Una luz de esperanza que ilumina a la Selección: Messi, el nuevo grupo y una victoria que sirve mucho
El primer partido del equipo de Lionel Scaloni no fue lo que se esperaba, pero ganó y eso es muy importante.
En otro momento, este partido hubiese sido una contundente derrota y una lluvia de críticas. Tal es así, que hace 5 años atrás en el arranque de las Eliminatorias Sudamericanas para clasificar al Mundial de Rusia 2018 la Argentina caía 0-2 ante este mismo rival, de local en el Monumental y con la vieja normalidad del público en las tribunas. Todo era decepción y un comienzo terrible para el transcurso de un torneo sudamericano que fue completamente cuesta arriba para la Selección.
Ayer el equipo de Scaloni no brilló. De hecho, la actuación fue regular en una Bombonera que contó con todos los medios para hacerlo, salvo el clamor de la hinchada por el contexto que vivimos.
Le costó en la creación de juego y se notó la Messi-dependencia como tantas veces. Falta de volumen y sin explosión de principio a fin. Tampoco los cambios modificaron el desarrollo del partido, que, quizás, pedía otra cosa. Hay mucha tierra que barrer y muchos aspectos que hay que mejorar porque la camiseta de la Selección Argentina exige ser protagonista y competir al más alto nivel.
Sin embargo, no podemos olvidarnos de dónde venimos y, también, en donde estamos parados. Cuatro entrenadores en un corto período de tiempo, un Mundial tortuoso con un final previsible y la idea de un recambio que llevó a cortar protagonistas de gran renombre en los últimos años.
Desde este difícil escenario, Lionel Scaloni, un entrenador con muy poca experiencia, tiene la importante responsabilidad de hacer flamear la bandera Argentina en lo más alto. O, por lo menos, sentar una base de cara al futuro en un mundo convulsionado por las consecuencias de la pandemia por coronavirus que afectó a todos por igual.
El equipo fue ordenado estructuralmente, ganó y eso es primordial. Quizás algunos dirán que es conformarse con poco porque se esperaba mucho más, pero está claro que construir ganando es mucho más fácil. Enfrentar la crítica despiadada desde una derrota dolorosa contra un rival menor hubiese sido un problema enorme. Las victorias dan oxigeno y, en un país en donde ganar es lo único que importa, es sumamente destacable. Así como asentar un grupo, un plantel y empezar. Comenzar de cero. Y con el mejor del mundo en un grado de madurez excepcional luego de estos años turbulentos tirando de la soga. Porque eso también es fundamental.
Por si no lo viste: mirá el resumen del partido