El 28 de agosto de 2004 se erige como una de las fechas más memorables en la historia del deporte argentino. Ese día, en los Juegos Olímpicos de Atenas, Argentina rompió una sequía de 52 años sin lograr medallas de oro, alcanzando dos victorias que quedarían grabadas para siempre en la memoria colectiva del país.

La jornada comenzó con la consagración del seleccionado masculino de fútbol dirigido por Marcelo Bielsa. Argentina se impuso por 1-0 ante Paraguay, gracias a un gol de Carlos Tévez y este triunfo no solo significó la primera medalla de oro para el fútbol argentino en unos Juegos Olímpicos, sino que puso fin a una larga espera desde la obtenida en Helsinki 1952, cuando Enrique Capozzo y Eduardo Guerrero se colgaron la presea dorada en doble par de remo.

Poco después, el equipo de vela de la clase Tornado, compuesto por Carlos Espínola y Santiago Lange, se aseguró la medalla de bronce, consolidando al primero de ellos como el primer deportista argentino en ganar medallas en tres Juegos Olímpicos consecutivos, tras sus logros en Atlanta 1996 y Sídney 2000.

Aunque no fue un oro, la actuación de Espínola y Lange fue un hito en sí mismo, destacando la excelencia del deporte náutico argentino.

El broche de oro de la jornada llegó más tarde con la selección de básquetbol, la famosa "Generación Dorada", liderada por Rubén Magnano y jugadores como Emanuel Ginóbili, Luis Scola y Andrés Nocioni.

El equipo albiceleste venía de una campaña histórica que incluyó una inolvidable victoria en semifinales ante el legendario Dream Team, y que por primera vez desde 1992 privó al seleccionado de Estados Unidos de disputar la decisiva instancia olímpica. En la final, Argentina derrotó a Italia por un contundente 84-69, obteniendo la primera medalla de oro olímpica en la historia del básquet argentino.

Este triunfo no solo consolidó a la “Generación Dorada” como uno de los mejores equipos en la historia del deporte nacional, sino que también elevó al básquet a un lugar de honor en el corazón de los argentinos.

El 28 de agosto de 2004 no solo marcó un día de grandes logros deportivos, representó un renacimiento del orgullo nacional en los escenarios internacionales. La combinación de la victoria en el fútbol, el bronce en vela y la histórica conquista en básquet hicieron de esa jornada un punto de inflexión, recordando lo que Argentina es capaz de alcanzar cuando el talento y la dedicación se encuentran en su punto más alto.