El dolor de los hinchas por la muerte del "Pibe de Oro"
NA realizó un sondeo a los seguidores del astro que salían de su velorio y compartieron algunos de sus recuerdos más emotivos.
Por Belén Negrello
La muerte de Diego Armando Maradona no es sólo la muerte de un ídolo. Su fallecimiento es un hecho que está atravesado por la conciencia del paso del tiempo. Recuerdos familiares se amalgaman con los momentos que "el Diego", el "Pibe de Oro", le regaló a la sociedad argentina.
NA realizó un sondeo a los seguidores del astro que salían de su velorio y compartieron algunos de sus recuerdos más emotivos.
Gustavo Castro tenía 9 años cuando estaba tirado en la cama de sus "viejos" mirando el partido de Argentina contra Inglaterra en el Mundial de México '86. Hoy tiene 45 años y recuerda: "Me acuerdo que a medida que avanzaba la jugada del gol a los ingleses yo me iba incorporando de la cama y terminé gritándolo al lado del televisor".
Castro es de Santa Fe y de Boca. También recuerda el día que su papá -que ya no está- lo llevó a ver Unión con Argentinos Juniors y no sabe cómo su padre logró que Diego lo alzara. Luego del partido fueron al aeropuerto de Sauce Viejo a saludarlo de nuevo.
"Cada etapa de mi vida es una referencia temporal 'al gordo'", sintetiza Castro.
Adela Vera tiene 83 años y a pesar de ser paciente de riesgo de contraer coronavirus se animó a venir a despedir al astro. "O el virus o no verlo más a Maradona", dice emocionada al salir de ver al Diego en un féretro. "Lo vivo con mucho dolor, no podía pensar que se iba".
Vera ahora vive acá pero es de Chilecito, La Rioja, y recuerda claramente los "momentos felices" que el Diego les regaló a ella y sus hijos: "Con los chicos esperábamos sus partidos, salíamos a abrazarnos con los vecinos, a cantar, a gritar".
A Luis Gómez, de 37 años, su hermano le contó que cuando Argentina ganó el Mundial de México 1986 él tenía tres años. "Lo vimos con toda mi familia en la casa de una amiga porque era el único televisor que había".
La historia de Gómez, coincide con la de muchos otros, como el caso de Hernán Gutiérrez, otro fanático de Maradona de 45 años, hincha de Racing, que cuenta: "Me acuerdo de todos los partidos de México '86, de verlos con toda mi familia, de mi vieja y mi abuela gritando como locas, cuando ellas en general no miraban fútbol. Eso lo logró el Diego".
Gutiérrez dice: "Maradona era un símbolo, luchaba solo contra los poderosos". Y sentencia: "Siento que el fútbol murió. Ni ganas tengo de seguir mirando fútbol".
Marta Pereira confiesa que tiene 60 años y aclara: "Diego y yo tenemos la misma edad y es como si se hubiera muerto alguien de mi familia". Ella lleva barbijo pero sus ojos llenos de lágrimas igual se pueden ver. "Él hablaba por nosotros, tenía conciencia de clase, por más de haber estado con todo tipo de personas."
El testimonio de Marta refleja lo que muchos sienten, más allá del fútbol, que "el Diego" fue la voz de los pobres. Para ella el momento más duro de la carrera de Maradona, fue cuando lo sacaron de la Copa del Mundo de 1994 en Estados Unidos por doping: "Me partió el alma".
Norberto Arnoux es un ex piloto de avión de 64 años. Sale lentamente caminando entre el vallado de salida de la Casa Rosada. Sufrió cinco operaciones tras un accidente aéreo que lo dejaron caminando con bastón. Pero igual está acá.
En uno de sus vuelos, Arnoux tuvo que hacer escala en Nápoles y tuvo la suerte de que ese día Napoli recibía a Juventus en el estadio San Paolo -que ahora se llamará Diego Armando Maradona- en un partido en el que el astro desafió la física.
"Fui a ver el partido con mi primer oficial y otro piloto y vi el 'gol imposible' en persona", cuenta emocionado el ex piloto con la escala técnica más afortunada del mundo.
"Estamos frente a un ídolo y ahora sí tiene que descansar en paz, porque fue asediado por la prensa, lo usaron, se pelió con la FIFA ¡Es un guerrero! Fue un defensor de los derechos del futbolista, defendía a los pobres. Fue un eje de revolución social y el pasaporte nuestro al mundo", subraya.
Por su parte, Ricardo Leguizamón, de 47 años, sale del velorio, lleva un bebé en brazos y camina con sus otros dos hijos. No puede olvidar el día de la despedida del astro en la cancha de Boca: "Fue impresionante". Y agrega: "Esto no tendría que haber llegado. Es muy triste verlo ahí".
Y concluye: "Mis hijos quizás no entiendan todavía lo que es, pero nosotros que lo vivimos, sí".