No termina de armarse la Selección Sub 20. Es como si el debut en el Mundial ante Uzbekistán hubiera sido una continuidad de las muchas de las incógnitas que habían quedado tras la fallida actuación en el Sudamericano, y la mayoría de ellas vinculadas a las decisiones del entrenador Javier Mascherano que a las prestaciones de los futbolistas.

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El triunfo por 2-1 finalmente fue justo, especialmente porque los uzbekos bajaron mucho su nivel en el complemento, pero no se puede obviar algunas cuestiones que preocuparon en el pasado y que ahora alertan de cara al futuro.

No se entiende demasiado por qué Mascherano elige jugar con dos cincos clásicos, estáticos, pegaditos, en lugar de hacerlo con volantes mixtos que pueden circular y sorprender en diferentes posiciones, especialmente cuando en el plantel tiene varios futbolistas que podrían hacer eso a la perfección.

Sub 20: lo mejor y lo peor del debut argentino en el Mundial

Pero no: Mascherano, como si el equipo fuera una prolongación de su carrera cuando jugaba a la pelota, pone dos cincos posicionales y con nula movilidad. Esta decisión, que fue muy importante en el Sudamericano y que parece que lo será en el Mundial, condiciona a la defensa y al ataque porque impregna a los otros ocho jugadores de campo. Con los uzbekos arrancó con Tanlongo y Perrone en ese lugar y después siguió con Miramón y Redondo. Y los problemas del equipo nacieron en estas asociaciones
fallidas.

Hay que decir que ya no se juega más con un doble cinco clásico, salvo honrosas excepciones. Los equipos que lo hacen son aquellos que se consideran inferiores individualmente a sus adversarios, y este no parece ser el caso del equipo argentino, que tiene sobrado talento en la mitad de la cancha como para jugar de otra manera.

Sub 20: lo mejor y lo peor del debut argentino en el Mundial

Esta decisión vital de Mascherano, decíamos, condiciona a la defensa, que duda permanentemente entre achicar hacia adelante o agrandar hacia atrás. Y en esa duda aparecen las oportunidades para los rivales, especialmente cuando lanzan pelotas cruzadas.

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De tres cuartos de cancha para adelante Argentina no parece tener demasiados problemas porque le sobra talento. El segundo gol fue, por ejemplo, una hermosa combinación entre Soulé, Barco y Carboni. Pero hay que decir también que no se vio una idea de juego asociado, un concepto; y que las ambiciones del equipo descansaron especialmente en la impronta de los jugadores, en las apariciones espasmódicas para desarticular a los rivales y en el talento.

No fue un gran debut de Argentina. Quedaron algunas dudas con el arquero, pocas dudas con la defensa, muchas dudas con el doble cinco y apenas algunas certezas de tres cuartos de cancha para adelante. Argentina ganó y cumplió con su primer objetivo. Ahora debe empezar a mostrar que tiene jugadores y un plan de juego como para soñar con un título que por ahora parece complicado.