El entrenador de Barracas Central, Rodolfo De Paoli, celebró hoy el ascenso a la Primera División y se refirió a las polémicas por los arbitrajes que acompañaron a su equipo en el tramo final del torneo, al tiempo que dejó dudas sobre su futuro en la institución.

"Cuando fuimos del estadio de Racing al club y entramos a la cancha a festejar con la gente, ahí tomé conciencia y me preguntaba si era verdad lo que estaba pasando porque se dio todo muy rápido", manifestó De Paoli en declaraciones al diario Olé respecto a la final frente a Quilmes, en la que Barracas se impuso por penales.

Y agregó: "El desafío era que a los jugadores les cambiara la vida y claramente les va a cambiar. Lograr un título en este campeonato con jugadores que venían de la D, de la C, de la B Metro, sin un apellido fuerte, era difícil. Demostraron estar a la altura y ese era mi desafío personal, convencer a estos jugadores de que podían llegar a lo máximo".

En cuanto a las polémicas, señaló: "Los primeros meses los pasamos mal porque decían que llegaba al caballo del comisario y el caballo parecía un pony. En los primeros partidos nos echaban jugadores, nos cobraban goles que no eran. Veía que en caso de duda, no dudaban un segundo en cobrar en contra".

En ese sentido, continuó: "Estuvimos 13 partidos sin perder y en esos partidos no nos cobraron ningún penal. Hasta ahí nadie hablaba de los arbitrajes, y sí cuando llegamos al primer puesto. La realidad es que fue muy estresante porque Quilmes y Tigre tuvieron los mismos penales que nosotros o más, e incluso fueron más discutibles que los nuestros".

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"Fuimos el mejor de los segundos tiempos, el equipo con menos goles en contra. Eso habla a las claras de que fue una campaña histórica y merecida. Los que somos del Ascenso sabemos con qué fuimos a la guerra y por qué tiene tanto mérito", remarcó De Paoli.

Sobre su futuro, el también relator respondió: "Hay una realidad, el 3 de enero hay que arrancar una pretemporada, el 5 de febrero se tiene que empezar a competir en Primera y queda poco tiempo para traer jugadores. No sé si estoy dispuesto a echar futbolistas que son los que me dieron el ascenso. Por mi sueño no hay que hacer las cosas a cualquier precio".

"Mi sueño final es dirigir en un Mundial, hay que seguir agarrando experiencia. Yo arranqué muy en el barro, en Riestra había ocho pelotas y cuatro las compraba yo, no era el Riestra de ahora. Los buzos de arquero los compraba en las casas de deporte. Arranqué de manera muy precaria y adquirí mucha experiencia a los 27 años, cuando era el técnico más joven de la Argentina", cerró el DT de Barracas Central.