A la Selección argentina, de un tiempo a esta parte, parece que todo le cuesta el doble. Es cierto que jamás nadie le regaló nada, pero el talento individual siempre lo hizo resolver situaciones que se le planteaban. Pero cada vez más, en este fútbol moderno, se requieren otras armas desde la concepción del juego y no solo la magia que puede aportar Lionel Messi.

Argentina genera situaciones, es cierto, le pasó en los tres partidos de esta ventana internacional, pero que no haya podido ganar ninguno de ellos es un signo de alarma. Porque esa peligrosa costumbre de sentir que hacés todo el desgaste necesario, que lo merecés y hasta lo justificás, y el rival te lastima en la primera de cambio, puede tumbar la mentalidad de un grupo.

Hacer todo para no ganar, la peligrosa costumbre que atraviesa la Selección

La Selección albiceleste sufrió cuatro goles en éstos últimos tres partidos, casi sin que le hayan pateado a sus arqueros (Emiliano Martínez y Agustín Marchesín). Y todos ellos tuvieron errores individuales que son difíciles de ver a este nivel: la infracción y el mal despeje de Foyth; la mano y el retroceso de Otamendi; más la falta a destiempo de Tagliafico.

Como ante Colombia, Argentina no supo liquidar ni "cerrar" el partido cuando se lo pidió, y tampoco Scaloni tuvo variantes y reacción para buscar en el banco de suplentes la rebeldía necesaria para cambiar la historia. La falta de un mediocampista central de rol defensivo (quizás lo más cercano es Guido Rodríguez) será una falencia que, probablemente, se sufra en más partidos de este ciclo que mezcló Eliminatorias con Copa América.

Hacer todo para no ganar, la peligrosa costumbre que atraviesa la Selección

¿Será un error a subsanar en la segunda fase? ¿Es Enzo Pérez ese jugador que se necesita para equilibrar los momentos de zozobra? Primero hay que avanzar a los cuartos de final, el primer objetivo de un equipo que busca recuperar su identidad, esa que mostró justamente en la Copa América de hace dos años en tierras brasileñas, donde se le escapó por muy poco. ¡Ojalá sea ésta vez!