Jorge Luis Borges escribió en 1941 “El jardín de senderos que se bifurcan”. Y en el momento de la revelación, Stephen Albert le explica a Yu Tsun, que es quién relata la historia:

“Precisamente, El jardín de senderos que se bifurcan es una enorme adivinanza, o parábola, cuyo tema es el tiempo; esa causa recóndita le prohíbe la mención de su nombre. Omitir siempre una palabra, recurrir a metáforas ineptas y a perífrasis evidentes, es quizá el modo más enfático de indicarla. (…) He confrontado centenares de manuscritos, he corregido los errores que la negligencia de los copistas ha introducido, he conjeturado el plan de ese caos, he restablecido, he creído restablecer, el orden primordial, he traducido la obra entera: me consta que no emplea una sola vez la palabra tiempo.

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La explicación es obvia: El jardín de senderos que se bifurcan es una imagen incompleta, pero no falsa, del universo tal como lo concebía Ts’ui Pên. A diferencia de Newton y de Schopenhauer, su antepasado no creía en un tiempo uniforme, absoluto. Creía en infinitas series de tiempos, en una red creciente y vertiginosa de tiempos divergentes, convergentes y paralelos. Esa trama de tiempos que se aproximan, se bifurcan, se cortan o que secularmente se ignoran, abarca todas las posibilidades.

No existimos en la mayoría de esos tiempos; en algunos existe usted y no yo; en otros, yo, no usted; en otros, los dos. En éste, que un favorable azar me depara, usted ha llegado a mi casa; en otro, usted, al atravesar el jardín, me ha encontrado muerto; en otro, yo digo estas mismas palabras, pero soy un error, un fantasma".

Las vidas de Julián Álvarez y Enzo Fernández son eso: una red creciente y vertiginosa de tiempos divergentes, convergentes y paralelos. Tienen orígenes distintos, sintonizaron un tiempo en River (en la reserva y en Primera) y luego cada uno partió para su lado (el Manchester City y el Benfica) para luego volver a encontrarse en la Selección. Y el jardín de Ts’ui Pên (el lugar del encuentro) bien podrían ser Marcelo Gallardo y Lionel Scaloni, los dos entrenadores que los sacaran el laberinto temporal que los llevaba a cada uno por su lado y los pusieron entre los once titulares de dos equipos: River y la Selección.

Enzo y Julián, el jardín de senderos que se bifurcan

Enzo jugaba en el club La Recova de San Martín de volante central. En 2015 alguien de River lo vio y se lo llevó al club. Y empezó el recorrido en las divisiones inferiores hasta que Gallardo lo puso en Primera el 4 de marzo de 2020 en la derrota ante la Liga de Quito por la Copa Libertadores. Pero otra vez los senderos se bifurcan cuando el 22 de agosto se fue a préstamo a Defensa y Justicia hasta el 17 de junio de 2021, cuando regresó a River por expreso pedido de Gallardo. Apenas un año después sería vendido al Benfica.

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Julián hizo las inferiores en Club Atlético Cachín en Córdoba y luego de probar suerte en Real Madrid y Argentinos Juniors, recaló en River en 2015 (miren unas líneas arriba cuando llegó Enzo a River, por favor). El 27 de octubre de 2018, Gallardo lo hizo debutar en Primera.

Enzo y Julián compartieron categorías formativas entre 2015 y 2018, se reencontraron entre la Primera de River en 2021 y volvieron a estar juntos en la Selección al influjo de las convocatorias de Scaloni, cuando los caminos de ambos parecían completamente diferentes: Julián en Inglaterra y Enzo en Portugal.

Enzo y Julián, el jardín de senderos que se bifurcan

Los dos eran suplentes de Paredes (Enzo) y de Lautaro Martínez (Julián). Los dos entraron en los segundos tiempos de los partidos ante Arabia y México. Y los dos fueron titulares indiscutidos desde el partido con Polonia.

Se entienden a la perfección. Sólo tienen que levantar la cabeza para saber en dónde está uno y otro. Es este el momento de la magia, de la convergencia.

Los dos están en el tiempo y en el espacio que corresponde. Dentro de una semana cada uno se irá por su lado. Y volverán a entrar en el jardín de los senderos que se bifurcan hasta que la Selección los llame otra vez.