Por resultados propios o ajenos, Argentina mantiene su ritmo rumbo al Mundial de Catar 2022, pero no se termina de convencer sobre sí misma y se queda en intenciones, sin profundizar un modelo.

Por momentos quiere tener la pelota, por otros se planta de contragolpe y lastima, después parece una muralla y de repente tiene tantos errores como un equipo amateur.

Quizás de lo que haya que convencerse es que, definitivamente, Argentina es un equipo que sigue en construcción, eterna construcción, y que pese a que tener jugadores desparramados por infinidad de equipos en las mejores Ligas del mundo, no son de la élite actual, salvo mínimas excepciones.

Porque contra Colombia pudo haberle faltado esa muñeca de experiencia a Scaloni, de 42 años y que tiene su primer trabajo como entrenador principal, para como se dice en la jerga "cerrar el partido".

Lo hizo por momentos en el primer tiempo, con el 2-0 a su favor, conectando entre el triángulo del medio Paredes-De Paul-Lo Celso, principalmente con Messi para marear la pelota.

También se refugió en su campo, bien abroquelado, para correr a la contra con la "Pulga" y el "Toro" Martínez, que no estuvieron finos en el último toque.

¿Tuvo para definirlo? Sí, e incluso quizás lo mereció. Pero la efectividad es un don tan preciado como condenatorio.

El cambio de esquema que terminó de envalentonar a Colombia, dejar de defenderse con la pelota para defenderse en el espacio.

Todo esto a seis días de empezar el torneo en el que quiere dejar atrás el sinsabor de 28 años sin títulos a nivel mayor y quizás unas de las últimas posibilidades de Lionel Messi de ganar algo con la Selección.