La Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL) sostuvo que la reducción del gasto público es una tarea que deberá llevarse a cabo “tarde o temprano” ante la dificultad de seguir financiándolo con nuevas subas de impuestos y la imposibilidad de bajarlos sin las consecuencias de más inflación, endeudamiento y defaults.

En la presentación de su último Boletín Mensual, el economista jefe de la entidad, Daniel Artana, advirtió sobre una de las “inconsistencias” de la campaña electoral en la que “hay figuras políticas destacadas que sugieren que es vital reducir fuertemente los impuestos”.

“Hay un pequeño problema: estos altos impuestos no alcanzan siquiera para financiar el gasto público actual”, advirtió Artana, dando a entender que ese reclamo de una baja de los tributos no puede darse sin la contrapartida de una disminución del gasto.

Para el economista, estaría “justificado” avanzar en una reducción de impuestos debido a “la elevada carga tributaria que tiene la Argentina en comparación a su nivel de desarrollo y el abuso de impuestos ineficientes”, entre los que mencionó “cheque, ingresos brutos, tasas municipales de Seguridad e Higiene”.

Pero al mismo tiempo remarcó que “para poder avanzar en reducciones de impuestos se requiere proponer reducciones de gasto, ya que la ‘magia’ de la llamada curva de Laffer no tiene aval empírico”.

La mencionada “curva”, denominada así en reconocimiento al economista Arthur Laffer, señala que debe buscarse un punto de equilibrio entre la carga impositiva y la recaudación fiscal, ya que no necesariamente la suba de la primera implicará un alza en la segunda.

Si bien esa experiencia fue llevada a cabo durante la Presidencia de Ronald Reagan, no cuenta con el aval de muchos economistas, quienes sostienen que no necesariamente una baja de la carga impositiva alentaría un aumento de la recaudación.

Artana señaló que “las licuaciones del gasto previsional y de los salarios públicos que ha realizado este gobierno para financiar parcialmente subas en otros gastos no son sostenibles”, en referencia al ajuste fiscal del primer semestre de este año, que comenzó a revertirse en julio.

En consecuencia, con una carga impositiva que a pesar de ser elevada no es suficiente para evitar la emisión monetaria y el endeudamiento y las dificultades para seguir licuando jubilaciones y haberes de empleados públicos, para Artana “tarde o temprano habrá que encarar una reducción profunda del gasto estatal”.

“Muchos observadores se asustan ante la complejidad de la tarea y su supuesto costo político, pero si no hay espacio para seguir subiendo impuestos, las opciones que se han utilizado desde 2005 hasta hoy también son costosas”, planteó.

En ese sentido, señaló que la inflación derivada del financiamiento del gasto con emisión monetaria, “agrava los problemas sociales y afecta el funcionamiento de la economía”.

Del mismo modo, no consideró recomendable recurrir al “endeudamiento externo, que primero atrasa el tipo de cambio real y luego termina en defaults”, en tanto la opción de financiamiento local, de la que se viene valiendo en los últimos meses el Ministerio de Economía, “está muy acotada y tampoco está exenta de problemas”.

“Sería mucho más útil para el futuro económico de la Argentina que se discutan propuestas para limitar el oportunismo fiscal en los años de elecciones y, mirando el largo plazo, sugerencias que permitan reducir el tamaño del gasto y el déficit fiscal”, concluyó el economista de FIEL, para quien “si ello se concretara, al menos la volatilidad macroeconómica se reduciría en forma importante”.