La Justicia de Cardiff declaró culpable por mayoría a David Henderson por haber organizado el vuelo en el que murieron el futbolista argentino Emiliano Sala y el piloto David Ibbotson, en enero de 2019, sin tener los permisos necesarios para ello.

Henderson estaba acusado del delito de "poner en peligro la seguridad de la aeronave" y la pena se conocerá el próximo 12 de noviembre. Según determinó la Justicia, Henderson era la persona encargada de organizar los viajes de la avioneta que se precipitó el 21 de enero de 2019 al Canal de la Mancha mientras Sala viajaba de Nantes, en Francia, a Cardiff para sumarse como refuerzo al club galés.

El abogado de la acusación, Martin Goudie, argumentó que fue "negligente" y que "puso sus negocios por encima de la seguridad de los pasajeros al contratar a pilotos sin la calificación necesaria para volar o no competentes para completar determinados vuelos".

Lo que se certificó es que Henderson sabía las irregularidades que el piloto Ibbotson, cuyo cuerpo nunca se encontró, tenía respecto de este tipo de vuelos, ya que no poseían las licencias necesarias para operar comercialmente.

Eso lo reveló en marzo pasado un informe del Departamento de investigación de accidentes aéreos del Reino Unido (AAIB) sobre el trágico accidente: Ibbotson perdió el control de la aeronave durante un giro, lo que era "más probable" que pasara porque el vuelo "no se realizó de acuerdo con los estándares de seguridad aplicables a una operación comercial".

Además, la dueña de la avioneta, Fay Keely, pidió seis meses antes que el piloto no continuará al mando de la aeronave porque había sido alertada de dos infracciones por las autoridades aéreas británicas.

Así lo demuestra un mensaje de texto enviado por la mujer: "No tengo mucha confianza en cómo trata a la aeronave. Creo que lo mejor sería que no la pilotara de nuevo", escribió el 6 de julio de 2018.

"Dejé claro que no debería volar la aeronave", afirmó durante el juicio, aunque Henderson aseguró en su defensa que la había convencido mediante una llamada telefónica que Keely dijo no recordar.