Por Santiago Villahoz (*)

Hay una máxima que sacan a relucir los grandes ganadores de batallas, que dice algo así como "sé elegir a mis rivales, por eso nunca pierdo". Messi y su representación legal eligieron proponer la instancia previa a una guerra con la dirigencia del Barcelona, a fines de poder cumplir con el objetivo de irse del club. Para su decisión, o no contaron con la información precisa para plantarse, algo extra dudoso teniendo en cuenta el nivel de los abogados, o bien, el fin era hacer ruido para evitar el desmantelamiento del vestuario que Ronald Koeman lideró. No salió ni una ni la otra.

En forma implícita estaba la posible renuncia del presidente Josep Bartomeu, como efecto secundario... ¿quién querría cargar con la chapa de ser el dirigente por el que se fue Messi del Barcelona? Pero lejos de acobardarse, "Barto", que además recibió la visita relámpago del padre de Leo para encontrar una salida, pasó de villano a héroe cuando se afirmó en la postura de "juicio o nada", es decir, siendo esa la única vía por la cual Leo podría intentar irse ya que ni ello garantizaba un triunfo ya que gratis, no dejaría la institución.

De ser "el presidente por el cual se va Messi", a "cómo Messi es capaz de irse gratis y en juicio". Tiro por la culata. Leo y compañía de golpe dejaron de ser las víctimas para tomar el papel de 'villanos' a los ojos de los hinchas de un club, que como la mayoría, lo ponen por encima de cualquier estrella por más que en su caso, si hubiere una excepción estaría absolutamente bien considerada. Él agigantó al club.

Sin desearlo, sin considerarlo, sin estudiar los efectos primarios y secundarios, se lanzaron en una propuesta que empezó bien, pero como en el campo, importa cómo acaban las jugadas y en este caso se trató de un gol en contra, que hace repensar a más de un catalán en que Bartomeu bien podría llevarse el voto que había perdido en marzo próximo, cuando se celebren las nuevas elecciones presidenciales.

Defendió los intereses del club, y eso debe hacer un presidente. Lo hizo ante el más grande futbolista para muchos de la historia, con una ciudad en contra y un 'run-run' dirigencial fortísimo de sobrellevar. Sacó chapa y ahora su imagen no es tan negativa desde ese lado, sabe que un buen proyecto deportivo reflejado en resultados, sumado a esto que ocurrió le dará la posibilidad de ser nuevamente elegido como presidente. Bartomeu es sin lugar a dudas el gran ganador de la batalla que no eligió. Messi se queda un año más, y su influencia en el campo será todo ganancia para la dirigencia. Para la próxima deberá asesorarse mejor, otra de las cuestiones que históricamente han sido foco de debate en cuanto a cómo se desempeña Leo en situaciones límite.

(*) - Director Marca Argentina.