tigre Celta” sufrió en la década de 1950 de políticas sumamente restrictivas para su economía, cómo es el cierre de importaciones, una elevadísima tasa impositiva y una burocracia que hacía casi imposible crear una nueva empresa. El giro de libre comercio de Irlanda comenzó a repuntar recién para 1973, con la entrada a Comunidad Económica Europea,
Tras siete años en la Comunidad Económica Europea, la nota que recibía Irlanda en el Índice de Libertad Económica en el mundo rondaba los 6,5 puntos sobre 10. A comienzos de los 90, el Tigre Celta ya se colocaba por encima de los 8 puntos y, desde entonces, Irlanda se ha convertido en un clásico entre las primeras posiciones del ranking.
Bajar impuestos a las empresas ha sido fundamental para atraer capital y aumentar el empleo y la productividad. El stock de inversión extranjera directa per cápita ha pasado de 1.100 a 80.200 dólares entre 1980 y 2016.
Para finalizar, el último ejemplo es el de Chile. En 1975, Chile era un país devastado por las políticas intervencionistas de Salvador Allende. A la ruina socioeconómica se le sumaba la falta de libertades políticas. Todos conocemos los problemas sociales y políticos que pasó Chile en la década del setenta, pero poco se habla de la grave crisis económica que también se vivió.
¿Cuándo comenzó el cambio económico de Chile? En la segunda mitad de los setenta empezó a abrir su economía basándose en un plan conjunto elaborado por economistas chilenos y por los famosos Chicago Boys, encabezados por Milton Friedman. Las reformas introducidas no solamente no han sido retiradas con el paso del tiempo, sino que han sido profundizadas.
El mercado de valores fue un elemento clave y una pieza fundamental en el desarrollo económico de Chile. Otra de las claves fue la privatización de empresas y la apertura internacional. En 1984, el gobierno chileno inicia la privatización de importantes empresas públicas, siendo la Bolsa de Santiago la entidad principal a través de la cual se desarrolló este proceso.
De acuerdo con el Banco Mundial, Chile ha sido una de las economías latinoamericanas que más rápido creció en las últimas décadas, debido principalmente a un marco macroeconómico sólido, que le ha permitido reducir la proporción de la población considerada pobre.
A modo de conclusión ¿Qué puede aprender Argentina de todo esto?
En las principales publicaciones económicas del mundo se ha demostrado que la libertad económica trae aparejado resultados económicos y sociales muy positivos, los cuales incluyen un mayor crecimiento económico, estabilidad política y el desarrollo pacífico de la libertad en otros ámbitos.
Argentina ha tenido una trayectoria altamente desigual en términos de libertad económica. Desde el año 2000, sin embargo, la libertad económica estuvo en un descenso estable. De las naciones Sudamericanas que recibieron un puntaje en el ILE solo Venezuela recibió un puntaje menor -y está última- Argentina está en el cuarto peor puesto.
Un giro hacia una economía más libre podría ayudar a que la Argentina se eleve hacia un nivel de prosperidad equivalente al de las naciones más desarrolladas. Sin embargo, esto va a requerir que no solo un cambio momentáneo sino un cambio estructural que le asegure a la gente y a los inversores de que el futuro no es incierto.
Sí queremos ver un real cambio en nuestro país, lo primero que debemos hacer es aceptar que el camino que venimos siguiendo desde hace tiempo, no sirve. Tenemos que tener la capacidad de aprender de la historia exitosa de otros países y poder implementarlo en nuestra sociedad.
(*) Fundador de Bull Market Brokers. Youtuber financiero.