Jugar o no jugar, esa es la cuestión
Noticias de la pandemia y la psicosis. El fútbol es un espectáculo y el show debe continuar. Allí no hay solidaridad que valga, solo obediencias. Y si los protagonistas protestan, la respuesta es una sola: ¡Jódanse!
La pandemia de coronavirus generó una psicosis. Todos lo saben ya.
El fútbol parece un mundo encapsulado.
Primero pintaba para ser el único deporte que no suspendía sus actividades.
Luego, quitaron al público de en medio.
Dejaron a los futbolistas, árbitros, mínima custodia y a la prensa, más cuerpos técnicos y comitivas.
River se plantó porque tuvo un caso y lo explicó muy bien.
No tuvo solidaridades.
No se estila en el viscoso mundo del "balompie".
Los hinchas, siempre perjudicados.
Pagan una cuota social para asistir al estadio y, si quieren ver los partidos tienen que volver a sacar la billetera. Una, dos veces. Se necesita un servicio de cable y un adicional. Esta situación no escapó a los ojos presidenciales. Alberto Fernández habló al respecto la noche del domingo 15 de marzo y el fútbol volvería a ser para todos. Los goles dejarían de estar secuestrados.
Pero los que se quejaron fuerte son los jugadores.
Su gremio, una vez más, apeló a un "sijulismo" que en estos tiempos vendría a ser lo mismo pero con otro nombre.
Protestaron por las redes sociales.
"Somos personas, detrás nuestro hay familias, ancianos, chiquitos", escribió uno.
Nadie los leyó ni los escuchó.
De modo que siguen jugando.
A su manera, claro.
¿Los vio anoche a los de Aldosivi y Racing discutiendo fuerte cara a cara, piel con piel?
Y, fíjese si será un "deporte de contacto" que Alan Ruiz se tomó muy al pie de la letra eso de utilizar el codo. No solamente lo usó para el saludo inicial o para los estornudos. También se lo estampó en el rostro a un rival y vio la tarjeta roja sobre el final.