El día antes de disputarse la final de la copa América en Brasil con el dueño de casa, el capitán argentino y mejor jugador del mundo cuenta las horas que faltan para que llegue este sábado y cumpla el sueño de poder levantar la copa en lo alto. Besarla y compartirla con todos los compatriotas y los admiradores que tiene en todo el planeta 

Jugó la clasificación con un plus en el corazón que la afición valoró. Cantó el himno como antes le reprochaban que no lo hiciera. Su esposa y tres hijos llegaron silenciosamente de España y se instalaron en Rosario para acompañarlo de cerca en esta gesta épica deportiva que el destino le vuelve a regalar a los 34 años, con todos los logros y el reconocimiento internacional que ya cosechó con creces.

El monumento a la Bandera en su ciudad natal se iluminó con su imagen, reflejada también en los murales que le pintaron en el barrio donde se crió, enfrente de la escuela a la que iba cuando era chico y en distintas paredes rosarinas donde se le rinde homenaje.

Para la posteridad: los hijos de Messi posaron frente al inmenso mural que le ofrendaron en Rosario

Este viernes disfrutó del último entrenamiento previo al match en el predio del Fluminense, mientras los residentes argentinos en Brasil retiraban las entradas en el consulado para estar entre los 5.500 espectadores que entrarán al Maracaná para presenciar la final.