Una mezcla de sensaciones les dejó a los integrantes del plantel futbolístico de Muñiz la manera de la que se salvó de descender a un sitio muy parecido a la desaparición o inexistencia.

Último en la división más baja del fútbol argentino, ese era su destino.

Al haberse suprimido los descensos de categoría por dos años, se salvó.

Pero, claro, no lo pudo pelear ni demostrar dentro de un campo de juego, lo que hubiera sido motivo de orgullo para todo aquel que participa de una cuestión que al fin y al cabo es lúdica.

Según las Noticias Asombrosas, el "Rayo rojo" nutre su equipo de changarines.

La campaña de la Primera D quedó paralizada cuando ese equipo había ganado su clásico, frente a Juventud Unida.

Primera D : MUÑIZ 1 - 0 JUVENTUD UNIDA | (El Gol)

Y en las ocho fechas que restaban por disputarse quedaba por verse si se salvaba de la ignominiosa desafiliación, padecimiento por el que había pasado en seis ocasiones: 1964 y en las temporadas 1990-1991, 1994-1995, 2001/2002, 2005/2006 y 2009/2010.

Lucas Merani, el capitán, explicó las sensaciones encontradas.

En especial, la frustración.

Porque todo quien juega allí conoce a la perfección, tanto como su almohada, "el sueño del pibe".

Y anhela pasar alguna vez a algún club de categoría más alta, que pueda abonarle ese sueldo "soñado".

"El club se portó de diez y pagó todo", expresó Merani.

Es que allí, los mayores pueden cobrar entre 10 y 15 mil pesos, no más que eso".

En tanto que los chicos que recién arrancan, "reciben mil o dos mil pesos".

Ellos son trabajadores.

Y la nota de NA lo contó con todos los detalles.

Merani, el capitán, gestiona un gimnasio familiar.

Pero están en el plantel un chofer de Cabify, un tatuador y numerosos changarines, aquellos que realizan tareas ocasionales: desde cortar el pasto hasta ayudar a un mecánico.

Son, entonces, algunos más de los componentes de la denominada economía informal, tan castigada en tiempos de pandemia.

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La salvación del "Changarín"