El papa Francisco le dedicó unas palabras a los atletas y organizadores de los Juegos Olímpicos de Tokio en su bendición de este domingo en la Plaza San Pedro. Frente al público reunido, deseó que el evento funcione como “una señal de fraternidad universal”, remarcando el contexto de pandemia, y que fomente a una competencia sana.

El viernes pasado comenzó en Tokio la 32º edición de los Juegos Olímpicos, que había tenido que ser demorada por un año debido a la proliferación del Coronavirus. En la ceremonia inaugural, reconocida por ser unas de las más importantes y sorprendentes del mundo, sólo se contó con 950 invitados, entre ellos políticos, patrocinadores y representantes de países y organismos internacionales.

Con meticulosas medidas de sanidad y sin público en las jornadas, el evento inició asegurando que se tomarán todas las precauciones posibles para tener unos juegos seguros y con la menor cantidad posible de contagios.

Mientras tanto, el Papa Francisco pensó en los atletas y organizadores que actualmente se encuentran en Tokio y los bendijo durante su ceremonia ante el público de la Plaza San Pedro.

Que Dios bendiga a los organizadores, a los atletas y a todos aquellos que están colaborando en esta gran celebración del deporte”, dijo desde la ventana del palacio del Vaticano, luego del rezo del Ángelus.

Además, se refirió al contexto mundial por el Coronavirus y deseó que los Juegos representen una señal de esperanza, tanto en los participantes como en los espectadores. Al tratarse de un evento que une a todos los países del mundo, también pidió por una fraternidad entre los atletas, para que compitan sanamente y con respeto.

“Que en tiempos de pandemia estos Juegos sean un señal de esperanza, de fraternidad universal, en nombre de una competencia sana”, deseó Francisco Primero, que todavía se recupera de la cirugía por la que tuvo que pasar hace ya casi un mes, pero ahora desde el Vaticano