Parece ser que Chile, otra vez, anda con ganas de entrar por la ventana al Mundial. Todavía está pendiente el fallo de la FIFA, que se conocerá mañana, sobre la supuesta indebida inclusión de Byron Castillo en el plantel de Ecuador en ocho partidos de las eliminatorias. Igual, también hay que decirlo, la historia no va a terminar allí, ya que Ecuador o Chile, de acuerdo a quien no favorezca el fallo de FIFA, seguramente apelarán en el TAS (Tribunal Arbitral du Sport), que tiene su sede en Lausana, Suiza, que debería tratar el tema de manera exprés por el poco tiempo que falta para que comience el Mundial de Qatar.

Chile se trepa a la ventana para llegar al Mundial de Qatar 2022

El reclamo de Chile supone que Castillo no nació el 10 de noviembre de 1998 en General Villamil Playas, Ecuador, sino que en realidad vino al mundo el 25 de julio de 1995, en Tumaco, Colombia. Ergo, para los chilenos, los documentos presentados por la Federación Ecuatoriana, son falsos.  

El abogado brasileño Eduardo Carlezzo, que representa a Chile ante la FIFA dijo que “sería escandaloso si FIFA no considera las pruebas. Llevo representando casi mil casos en FIFA y pocas veces vi una carga probatoria tan grande”. Pero también abrió el paraguas: “No tengo dudas que tendríamos una decisión favorable a Chile si no estuvieran los grupos sorteados, si esto fuera en enero. Pero pensando en la situación actual, con entradas vendidas, paquetes de viaje, la decisión más fácil es mantener todo como está”.

¿Qué es lo que quiere Chile? Pide los 5 puntos por el empate 0-0 de la 6ª fecha de las eliminatorias y por la derrota por 2-0 de la 14ª, con lo cual alcanzaría la línea de Perú con 24 puntos pero con una mejor diferencia de gol, ya que si bien ahora tiene 19 puntos y -7 en goles, en caso de que le diesen los partidos ganados, ambos serían por 3-0, por lo que quedaría con +1 y Perú con -3.

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Siempre si la protesta prospera, Ecuador perdería 14 puntos. A saber: 6ª fecha, 0-0 con Chile; 9ª, 2-0 con Paraguay; 11ª, 3-0 a Bolivia; 13ª, 1-0 con Venezuela; 14ª, 2-0 con Chile; y 18ª fecha, 1-1 con Argentina. En todos esos partidos Byron Castillo estuvo en el plantel, además de en las derrotas de la 10ª fecha con Uruguay (0-1) y 17ª con Paraguay (1-3).

La tabla (sin el partido pendiente de Brasil-Argentina) cerró con estas posiciones:

  1. Brasil, 45 puntos
  2. Argentina, 39
  3. Uruguay, 28
  4. Ecuador, 26
  5. Perú, 24 (-3)
  6. Colombia, 23
  7. Chile, 19 (-7)
  8. Paraguay, 16
  9. Bolivia, 15
  10. Venezuela, 10 puntos

Si todo sale como Chile desea, otros equipos mejorarán sus números y la tabla quedaría de esta manera:

  1. Brasil, 45 puntos
  2. Argentina, 41
  3. Uruguay, 28
  4. Chile, 24 (+1)
  5. Perú, 24 (-3)
  6. Colombia, 23
  7. Paraguay, 19
  8. Bolivia, 18
  9. Venezuela, 13
  10. Ecuador, 12 puntos

Esto bien lo podríamos tomar como una noticia en desarrollo, pero vale la pena mirar en el pasado para ver que esta actitud de Chile no es nueva. Alguna vez quiso entrar en un Mundial haciendo trampa y en otra ocasión también se valió de la mala inclusión de un jugador para sumar puntos que había perdido en la cancha, aunque el tiro finalmente le salió por la culata.

Vamos primero a la trampa

Cuando se jugaban las eliminatorias para el Mundial de 1990, Brasil y Chile llegaron al último partido clasificatorio con chance. A Brasil le alcanzaba con el empate; Chile necesitaba ganar en el Maracaná. Chile estaba perdiendo 1-0 cuando el arquero Roberto El Cóndor Rojas se tiró al piso tomándose el rostro en el momento que caía muy cerca de él una bengala. La cara y la ropa de Rojas estaban ensangrentadas y Chile decidió retirarse del campo de juego. Los jugadores fueron recibidos al día siguiente en Santiago como héroes.

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Finalmente, la FIFA comprobó que Rojas se había cortado con una hojita de afeitar y fue suspendido de por vida. Meses después Rojas admitió la maniobra. En su confesión dejó claro que todo se había hecho para ganar el partido en los escritorios o, en el peor de los casos, para forzar un tercer juego en cancha neutral. Por todo ese entuerto, Chile quedó descalificado para el Mundial siguiente: Estados Unidos 1994.

La otra ocasión en que Chile trató de ganar en las oficinas lo que no había podido en la cancha fue acá nomás en el tiempo, en la eliminatoria para el Mundial de Rusia. Los dirigentes chilenos, muy duchos ellos en eso de andar viendo los legajos de los jugadores rivales, advirtieron una irregularidad en la inclusión del paraguayo nacionalizado boliviano, Nelson Cabrera. Chile protestó el partido que había empatado con Bolivia en Santiago 0-0 y se quedó con el triunfo por 3-0. Lo que no vieron los chilenos fue que también beneficiaron a Perú, que había perdido 2-0 en La Paz y, por la presentación, de rebote, sumó tres puntos inesperados.

Finalmente Perú se quedaría con la quinta plaza para el Mundial con 26 puntos y +1 de diferencia de gol por encima de Chile, que también terminó con 26 puntos pero con -1 en goles. Paradojas el destino: si Chile no reclamaba por la mala inclusión de Cabrera y todo seguía su curso natural, se hubiera quedado con ese 5º puesto sobre Paraguay, y Perú hubiera quedado en la séptima colocación.

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Los fifólogos dicen que el fallo será salomónico. Que se le dará la razón a Chile por la mala inclusión del jugador pero que las sanciones serán económicas para la Federación Ecuatoriana y que también le caerá una suspensión al jugador. También se especula con alguna quita de puntos a futuro para Ecuador.

Se sostiene que sacar a Ecuador del Mundial e incluir a Chile sería una muy mala señal para la seriedad de las eliminatorias y abriría las puertas para que las protestas se multipliquen. Igual, ya fue dicho, la última palabra será del TAS. Y allí la cintura política importa poco y nada. Así que la novela tendrá otros capítulos.