Juegos olímpicos: del vestuario femenino trascienden intimidades antes tabúes
Temas personales que antes se hablaban en voz baja, como el período, los anticonceptivos y el dilema de la mujer de sacrificar el deporte para ser madres, hoy son menos tabúes.
Las 5.250 atletas olímpicas ya están en cancha en París, por primera vez en la historia en paridad de género.
Hoy, inclusive, las charlas en los vestuarios de las mujeres dejaron de ser en voz tan baja y trascienden las cuatro paredes para instalarse en la afición como temas normales que son.
Hablan sin tanto tapujo de cómo se sienten cuando les viene el período menstrual, de cómo se cuidan para las relaciones sexuales y hasta qué punto quedar embarazadas puede interferir con los objetivos de sus carreras deportivas.
Intercambian experiencias respecto de presiones familiares y sociales para tener hijos como tradicional mandato de la mujer, sobre todo en la plenitud física y de edad por la que atraviesan.
Esta vez aquellos antaño tabúes de género trascienden gracias a que dejaron de ser tales ahora y pueden ser compartidos, liberadas de prejuicios, y tres protagonistas olímpicas, una en plena competencia en estos Juegos, como la tres veces medallista panamericana en tiro, Fernanda Russo, otra galardonada junto a la selección Argentina de Hockey Las Leonas, que este año no participa, como Victoria Granatto, y las mellizas subcampeonas con la selección argentina en el Mundial de beach handball, Mica y Fiore Corimberto,
La presidenta de WINN (Women in the News Network), Gabriela Olivan, lideró en el marco de la red que agrupa a 5.000 periodistas iberoamericanas y encabezó una compulsa entre mujeres deportistas sobre cómo viven íntimamente la paridad de género..
Reconocen, así, con algo de timidez, que hubo avances en el rezago que traían de equidad respecto de los varones, tanto en el plano de la alta competencia deportiva, como en cuanto a la comunicación de noticias relacionadas con ellas o con los deportes femeninos.
Recuerdan que aún ellas mismas manejan ciertos pruritos hacia "pormenores de género" porque pueden interpretarse como signos de debilidad.
Digestión de leona
La Leona Victoria Granatto cuenta, en ese aspecto, que la procesión le va por dentro a cualquier deportista, sea mujer u hombre: "Hay un trabajo invisible que sólo nosotros conocemos, lo que hacemos cuando levantamos la copa o cuando perdemos una final, o lo que sea".
Las lágrimas pueden representar alegrías cuando se gana o tristeza cuando se pierde. "Pero muchas veces son de decir para atrás, yo hice esto, hice esto, hice esto, hice esto", acota.
Trae a colación un recuerdo del podio de los juegos pasados de Tokio. "Tengo una foto donde miraba la medalla olímpica y lloraba, pero nadie, salvo yo, sabe que era porque no había podido salir campeona olímpica, y porque desde entonces rebobiné que me había levantado durante tres años a las cinco de la mañana para cumplir con ese deseo. El público no puede ver que, además de la medalla, que era hermosa, logré así decirme: ´Me superé a mí misma´".
Las mellizas Mica y Fiore Corimberto, a los 22 años, ya salieron subcampeonas con la selección argentina en el Mundial de beach handball. Juegan handball desde los 8 años y entrenaban en paralelo a cursar la escuela primaria, secundaria y superior.
Tránsitos hormonales
Confiesan que tuvieron que aprender, dentro del vértigo de la alta competencia, a transitar el pase de niñas a adolescentes y ahora a mujeres, con la cohibición a cuestas de hablar naturalmente de lo que sucedía en su cuerpo con las hormonas.
Así, reconocen que muchas veces sentían pudor en transmitirle al coach o al preparador físico que estaban con el período menstrual.
Mica lo explica así: "La menstruación genera cosas a las deportistas profesionales, por ahí estás en un entrenamiento y sentís como que no rendís, o algo así, porque por más que no quieras, a veces te afecta, siempre lo decimos y es bueno comunicarlo también cuando estás en esos días, no sé, a tu compañera, al cuerpo técnico: mira, estoy indispuesta. O por ahí tenemos una competencia y nos preguntamos, a quién le va a venir, o a quién no en el momento de competencia, quién ya pasó. Porque son cosas importantes como para saber también cómo manejarlas en un partido".
Remarca Fiore que “si una está indispuesta es importante que lo diga, porque las hormonas no saben para dónde pueden disparar. Y el humor, por eso, por el humor, o sea, ya por lo menos el cuerpo técnico lo sabe, y sabe, bueno, en vez de decirte algo, dicen, por ahí las hormonas están haciendo que esta persona hoy en día esté así. Obvio”.
Y también es importante que, más que nada, el preparador físico lo sepa, porque "al tener el rendimiento bajo, también te puede traer muchas lesiones a la hora de estar así. Otro riesgo cuando se está con defensas más bajas, es forzar un rendimiento más alto al cuerpo y exponerlo".
Son intimidades femeninas que se terminan acomodando: "Yo lo digo en voz alta, si el profe no quiere escuchar que se tape los oídos", dice Mica.
Admiten, sin embargo, que el período puede un poco jugar contra en el rendimiento. "Puede llegar a afectarte o no, hay algunas que les afecta más que otras, por ahí hay otras que..., yo sí soy mala, es una excusa, es mentira lo mío, debería agarrar la pesita igual. Todo se entrena, esto de estar indispuesta también, es entrenarse una misma para sobrellevarlo con la mayor normalidad posible", advierte la otra melliza.
Diálogos extradeportivos
El vestuario también invita muchas veces a mantener diálogos extradeportivos, como cuando alguna saca el tema de la maternidad.
Las mellizas Corimberto recuerdan que en Brasil salió el tema porque había vuelto una jugadora local, ya con su hija nacida, a integrar su selección en el máximo certamen.
Otra barrera no menor a superar por una mujer deportista es el mandato social a ser madres, y justo el lapso biológico más propicio se superpone con el de maduración de la carrera deportiva, incluido el creciente sacrificio que exige.
La Leona Granatto apunta que "hoy en día, gracias a toda esta oleada de mujeres que van abriendo camino y van hablando un montón de cosas, creo que se dejan atrás viejos tabúes. Si hoy tuviese 15 años, estuviese en el club y necesitara decirle a mi entrenador, mirá, hoy me pasa esto, me sería mucho menos difícil poder expresarme. Hace 15 años no se hablaban estas cosas de las mujeres, no menstruábamos porque parece que no pasaba. Claro, éramos como robots".
Sin embargo, las deportistas “tendrían la opción, por ejemplo, de no ser madres y dedicarse ciento por ciento al deporte, lo cual lleva a tomar decisiones de, por ejemplo, la anticoncepción y de qué manera", subraya.
Granatto sostiene que "la libertad de planificar y el sacrificio que exige la carrera deportiva no son compatibles".
Aunque admite que hay "superheroínas como Rochi Sánchez o Belén Suchi, que son Leonas, y que tuvieron hijos".
De Rochi dice que "hizo una cosa increíble, que la tuvo a Francesca, pasaron cinco meses, jugó Tokio e hizo plata olímpica, hoy es capitana de las Leonas, y abanderada, o sea, me parece que su carrera da para sacarse el sombrero".
Pero en seguida aclara que "lo de ella me parece un caso medio extraordinario, lo de Belú también; igual en un momento cuando quedó embarazada, se tomó un tiempo, pero Rochi la tuvo a Fran, pasaron unos meses y llegó impecable al juego olímpico".
Aunque le parezca "espectacular, admirable", deja sentado que "es verdad que durante tu carrera, a diferencia de los varones, que pueden seguir con su carrera porque tienen esposas, hijos por fuera, que pueden seguir entrenando, pero para nosotras no es así". Y resalta lo "muy difícil que es poder congeniarlo".
Limitaciones de edad
Como atenuante expresa que, aparte, hoy en la sociedad las mujeres tienen hijos un poco más tarde y también dentro del deporte se piensa que "si quiero tener hijos va a ser cuando me retire. Y muchas veces se da a los 30, a los 35, a los 37".
Para Vicky, planificar es posible, con educación, con recursos, pero advierte que es muy difícil porque el cuerpo de la deportista tiene que albergar esa realidad. Y además "la elección de, por ejemplo, no ser madre por dedicarte ciento por ciento al deporte, también lleva a tomar decisiones de, por ejemplo, la anticoncepción y de qué manera".
"Las pastillas anticonceptivas son las que te dicen que hay que tomar, pero nunca tuve el espacio ni alguien que me estuviese explicando por qué y cómo esto me podían afectar o no. Es, como mis amigas toman esto, yo hago lo mismo. Entonces, es lo que hablábamos de la educación sexual que no tenemos".
Además de las píldoras anticonceptivas, que por ser hormonas pueden afectarles el rendimiento, las atletas de alto rendimiento, sin embargo, suelen inclinarse por el SIU (Sistema Intra Uterino) un anticonceptivo de larga duración que reduce los sangrados menstruales y disminuye la anemia.
Como el SIU, o DIU hormonal, es un dispositivo pequeño, flexible, en forma de T, con un depósito que contiene una hormona similar a la progesterona, el médico lo coloca fácilmente en el útero.
No menos importante para las mujeres deportistas es afrontar los mandatos familiares de tener hijos, y en algunos casos, como el de Vicky, se resuelven con una consulta, que ante la simple respuesta "yo esto no lo pienso hoy", se evitar volver sobre el asunto.
"Particularmente siempre pensé que tenía que tener hijos, como un: ´tengo que tener hijos porque soy mujer´. Pero a medida que fui creciendo y respetándome a mí y mi deseo, conociendo mi deseo y un montón de cosas, es que digo, no, hoy no. Hoy no quiero, en el futuro se verá".
Menciona asimismo el hecho de tener posibilidades de congelar óvulos, por ejemplo, y decir, en tres años se intenta. "Si quiero, claro, seguir siendo libre, planificarlo tal vez me haga más libre. Pero sí, es verdad, este mandato constante de la sociedad, porque tengo compañeras de hockey que dicen, en realidad no quiero ahora, pero ya tengo 35, 34, entonces".
Vicky reconoce la existencia de una sutil pero constante “presión” de la sociedad.
“Tengo compañeras de hockey que dicen, en realidad no quiero ahora, pero ya tengo 35, 34, entonces".
En el caso de Fernanda Russo, por ahora ese dilema de los mandatos familiares aclara que no se le presentó.
El éxito deportivo la llevó a radicar a fin del año pasado a la ciudad de Kempten, en los Alpes de Alemania, y competir para un equipo local de la única liga profesional que existe en el mundo de tiro deportivo.
De modo que la decisión de formar familia no figura aún en su agenda.
Ahora en los JJOO de París, viene de una actuación decisiva en el ascenso a la Primera División de la Bundesliga alemana del club que la contrató.
Afirma estar satisfecha de disfrutar de la descompresión que significa “sentirse en un lugar en el que no hay distinción de género”, como lo sintetiza, si bien admite que se maneja mucha presión, o sea, “el nivel de hinchada que concurre a los estadios en los matches de la máxima categoría es a veces parecido al de los partidos de fútbol”, destaca.
Y que, en esas condiciones, afronta la experiencia de competir en un ambiente ruidoso y con bullicio en una disciplina que necesita de extrema concentración al momento de efectuar los tiros.