Desde que Julio Falcioni volvió a Independiente, el paladar negro se destiñó definitivamente.

Había aparecido en los últimos 20 años en algunos partidos de los equipos de Américo Gallego y fundamentalmente con Ariel Holan.

El apetito ofensivo.

Durante el primer período de Falcioni, sus equipos marcaban duro en el medio.

"Comían tobillos", definía el periodista Fernando Niembro.

Ahora juega sin un "cinco".

Y pensar que cuando dirigió All Boys, Falcioni hacía jugar a tres mediocampistas centrales.

Pone cinco en el fondo, claro que con los carrileros que se desprenden cuando se puede.

En el partido de la noche del sábado, cuando se jugaban los 17 minutos del segundo tiempo se produjo una acción curiosa, dice la crónica.

Falcioni dispuso el ingreso de Alan Velasco por Sebastián Palacios.

Pero sus ayudantes se equivocaron con los números en el papel que le entregaron al cuarto árbitro, Lucas Comesaña.

Y se fue fue Sergio Barreto.

Ante esto, el "Emperador", viendo el desequilibrio táctico que provocaba la situación, salió disparado del banco de suplentes para protestarle a Comesaña, pero éste le aclaró que el error había sido cometido por su cuerpo técnico cuando anotó el número en un papel.

Era el 34, no el 24.

A ras del suelo, a nivel del campo de juego, el DT "volaba" de la bronca.

Durante la transmisión televisiva reían.

Porque no lo podían creer.

Y ahí se vio el Independiente más ofensivo.

A la fuerza.

Palacios, que no salió finalmente, ejecutó el tiro de esquina que derivó en el cabezazo al palo de Insaurralde y el posterior gol de Romero.

Ya sobre el final, el DT pudo recomponer, con los cambios, la línea de cinco, que sí era necesaria porque Gimnasia iba con todo por el empate.

Y no reemplazó al amonestado e improvisado "cinco" Domingo Blanco, cosa que sí acostumbraba El Tolo Gallego.