"De la mano de Leo Messi todos la vuelta vamos a dar", terminaron cantando los hinchas argentinos en el Estadio Lusail tras la clasificación a las semifinales del Mundial de Qatar 2022, después de que la Pulga se luciera una vez más junto a su mejor amiga, la pelota.

La Argentina festeja y no es para poco. La Scaloneta se ubicó entre los cuatro mejores del campeonato y el próximo martes buscará la final cuando se enfrente a Croacia, verdugo del favorito Brasil este viernes en primer turno. Un país entero se ilusiona y tiene con qué: claro que sí. Son Messi y 10 más.

Aunque intermitente, sin tanta continuidad en el juego como en partido anteriores, pero con pinceladas de una genialidad excelsa, Messi volvió a liderar a la Selección hacia una victoria mundialista, con sus 35 años a cuestas.

Apenas entró en contacto con la pelota al comienzo del partido el astro argentino fue ovacionado en el estadio, "pintado" de celeste y blanco, antes de asistir al "Huevo" Marcos Acuña que, entrando por la banda izquierda, no se animó a patear al arco.

A los 21 minutos la "Pulga" probó al arco, pero su remate salió desviado. De todos modos, a esas alturas del encuentro el rosarino ya se mostraba activo, jugando y haciendo jugar, en especial cuando lograba combinar con Alexis Mac Allister.

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Y a los 35 apareció Messi en todo su esplendor en una maniobra ofensiva con pelota dominada, atada al botín zurdo y que soltó sin mirar en el momento justo para habilitar a Nahuel Molina: fue un balón filtrado que tomó el lateral y anticipándose al cruce del longilíneo Virgil van Dijk mandó al fondo del arco.

El crack argentino permitió a Molina convertirse en el "muchachito de la película" en ese instante eterno en el que puso en ventaja al conjunto de Lionel Scaloni, para luego adelantarlo en la carrera del festejo y recibirlo en uno de los extremos de la cancha con un efusivo abrazo de gol.

Tras esa asistencia "bochinesca", Messi continuó manejando los hilos del ataque albiceleste y a los 39 probó nuevamente al arco con un disparo de mediavuelta que le salió a las manos del arquero de Países Bajos, tras amagar hacia un lado y hacia el otro para dejar desairada a la defensa rival.

En el segundo período del tiempo regular, sobre los 17 ejecutó un libre que acarició el travesaño y a los 27 se lució una vez más con una magistral ejecución de un penal: carrera corta y elegante para cruzar el balón con un disparo certero y dejar al guardameta Andries Noppert simplemente mirando.

Era ese un momento sublime para Argentina en el partido, frente a un rival falto de reacción y con las semifinales del Mundial al alcance de las manos. Pero luego Países Bajos, perdido por perdido, avanzó en el campo y comenzó a arrinconar a la defensa nacional a fuerza de pelotazos.

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Ni Messi ni Mac Allister ni los demás volantes albicelestes lograban retener el balón lejos del arco de Emiliano "Dibu" Martínez y el conjunto europeo forzó con dos goles -el empate sobre los instantes finales de un exageradísimo tiempo adicionado de ¡10 minutos!- un alargue imprevisto allá por los 27, cuando la Pulga se lucía desde los 12 pasos.

En la prolongación, Messi apareció a cuentagotas al principio y luego con mayor preponderancia. En los primeros 15, se mostró en forma esporádica y lanzó un remate que se fue desviado, encarando desde la derecha hacia la izquierda y ejecutando de zurda. En el revuelo del cierre el partido incluso, de los "90" reglamentarios, llegó a ver la tarjeta amarilla.

Sin embargo, en el tramo final del suplementario la Pulga volvió a decir presente, "Acá estoy yo", y lideró el embate final de Argentina, que estuvo muy, pero muy cerca de alzarse con la victoria antes de llegar a la definición mediante remates desde el punto del penal.

Desde los 11 metros, el rosarino volvió a acertar, el "Dibu" Martínez brilló en el arco y Argentina dejó en el camino a un duro rival como Países Bajos para meterse en semifinales: el campeón de América, con Messi a la cabeza, jugará siete partidos en el Mundial y va por más en Qatar 2022. ¿Tiene con qué ilusionarse? Claro que sí, el "Diez" marca el camino y quién no va a querer seguirle los pasos.