A 34 años del estallido en el estadio de Instituto de Córdoba que casi mata a Claudio Zacarías
Una bomba explotó en la boletería pegada al vestuario visitante y un vidrio se incrustó en la axila izquierda del ex defensor Claudio Zacarías
Se cumplen 34 años del atentado ocurrido en un partido entre Instituto y San Lorenzo en el estadio de Alta Córdoba, cuando una bomba explotó en la boletería pegada al vestuario visitante y un vidrio se incrustó en la axila izquierda del ex defensor del "Ciclón" Claudio Zacarías, lo que le ocasionó una pérdida de 2,750 litros de sangre y lo llevó a estar al borde de la muerte.
En ese momento, San Lorenzo, dirigido por Héctor "Bambino" Veira, era animador de la pelea por el título con Newell´s -finalmente fue campeón-, a cuatro fechas del final del campeonato Nacional 1987/88.
Pese a este episodio, luego el conjunto de Boedo logró ganar la Liguilla Pre-Libertadores y acompañar a la "Lepra" al máximo torneo de clubes del continente.
No obstante, el mundo del fútbol quedó en vilo por la situación de Zacarías: "Me acuerdo de todo, estaba sentado en el vestuario y faltaban cinco minutos para salir a la cancha.
Escuchamos un ruido terrible, un vidrio cayó encima mío y se clavó en mi axila, por lo que me empezaron a salir coágulos de sangre. Perdí 2,750 litros cuando lo normal en el cuerpo son cuatro", relató Zacarías tiempo atrás en declaraciones a NA.
Pese a la gravedad de lo sucedido, el ex marcador central se mantuvo consciente hasta que llegó al hospital para ser intervenido: "Me agarró el (kinesiólogo, Juan) ‘Negro’ Mendoza, y me paró un poco la pérdida de sangre. El vidrio pegó en la arteria y lo frenó, yo tenía 23 años y tenía los músculos fuertes por ser futbolista, si no, ahora estaría muerto".
A dos días de haber ingresado al centro de salud, Zacarías despertó y los médicos aseguraron que se trataba de un milagro. Eso lo motivó para elegir el nombre de su hija, nacida 40 días después, el 18 de junio de 1988.
"Como decían todos que era un milagro que esté vivo, le pusimos Milagros", dijo, y agregó que, contra todo pronóstico, tardó seis meses para volver a jugar al fútbol: "En diciembre hice la primera práctica y en enero jugué contra River".
El hecho, que se convirtió en uno de los más paradigmáticos del fútbol argentino y afectó la carrera del ex defensor de 57 años, derivó en un fin de semana de huelga dispuesto por Futbolistas Agremiados, mientras que al equipo cordobés le dieron por perdido el partido, le descontaron dos puntos y le restaron un porcentaje de las recaudaciones durante seis encuentros.
Además, desencadenó una larga pelea judicial que se resolvió recién después de más de 20 años, con la intervención del por entonces presidente de la Asociación del Fútbol Argentino, Julio Humberto Grondona.
"Yo les hice juicio a la AFA, a la Gobernación de Córdoba y a Instituto. Siempre digo que en un país sin justicia, lo peor que hay es tener razón. Perdí con todos, es algo que no se puede creer, yo solamente fui a jugar un partido de fútbol y casi me matan, no terminé muerto de milagro", manifestó.
Y continuó: "Pasaron más de 30 años y nunca me pagaron, hasta que un día me llevaron a ver a Grondona, le dije que estaba cansado y me dio la razón. Me dijo que vaya el lunes a la AFA y arreglé con él, aunque no me dieron lo que me tenían que haber dado".
El atentado condicionó su carrera, debido a que perdió el 70 por ciento de la movilidad de su mano izquierda, y le generó un gran daño económico, porque estaba siendo observado por un equipo de Francia e incluso por el entonces entrenador de la Selección argentina Carlos Bilardo.
"Yo estaba jugando en San Lorenzo y tenía el telegrama en mi casa de que iban a hacer uso de la opción de compra, pero después del accidente me llamó Fernando Miele y me dijo que no me podía comprar. En ese momento la plata era una fortuna, y encima Miele ya me tenía vendido a Francia. También me había dicho que Carlos Bilardo me estaba siguiendo para la Selección argentina", enumeró el integrante del histórico plantel del "Ciclón", denominado "Los Camboyanos".
Poco tiempo después de lo ocurrido, el ex jugador de El Porvenir y Boca, entre otros equipos, siguió su carrera en Turquía, luego retornó a San Lorenzo y después de un paso por Talleres de Remedios de Escalada en el Nacional B, se retiró del fútbol con 30 años.