Sin tiempo de trabajo, Argentina tiene que desterrar el "equipo que gana no se toca"
Lionel Scaloni decidió repetir el mediocampo que había tenido una buena actuación en el histórico triunfo sobre Bolivia.
Por Diego Provenzano
Una de las frases hechas más asociadas al éxito deportivo debe ser la que reza que "equipo que gana no se toca", pero ante la falta de tiempo de trabajo, la Selección argentina debe tratar de no caer en esa tentación, porque puede ocurrirle de ser descifrado fácilmente, como le ocurrió ante Paraguay que se llevó un empate de Buenos Aires.
Más allá de la ausencia de Nicolás Tagliafico, el entrenador Lionel Scaloni decidió repetir el mediocampo que había tenido una buena actuación en el histórico triunfo sobre Bolivia en la altura de La Paz, con Exequiel Palacios de entrada.
Pero claro, el estudioso Eduardo Berizzo, que sabía que tenía que evitar la circulación de la pelota internamente, decidió liberar a los centrales, los invitó a avanzar y entrar en la jaula guaraní, mientras presionaba muy fuerte sobre los posibles receptores.
Apenas un par de dualidades por las bandas hicieron tambalear la dura defensa guaraní, que cristalizó su buen arranque con la apilada de Almirón, que derivó en el penal convertido por Romero.
El golpe de suerte que pudo modificar la estructura del partido fue la lesión de Palacios, que mandó a la cancha a Giovanni Lo Celso, que rápidamente encontró el lugar para hacer daño a la telaraña de Paraguay.
Palacios intentaba ser primer pase y Lo Celso se ubicó detrás de Gastón Giménez, lo que le representó un vacío a la defensa de Paraguay.
El mediocampista del Tottenham de Inglaterra metió el centro para el empate de González -párrafo aparte para su gran producción en una posición improvisada- y también asistió a Messi en el gol anulado por el VAR, con un pase atrás "copyright" de Jordi Alba en Barcelona.
Lautaro Martínez estuvo bastante contenido en el primer tiempo por la dupla Gustavo Gómez-Balbuena, pero en el complemento estuvo más participativo, pero sin efectividad en las tres que tuvo, donde el arquero Anthony Silva le ganó el duelo.
A la Argentina le volvió a faltar volumen de juego, un déficit que ya había mostrado contra Ecuador y Bolivia, y que deberá mejorar porque la mayoría de los rivales, buscarán hacerle planteos similares.
Habrá que llevarse como lección que lo que puede salir en un contexto y ante un rival determinado, es difícil de replicar tiempo después, con el agravante de la falta de entrenamientos para resolver tácticamente, cuando la jerarquía no alcanza.