Ajuste o expansión: ¿Qué hace el gobierno?
"Los primeros meses de la actual gestión mostraban un cambio de paradigmas que se tradujeron en un primer trimestre de mejora económica, pero el Covid obligó a reconsiderar las prioridades bajo las mismas restricciones", explicó el epsecialista.
Las instancias electorales suelen caracterizarse por declaraciones altisonantes en las que la propia velocidad de la coyuntura a veces impide profundizar.
Parece oportuno intentar explicar con datos por qué este es un gobierno que expande el gasto.
El único parámetro real a la hora de analizar el gasto y su posterior ejecución es el Presupuesto.
De forma acabada y directa podemos ver ahí, entre otras cosas, cuánto se gasta y dónde se gasta, criterios esenciales para responder la pregunta génesis de este análisis.
Antes de ver la performance de este año, vale observar, a pesar de poder convertirse en spoiler, que se hizo durante el 2020. Un año que comenzó heredando una recesión prolongada, pérdida considerable del poder adquisitivo y profundización de la pobreza.
Los primeros meses de la actual gestión mostraban un cambio de paradigmas que se tradujeron en un primer trimestre de mejora económica, pero el Covid obligó a reconsiderar las prioridades bajo las mismas restricciones.
Durante el año pasado, marcado por la pandemia del coronavirus, el gasto fue tan grande que el déficit fiscal alcanzó el 6,5% del PIB.
Sólo por mencionar algunos números de lo que se hizo en el 2020, podríamos considerar las medidas con impacto fiscal que apuntaron a las personas, estas representaron una inversión de $588.588 millones, un 2,2% del PIB.
Ahí encontramos medidas como el IFE, ATP, bonos AUH, Tarjeta Alimentar o Potenciar Trabajo, entre otros. Si en cambio tomamos las medidas de créditos subsidiados, representaron un 2% del PIB.
Es evidente que se gastó mucho durante el 2020, por un lado, con la intención de proteger los sectores más vulnerables, respondiendo a las demandas sociales y por otro, generando las condiciones para el rebote de la economía y la generación de empleo que estamos empezando a observar.
Durante el 2021, se prevé que el déficit baje al 4,5% y esto es importante, porque bajarlo es fortalecer la economía y nuestra moneda. En este punto es donde se sustenta la retórica opositora, pretendiendo instalar la absurda idea de ajuste.
Hay dos caminos para reducir el rojo fiscal. Se puede, efectivamente, gastar menos, situación ejemplificada en la declaración de algún ex ministro del gobierno anterior que dijo "la salud pública no fue una prioridad" exponiendo así los recortes presupuestarios o, se puede achicar el déficit recaudando más y solo se recauda más, por la naturaleza de nuestro sistema tributario, cuando la economía funciona.
Aún si no contamos el Impuesto a las Grandes Fortunas, el fisco viene recaudando sostenidamente, mes tras mes, más de lo esperado en el presupuesto desde enero.
Ahora bien, representar al gobierno como una gestión de ajuste es mala intención o, en algunos casos, poner al discurso electoral por sobre los datos, que muestran claramente que no solo se recauda más, sino también que se gasta más.
Los mayores recursos obtenidos por la recaudación proveniente del mayor nivel de actividad también se volcaron más que lo presupuestado.
Esto se dio fundamentalmente en dos frentes, el paquete fiscal Covid y la asistencia social 2021.
Dentro de esos dos pilares de políticas, el gasto para todo el 2021 será de $615.402 millones, acá tampoco hay ajuste.
Pero con la vacunación marchando a un ritmo superior al del resto de Sudamérica y, también, a los países norteamericanos, la expansión del gasto no solo tiene que ver con el Covid, sino con una mirada de política que evidencia cual es el camino en el mediano plazo.
En este punto, y siempre mirando el Presupuesto 2021, el gasto en Educación y conectividad pasa de 1,1% a 1,3% del PIB, en Salud de 0,3% al 0,5%, en I+D del 0,2% al 0,5%.
El único ajuste se da en los intereses netos, el pago de la deuda, que bajó del 3,4% del PIB al 1,5%.
Pero sin dudas, la prueba más acabada de que este gobierno no solo no ajusta, sino todo lo contrario, pero con una mirada estratégica es lo que sucede con la Obra Pública.
Por medio de los datos de la "ley de leyes" podemos notar que el sostenimiento de la recuperación económica está pensado a través del rubro infraestructura. Allí, la inversión se duplica, pasa del 1,1% del PIB al 2,2%.
El Ministerio de Obras Pública tiene un financiamiento por 266.589,8 millones de pesos.
Lo estratégico de este punto es que el efecto multiplicador que genera el gasto en Capital tiende a ser más grande que los demás y es el pilar del Presupuesto 2021.
Según estudios locales, un aumento permanente en la inversión pública equivalente a 0,6 puntos porcentuales del PIB podría generar un aumento acumulado en el PIB real de entre 2,4% y 3,6%.
A la luz del análisis que se puede hacer observando la contundencia de los datos, corriéndonos un momento de la retórica de campaña y sin pasiones fanáticas, es indudable que este no es un gobierno de ajuste.
Muy por el contrario, cree en la expansión del gasto, con criterio, para apuntalar y sostener el crecimiento económico, que genere empleo y sea sostenible en el tiempo.