Lejos en el tiempo, o no tanto, quedaron los Juegos Olímpicos del Covid. Es que fueron apenas tres años los que hubo que esperar para volver a tener otra experiencia olímpica. Ahora, París 2024.

La capital francesa no merece demasiada presentación. A no ser que se la encuentre totalmente distinta, como nunca.

El centro neurálgico está totalmente cambiado a lo que los turistas están acostumbrados a ver de la ciudad que está entre las cinco más visitadas del mundo (ranking hoy tergiversado por la ola de vuelos hacia Estambul y Dubai).

Nadie que no esté autorizado previamente mediante inscripción puede caminar por la vera del Río Sena, por el Trocadero o las adyacencias del Museo de Louvre (este, sí, el más concurrido del planeta). ¿Vehículos? Solo bicicletas.

Todos esos inconvenientes quedarán opacados cuando nos deje sin palabras la propia Ceremonia Inaugural, la primera de la historia de los Juegos Olímpicos modernos fuera de un estadio.

Aunque, también es cierto, algo de eso pasó en los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018 cuando todas las molestias en la 9 de Julio pasaron al olvido tras una fiesta que recorrió el mundo.

En ese marco, Argentina intentará volver a llamar la atención, pero ya en el campo de juego y ante las máximas potencias del deporte. La tarea no será sencilla.