La Selección argentina venció esta noche por 1 a 0 a Paraguay, por la tercera fecha de las Eliminatorias sudamericanas rumbo al Mundial 2026, en un partido que mostró la mejor cara del conjunto de Lionel Scaloni, quien logró conformar un equipo que hace rato dejó de ser dependiente del capitán Lionel Messi.

Es que Argentina hoy es mucho más que el seleccionado en el que deslumbra el mejor jugador del mundo. Y si quedaban dudas, el primer tiempo del encuentro ante Paraguay se encargó de disiparlas.

El técnico armó un equipo que sabe aprovechar la presencia de Messi, pero lo más importante es que también aprendió a disimular su ausencia. Si se tiene en cuenta la edad de la "Pulga", se trata de la mejor noticia que se puede dar.

La Selección se lució en la etapa inicial y no solo no extrañó a su capitán, tampoco sufrió la falta de Ángel Di María. Eso solo se puede explicar a partir del juego, más allá del gran momento que atraviesan individualmente la mayoría de los futbolistas del plantel cuando se ponen la camiseta celeste y blanca.

En el arco ya no tiene un arquero, tiene un emblema como Emiliano "Dibu" Martínez que hasta se anima a bailar con la gente en la previa de un partido de Eliminatorias. 

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La defensa sale de memoria, con dos laterales que entienden a la perfección qué tienen que hacer y cuándo tienen que hacerlo, mientras la zaga central se las ingenia para combatir a los delanteros rivales con grandes intervenciones que levantan hasta al último hincha presente en las tribunas.

Y el mediocampo brilla. A veces más o a veces menos, pero Argentina tiene jugadores que pareciera que se entrenan juntos absolutamente todos los días. Juegan de memoria, se entienden sin mirarse y se potencian unos a otros.

Si faltaba algo, Scaloni hizo convivir en el ataque a Lautaro Martínez y a Julián Álvarez, de presentes extraordinarios en Europa, y ellos demostraron que no solo pueden jugar juntos, sino que pueden hacerlo de la mejor manera.

La Selección argentina de Scaloni ganó todo lo que podía ganar, pero sigue teniendo hambre. No escatima piernas, jamás baja la intensidad y hasta se da el lujo de prescindir de un fuera de serie, en caso de ser necesario.

Messi es Messi y lo será hasta el último día que pise una cancha. Siempre será un placer verlo en la Selección argentina y no cabe duda de que es un pieza vital para el campeón del mundo. Sin embargo, habrá vida después de Messi. No es un dato menor, porque eso hará que él pueda disfrutar mucho más. Y el fútbol también.