El cuadro El origen del mundo, obra creada en 1866 por el pintor francés Gustave Courbet, que retrata explícitamente un sexo femenino, fue rociado con pintura roja en el museo Pompidou de Metz, en Francia. Otras obras fueron marcadas con las palabras “MeToo”.

La obra, que representa un sexo femenino, estaba protegido por un cristal. Llegó al Pompidou prestada desde el Museo de Orsay de París. 

La artista francoluxemburguesa Deborah de Robertis fue quien llevó a cabo esta “acción”, llamada “No se separa a la mujer del artista”. La voluntad de la misma era la de inscribirse en un movimiento mundial de jóvenes mujeres artistas de todas las disciplinas, indicó una abogada de una de las partícipes en la acción.

“Lo que estaba permitido en otra época, ahora los jóvenes ya no lo quieren”, añadió, para después describir a Deborah de Robertis como “una gran artista que nos cuestiona, nos hace reflexionar y nos incomoda”.

Condenada en 2020 con una multa de 2.000 euros

Deborah de Robertis fue condenada en agosto de 2020 por la Justicia francesa a una multa de 2.000 euros (2.155 dólares) por haber aparecido desnuda en 2018 durante una de sus actuaciones ante la gruta del Santuario de Lourdes, en el suroeste del país.

Asimismo, fue liberada en varias ocasiones tras acciones similares, en especial en 2017 después de que mostrara su sexo en el Museo del Louvre delante del cuadro de La Gioconda, en París.

Un cuadro controversial 

El origen del mundo es uno de los cuadros más emblemáticos de la historia de la pintura, tanto por su valor artístico como por la controversia que ha generado, acusado por algunos de indecente y de ultraje a la moral religiosa.

Adquirido en 1866 por un diplomático otomano llamado Khalil-Bey, tras un periplo poco claro, Jacques Lacan lo compró en 1955, aunque no lo hizo público. La obra pasó a manos del Estado francés tras la muerte del pensador, en 1981, en pago de los impuestos por su sucesión.

Incluso cuando comenzó a exhibirse en el Museo de Orsay en 1995, esa pinacoteca lo emplazó en una sala aparte y lo sometió a vigilancia intensiva, pues la dirección temía las reacciones que pudiera provocar.

La obra sigue escandalizando en el siglo XXI, como lo demuestra que la red social Facebook canceló sin previo aviso el perfil de un internauta francés que había utilizado esa imagen como foto de perfil.