Por Martin Perazzo (*)

Al final los dirigentes cumplieron con su objetivo. El fútbol argentino llegó al 30 de junio sin actividad, sin entrenamientos, sin protocolos aprobados, sin fechas claras de regreso, enlodado en la incertidumbre del Covid-19, arrastrando los pies en la quietud del AMBA, y dejando sin contratos alrededor de 2 mil jugadores y jugadoras profesionales que se desempeñan en la Liga Profesional, el Ascenso y la primera división femenina.

A esos protagonistas que quedaron colgados de la incertidumbre, hay que sumarle a la Primera D, la segunda división del fútbol femenino y los torneos regionales, con lo que la cifra asciende a más de cuatro mil futbolistas sin contrato. Aunque AFA y Agremiados hayan anunciado como un logro faraónico, el flaco seguro de desempleo que les darán hasta fin de año.

El letargo del fútbol argentino prendió la alarma de los entrenadores y dirigentes de equipos que juegan copas internacionales. Todos los rivales de los argentinos ya empezaron a entrenar o terminaron los testeos del Covid-19 para la vuelta a los movimientos grupales. Mientras tanto los nuestros tienen licencia o se mueven particularmente bajo la incertidumbre que desalienta cualquier iniciativa.

La vuelta es una quimera. La TV confirmó el pago de julio, pero no hay certezas sobre el abono de lo que falta del año. Gallardo sigue en la soledad pública de su pelea por volver a entrenar, aunque puertas adentro todos los equipos que juegan Copas, mas Atlético Tucumán, Godoy Cruz y Talleres de Córdoba, se van acorazando y le piden a Tinelli más acción para activar el regreso, mientras el conductor anda mas ocupado en temas personales y televisivos, que en la reanudación de los entrenamientos.

La interna crece entre los que manejan la nueva vieja Liga profesional, y entre la misma Liga y la AFA. La casa madre del futbol argentino definió en estos días que también tendrá el manejo comercial del Torneo, lo que sumado a la administración, lo deportivo, mas la eliminación del control económico de los clubes, le quitaría toda autonomía a la Liga Profesional, dejando el poder absoluto en la AFA. Estas decisiones despertaron un mal humor interno entre dirigentes a los que les habían prometido formar parte de comisiones del área comercial y el marketing de la Liga, cosa que se disolvió antes de nacer.

Así anda el fútbol argentino por estas horas. Encuarentenado en la interna política, las peleas de poder, las promesas incumplidas, los jugadores libres de Covid-19, y una inacción que desespera sin fecha de regreso.

(*) Relator de Radio Rivadavia y TyC Sports. @perazzomartin