La política y el gas natural licuado fueron los motores excluyentes de las deliberaciones que se realizaron en la ciudad de Buenos Aires, el pasado jueves 9 de mayo, durante el VI Fórum Nacional de Energía LIDE Argentina. 

La política, porque entre los importantes participantes responsables de compañías energéticas, como Alejandro Bulgheroni de Pan American Energy (PAE), Ricardo Markous de Tecpetrol, Javier Martínez Álvares de Tenaris o Horacio Marín de YPF, coincidieron en la necesidad de ver sancionada en el Senado la ley Bases y el paquete fiscal donde se incluye el régimen de incentivo para grandes inversiones. Un blanqueo conocido por la sigla RIGI. 

Fue el presidente de YPF, Horacio Marín, el que puso en blanco sobre negro, la necesidad de esta herramienta fiscal, para concretar los proyectos de la empresa que conduce de convertirse en un exportador de GNL, a sabiendas que la inversión no es el único escollo, sino que también tendrá que prestar atención a las críticas de los defensores del cambio climático.

El presidente estadounidense, Joe Biden anunció el 26 de enero pasado la suspensión de la aprobación de una docena de nuevas autorizaciones de exportación de GNL. Además, YPF deberá estar atenta  con los movimientos de la competencia y la capacidad de la empresa petrolera para competir con industrias más desarrolladas que se sienten atraídas por la demanda en ascenso de GNL que fue uno de los combustibles cuya demanda más creció en el mundo, con una tasa acumulativa anual del 3,9% según la consultora Economía & Energía. 

Marín explicó durante su disertación que para aprovechar el desarrollo del gas natural licuado en la cuenca de Vaca Muerta que permitirá posicionar al país en el cuarto o quinto jugador de importancia a nivel mundial se necesita el blanqueo puesto a consideración de los senadores. 

Sin el RIGI, no hay proyecto de gas natural licuado. Sin RIGI no es competitivo”, enfatizó Marín, tras detallar el “Plan 4 x 4” que impulsa la petrolera estatal. La meta de YPF es liderar a la industria para que Argentina exporte USD 30.000 millones de acá a 8 años, con el foco en Vaca Muerta, definió. 

En este punto coincidió Alejandro Bulgheroni de PAE que destacó el aumento de la demanda global de gas licuado prevista para los próximos años y la posibilidad que ello abre para el país, enfatizando la importancia de estabilidad, reglas claras y una macroeconomía estable”. Esto no es posible si el Congreso no sanciona las leyes que dan previsibilidad a largo plazo”, dijo en alusión al RIGI. 

Tanta sinergia en las opiniones acerca del blanqueo se explica por la decisión de la conducción de YPF de posicionarse como la empresa abanderada para liderar los proyectos de GNL que estaban dispersos. 

El analista Fernando Heredia, Magíster en Economía política y energía de la UBA, enumeró algunos de esos proyectos en un artículo publicado en el sitio especializado, https://dialogue.earth/en/latin-america/ 

“Existen tres emprendimientos distintos en etapa de prefactibilidad. El más avanzado es el de YPF y la malaya Petronas. Contempla la construcción de tres gasoductos y una planta con capacidad de 25 millones de toneladas al año. El conglomerado internacional de GNL Excelerate Energy y la Transportadora de Gas del Sur (TGS) tienen otro plan en marcha en Bahía Blanca, al suroeste de Buenos Aires. Este proyecto es de menor escala, con un módulo inicial de 4 millones de metros cúbicos al día, aunque con el tiempo podría aumentar a cuatro módulos de la misma capacidad”. 

“Finalmente, otra de las compañías que manifestó su interés por invertir en plantas de licuefacción fue Tecpetrol, del Grupo Techint, que no dio detalles del proyecto, pero que expresó su intención de instalarse en la provincia de Río Nego”, señaló Heredia. 

Para desarrollarlos las compañías petroleras piden beneficios fiscales y estabilidad en ese punto durante 30 años y en el gobierno de La Libertad Avanza tomaron nota de los requerimientos. 

De hecho, desde la nueva conducción de YPF, una petrolera abierta al capital privado con una mayoría de acciones del Estado nacional, se promueve la unificación de todos los proyectos de GNL en el que estén trabajando el resto de las compañías privadas. 

Concentrando los esfuerzos suponen que la Argentina podrá convertirse en un participante relevante del mercado. La viabilidad de los planes depende de millonarias inversiones que, para Marín y el resto de los participantes del VI Fórum de Energía LIDE, sólo pueden provenir por la aplicación del RIGI.  

A modo de ejemplo hay que señalar que el proceso de licuefacción no es sencillo ni barato. Requiere de construir plantas que cuestan millones de dólares y gasoductos que abastezcan esas terminales portuarias y en las que también se deberá invertir además de contemplar los gastos de exploración y producción en los yacimientos.