Los más de 15 mil privilegiados que pudieron este sábado estar en Porto para la final de la Liga de Campeones vivieron una jornada lo más cercana posible a la "vieja" normalidad, porque entre las peleas entre los "barras" de ambos equipos y el poco uso del barbijo recordaron las escenas previas a la pandemia de coronavirus.

En toda la previa en las afueras del estadio "Do Dragao", se repitieron los abrazos, el compartir vasos de cerveza, los canticos característicos de dos equipos muy pasionales de Inglaterra, quizás por el grito que estuvo contenido durante más de trece meses.

Es que este tipo de situaciones no se veían en un partido de la magnitud de una final de Champions desde hace muchísimo tiempo, tanto lo bueno, como lo malo.

Porque las primeras imágenes que circularon a través de las redes sociales fueron las peleas en las calles de Porto entre algunos hooligans ingleses, que según trascendió eran unos 200 que llegaron pese a que tenían prohibición de ingresar a los estadios.

Más allá de esos momentos violentos de la previa, dentro del estadio el comportamiento del público fue ejemplar.

Principalmente porque se mantuvo la distancia entre los asientos, sin invadir espacios, y después por los momentos de incertidumbre y emoción que se vivieron, que a veces hacen equivocarse a los más revoltosos.

Fue una fiesta del deporte y el fútbol que hizo volver a esos momentos que tanto se extrañan y que parecen tan lejanos de este lado del planeta.

La "vieja" normalidad volvió en la Champions: peleas de barras y poco uso de barbijo en Portugal