Desde hace más de un año la región Chaqueña enfrenta una tendencia climática con precipitaciones por debajo de lo normal, lo que impacta en una baja o nula disponibilidad de pastizales, pasturas y reservas forrajeras.

Si se le suma el estado de degradación de los potreros y la baja condición corporal de los animales a la entrada al invierno, el panorama es complejo y es importante plantear acciones necesarias para amortiguar las posibles pérdidas productivas y económicas para el productor ganadero en épocas de sequía.

Entre las estrategias de manejo, están evaluar la disponibilidad de forraje y agua para ajustar la carga animal, el destete y el diagnóstico de preñez con aplicación del plan sanitario y la venta de categorías improductivas.

Se debe priorizar la alimentación de las vacas preñadas y terneras de destete que serán los futuros vientres, es decir, la reposición.

Con relación con la oferta forrajera, la primera tarea es cuantificar el pasto de cada potrero, recorriendo e identificando las especies para estimar el posible aprovechamiento.

Para ello, se recomienda usar la relación entre altura y cantidad de pasto, en kilogramos de materia seca por hectárea, para ajustar según se trate de pastos cortos como el horqueta o altos como las pajas.

El uso de alambrados eléctricos para clausuras temporarias permite aprovechar mejor el poco forraje disponible durante la época invernal y ayuda a la alimentación por categorías sin necesidad de mezclarlas y lograr mejores resultados con esta práctica.

En caso de no contar con suficientes potreros para individualizar las categorías, siempre se deben respetar los bebederos disponibles.

Para la toma de decisiones otro aspecto a tener en cuenta es la evaluación del estado general de los vientres.

En este sentido, es recomendable el uso de la información que considera el estado de gestación (vacía y distintos grados de preñez) y la condición corporal de los vientres.

Las vacas que menos riesgo corren son las vacías y en buen estado corporal, con un 99 % de chances de sobrevivir en la emergencia.

En tanto, las que entran al invierno con preñez avanzada y muy flacas sólo tienen un 10 % de probabilidad de sobrevivir en caso de escasez forrajera extrema .

La vaca vacía en buen estado puede sobrevivir al usar sus reservas corporales y con poco alimento pasará el invierno, mientras que aquéllas con preñez grande pronto parirán y aumentarán fuertemente sus requerimientos nutricionales para producir leche, sin reservas corporales.

Es prioridad absoluta el destete total. El productor debe recordar que hay tecnologías que permiten destetar al ternero a partir de los 30 días de edad.

Para asegurar el buen estado de salud de los animales, se debe reforzar el plan sanitario recomendado por los profesionales veterinarios.

En cuanto a las alternativas de alimentación, es destacable la amplia variedad de granos y subproductos de la agricultura y de la agroindustria que pueden ser usados en bovinos.

Se recomienda priorizar aquellos con alta concentración de nutrientes como proteína y energía.

Para disminuir la competencia y posibilitar un consumo más uniforme del alimento, es importante disponer de una cantidad adecuada de comederos de entre 30 y 50 centímetros lineales de frente por animal.

El suministro de las raciones debe ser diario, en un solo reparto. En situaciones más complicadas, se puede suministrar día de por medio, con el doble de la ración diaria según el alimento empleado.

Otro aspecto a considerar es la provisión de agua de bebida. Durante el otoño-invierno, se debe tener en cuenta que una vaca adulta consume de 35 a 40 litros de agua por día y una vaca con cría, de 50 a 60 l/d.

Para alimentación de emergencia durante 60 a 90 días se pueden reducir en un 20 % los requerimientos de mantenimiento, empezando con restricciones a las vacas vacías y novillos.

Si bien en animales en etapa de crecimiento, la alimentación debe asegurar los requerimientos de mantenimiento, eventualmente se puede llegar a niveles de restricción por poco tiempo y sólo si no están muy flacos.

Para los terneros una buena opción es venderlos o mandarlos a capitalización, pastaje o confinamiento hasta su terminación.

Con estas estrategias se busca poner al alcance del productor opciones de manejo para reducir las posibles pérdidas ocasionadas por las variaciones climáticas de la región.

(*) - José Rosello es especialista del INTA Colonia Benítez, Chaco.