Por Juan José Moro (*)

Confieso que si ser amigos es realizar cientos de notas exclusivas, manifestar admiración, hablar sin tapujos sobre temas futbolísticos que no salen a la luz, una mutua relación afectuosa y sincera, podría afirmar que mantuvimos ese sentimiento llamado amistad. Estuve 5 años en la campaña de Boca por Mitre y lo entrevistaba en todos los partidos . Jamás una contrariedad. Máximo respeto, humilde, cordial, educado, confidente.

Llega un momento en que interesa más el ser humano que el crack que fue. El mejor lateral izquierdo de la historia del fútbol argentino ; en ese tiempo un 3, cuando los equipos se anunciaban por el arquero, dos zagueros, tres en la línea media y 5 en "la delantera" . En Boca era una costumbre: Roma, Silvero y Marzolini o Roma , Melendez Calderon y Marzolini. Este último compañero de "zaga", un marcador central de un nivel superlativo.

Era un placer ver al dueño de la franja izquierda, ser el propietario exclusivo de ese sector, sin arriesgar demasiado para no descuidar la marca. Un jugador de los que es muy difícil encontrar.

En la Selección, Mundiales de Chile a Inglaterra, respectivamente compartió con dos centrales de excepción : José Ramos Delgado y Roberto Perfumo. Ganó 6 títulos con Boca como jugador, y uno como entrenador, en el famoso equipo del 81 con el debut de Diego Maradona .

En algún momento no lo supieron retener y dirigió las inferiores de Banfield. Estuve varias veces allí con el, y era acorde con su personalidad, el tratamiento paternal y didáctico que que tenía para con sus jugadores. De su trabajo, surgieron Paletta, Datolo y Dario Cvitanich, quienes curiosamente, todos fueron transferidos a Boca. Simplemente circunstancial.

Aún tengo en la retina, una de esas vistas que quedan grabadas para siempre en las retinas. Boca había sido derrotado por River en la Bombonera, el Palco Oficial hacía varios minutos que había quedado desierto, me dispuse a salir del mismo, y la vista se desvía hacia arriba porque había ocupantes. Eran dos. Creo que uno era Nicolas Novello y el otro, con seguridad, Silvio Marzolini. Me detengo a observar, y veo el rostro del ex número 3, con la mirada perdida en el horizonte y los ojos cubiertos de lagrimas.

Creo que está sola imagen, sería la Sintesis de un profesional que amaba a su club de siempre. Pese a su origen en Ferro, club desde donde llegó con Antonio Roma, en una adquisición realizada por Alberto J. Armando, el corazón de Silvio estaba anclado allí.

(*) Periodista de Radio Rivadavia.