Por Diego Provenzano.

Para los "resultadistas", esa rama del fútbol que marca la dicotomía en la "grandeza" de un jugador o equipo, la Copa América 2020 que se iniciaba hoy con organización de Argentina y Colombia, si la pandemia del coronavirus no obligaba a su aplazo por un año, era una de las últimas oportunidades para el astro Lionel Messi de conseguir un título con la Selección mayor.

Este viernes 12 de junio a las 20:00 y frente a Chile, paradójicamente su verdugo en las dos últimas chances más importantes que tuvo la "Pulga" rosarina en las finales de Copa América 2015 y 2016, el estadio "Monumental" hubiese visto el puntapié inicial de su enésima chance.

Consagrado en el Olimpo del fútbol mundial por años de perdurar como el mejor en los principales niveles, a Messi todavía se le reclama ese título con la Selección mayor, que incluso en el Mundial Brasil 2014 celebró el subcampeonato y lo vivido durante todo ese mes en tierras "enemigas".

Campeón del Mundial sub 20 en Holanda 2005 y medallista dorado en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 -con un combinado sub 23-, Messi es apuntado principalmente por la sequía albiceleste, que a nivel mayor se remonta hasta la Copa América 1993, en Ecuador.

"La Copa América iba a ser una gran ocasión para mí este año y estaba extremadamente emocionado de competir en ella de nuevo. Fue duro cuando supe que sería pospuesta", admitió Messi hace dos semanas, durante una serie especial de la marca deportiva que lo patrocina, donde atletas de distintas disciplinas buscan ayudarse para mantener una mentalidad positiva durante la pandemia del coronavirus.

A sus 32 años, lo que acorta sus oportunidades de ¿alcanzar? a Diego Maradona en la consideración de ese grupo que le reclama un título para hacerlo, Messi tenía una "gran ilusión" por este torneo.

Máximo ganador del "Balón de Oro" en la historia, en seis oportunidades, Messi sabe que la Copa América 2019 en Brasil sembró la base de esa ilusión que le generaba ahora.

Porque desde la conducción de Lionel Scaloni, la Selección argentina había ganado una identidad y salir de esa "Messi- dependencia" que se le suele achacar.

La localía, más allá que la final estaba estipulada en Colombia, era un plus que Messi estaba dispuesto a intentar modificar tras la frustrante experiencia de la Copa América 2011, cuando "rompió" la idolatría con muchos hinchas que se sintieron decepcionados.

Con el Mundial de Qatar 2022 en el horizonte -lejano todavía-, la Copa América aparece como esa oportunidad que Messi, ante cada decepción, se pone entre ceja y ceja para responder a sus detractores y romper, como tantas otras veces, un récord.