Hace 115 años, Independiente y Racing escribieron la primera página del Clásico de Avellaneda
El 9 de junio de 1907 se disputó el primer encuentro entre ambas escuadras que, plagado de condimentos increíbles, terminó con triunfo agónico del Rojo.
Un día como hoy, pero de 1907, Independiente y Racing se enfrentaron por primera vez en un partido que estuvo lleno de condimentos increíbles para la actualidad, y que terminó con el triunfo épico para el Rojo por 3 a 2.
Independiente, por aquel entonces de color blanco y su escudo azul con la sigla IFC, se mediría frente a un Racing que contaba en ese momento con su celeste tradicional, pero con la mezcla del color rosa. Ambos equipos militaban lo que era la antigua Tercera Liga Amateur y se enfrentaron en la cancha de Crucecita Este.
Entre las instituciones, había un claro favorito en los papeles para ese encuentro: Racing Club, equipo que durante esa temporada peleaba los primeros lugares del certamen, mientras que el otro equipo de Avellaneda no transitaba un gran momento debido a que sumaba dos derrotas estrepitosas como frente a Atlanta por 21 a 1.
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Era tal la confianza de la Academia que inundaron Avellaneda con pintadas en las que adjudicaban un futuro triunfo y con goleada incluida, en la cual advertían un 40 a 0 a su favor. Con todos estos condimentos, llegó el gran momento que pasaría a la historia.
Independiente fue local y aquejó un gran inconveniente en la previa: no lograba completar los once jugadores. Ante ello, el capitán del equipo y fundador, Rosendo Degiorgi, le sugirió a Luis Carbone, quien dirigía a Racing, jugarlo en modo de amistoso y entregarle los puntos.
Para sorpresa del local, la propuesta fue rechazada y el mensaje era claro: Racing buscaría ganar por muchos goles pensando en la tabla de posiciones y además humillar a su rival y demostrar quién mandaba en Avellaneda.
No le quedó otra opción a Independiente que buscar reemplazantes para completar el equipo y acudió al potrero, vecinos, familiares y juveniles para hacerle frente al entonces "cuco" que dominaba en la era amateur con sus grandes resultados.
De esta manera, el Rojo completó el equipo con la siguiente alineación: A. Bazarra; E. González, L. Paitz; F. Zetti, J. Hermida; M. Degiorgi; A. Pomarini, A. Arregui, J. Tagliaferro; M. Pelufo y R. Degiorgi.
En cambio, su rival apostó por su equipo gala, el que imponía respeto ante los rivales y el cual era solventado por el Municipio de Avellaneda. Así formó Racing: Juan Ohaco; A. López, Seminaro, Coya, Allan, Winne, Eloy Prieto; Vidaillac, Alberto Ohaco, Firpo, Freers y Juan Perinetti.
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Contra todos los pronósticos, Independiente se fue victorioso en el primer tiempo por 2 a 0, con goles de Tagliaferro y Arregui. Pero en el complemento, la historia sería otra, ya que el clásico rival logró igualar el marcador -aunque no hay un registro claro de quienes convirtieron los tantos- y con el envión, buscaría un triunfo.
Pese al desarrollo, el local dio el gran golpe y sorpresa a falta de tres minutos para el final del encuentro: Pomarini diagramó toda la jugada y asistió a Rosendo Degiorgi, quien convirtió el gol del triunfo y el entonces fundador y primer presidente de la entidad, además de jugador, desató la locura de ese grupo de seguidores.
El árbitro del partido ya había pitado el final, la épica e histórica victoria por 3 a 2 era un hecho, pero faltaba un capitulo más: Carbone -quien mandaba en Racing y se había negado a jugar en forma amistosa- intentó comprarle el partido al capitán de Independiente.
"Hace dos horas ofrecí los puntos y lo rechazaron con el propósito de que sufriéramos una derrota de esas que hacen época. El triunfo, fruto de la justicia, no se vende: el amor propio ante todo", le contestó Degiorgi imponiendo una vez más al vencedor del partido.
Así fue como ambos equipos escribieron la primera página del Clásico de Avellaneda, la cual se tiñó de rojo y, en la actualidad, sumando amateurismo y profesionalismo, se enfrentaron en 212 oportunidades: Independiente triunfó en 84, Racing lo hizo en 61 e igualaron en 67 ocasiones, lo que le da como saldo una ventaja de 23 encuentros al primero.