Stax y el blues, una relación sutil e intensa a la vez
Las grabaciones de Albert King para el mítico sello del soul de Memphis a mediados de los sesenta marcaron el surgimiento del blues moderno. Una historia que, a lo largo de los años, además cruzó a artistas de la talla de Otis Redding, Little Milton y John Lee Hooker, entre otros.
La carrera de Albert King realmente despegó en 1966 cuando firmó para Stax, un hecho que coincide con el surgimiento del blues moderno. Si bien el guitarrista zurdo ya tenía varios singles grabados entre mediados de los cincuenta y comienzos de los sesenta para sellos como Parrot, Bobbin, King y Coun-Tree, de los cuales algunos alcanzaron un moderado éxito, fue su llegada a Soulsville lo que marcó ese quiebre en la historia. La pulsión que logró con Booker T & The MG’s le dio al blues un sonido completamente renovado e innovador. Mientras en Chicago, Chess Records trataba de salir a flote forzando a sus artistas a grabar discos de los que no estaban para nada de acuerdo, caso Muddy Waters y Howlin’ Wolf, buscando recuperar el impulso que habían tenido en los cincuenta, el productor Jim Stewart encontró el punto de equilibrio entre lo que la banda estable de Stax podía dar para que King se impusiera con su Gibson Flying V.
Fue así como entre marzo de 1966 y junio de 1967, Albert King junto a Booker T. Jones (hammond), Steve Cropper (guitarra), Donad “Duck” Dunn (bajo) y Al Jackson (batería) registraron casi una veintena de canciones de las cuales once serían incluidas en el álbum debut, Born Under a Bad Sign. Con el tiempo, temas como Oh, Pretty Woman, As The Years Go Passing By, Crosscut Saw y el que da nombre al disco se volvieron clásicos absolutos del repertorio de King y del género. El estilo dinámico del guitarrista y el funk recargado de la banda lograron algo que se volvería marca registrada y que en el futuro influiría a decenas de grandes músicos, entre ellos Stevie Ray Vaughan, Eric Clapton y Gary Moore. Albert King siguió en Stax siguió hasta 1974. En ese período grabó nueve discos más, de los cuales cuatro fueron en vivo y uno un tributo a Elvis Presley. Si bien algunos de esos álbumes son excelentes, como Live Wire/Blues Power o I’ll Play The Blues For You, King nunca pudo volver a repetir el éxito arrollador de Born Under a Bad Sign. Pero en la memoria colectiva también queda su mítica participación en el Festival Wattstax, en 1972, en el que interpretó cinco temas: Matchbox Blues, Got to be Some Changes Made, I'll Play the Blues For You, Killing Floor y Angel of Mercy.
La relación de Stax, el sello que definió el estilo del southern soul, con el blues siempre fue, de alguna manera, sutil e intensa a la vez. Little Milton fue el otro gran bluesman que estuvo un tiempo como artista del sello: grabó un puñado de discos a mediados de los setenta, entre los que sobresalen Waiting for Little Milton y Walkin' the Back Streets. En esa línea podemos sumar al cantante Johnnie Taylor, quien permaneció como artista de la discográfica de Memphis entre 1968 y 1974, y registró algunas baladas bluseras diseminadas en sus discos. También se pueden encontrar algunos blues en grabaciones de Rufus Thomas y en la discografía de Otis Redding, el músico más importante de la historia de Stax. El vocalista, entre otros, registró Rock Me Baby (Otis Blue: Otis Redding Sings Soul/1965), Scratch My Back (The Soul Album/1966) y Hawg For You (Complete & Unbelievable: The Otis Redding Dictionary of Soul/1966). Pero lo más interesante es lo que unió a Redding con Stax y que mucho tiene que ver con el blues y, aunque parezca increíble, con los inicios de los Allman Brtothers: el guitarrista Johnny Jenkins.
En 1962, Jenkins editó el single instrumental Love twist que fue un éxito en Georgia y alrededores -vendió unas 25 mil copias, según un artículo de The Guardian- y a raíz de eso fue invitado a Memphis a tocar con Booker T & The MG’s. Jenkins tenía pánico a volar y además no tenía licencia de conducir así que le pidió a un joven Otis Redding, quien era el cantante de su banda Pinetroppers, que lo llevara en auto hasta a Memphis.
En el estudio de grabación de Stax, Jenkins completó antes de tiempo una sesión con Booker T que no prosperaría y fue entonces cuando Jim Stewart y Steve Cropper centraron su atención en Otis Redding. “Yo pensé que Otis Redding era el chofer de Johnny Jenkins. Lo estaba ayudando con los amplificadores y sus cosas… se sentó por ahí durante todo el día mientras nosotros tocábamos. En un momento, cuando ya habíamos terminado, me dijo que él no tocaba ningún instrumento y empezó a cantar These Arms of Mine y yo lo seguí con el piano y Johnny con la guitarra”, le contó Cropper al biógrafo Scott Freeman. Así cobró vida una de sus grandes composiciones del soul, These Arms of Mine, que fue editado por Volt -sello subsidiario de Stax- en 1964, con el tema Hey hey baby en el lado B.
Ese instante marcó el inicio de la exitosísima y breve carrera de Otis Redding. Agradecido, el cantante le ofreció a Jenkins que fuera el guitarrista de su banda, pero éste se negó porque por su miedo a volar no iba a poder cumplir con las giras. Irónicamente Otis Redding murió el 10 de diciembre de 1967 en un accidente aéreo. Mientras que Jenkins, de regreso en Georgia, fue el primer artista contratado por Capricorn Records, que luego pasaría a la historia por ser la discográfica que lanzó a los Allman Brothers.
Un álbum realmente sorprendente de Stax es el de Gus Cannon, Walk Right In. Cannon fue un músico clave en el desarrollo del blues a comienzos del siglo XX, cuyo legado más importante son las grabaciones para Paramount en la década del veinte junto a los Jug Stompers. En junio de 1963 se puso a la orden de Jim Stewart, por decirlo de alguna manera ya que la sesión es más bien espontánea, acompañándose por su banjo y respaldado por Will Shade en jug y Milton Roby en washboward para registrar una docena de temas tradicionales. Si bien el disco resultante tiene poco que ver con la línea musical de Stax, es una especie de tributo del sello a la música más primitiva de Memphis, su ciudad.
Pero si de rarezas hablamos es probable que no haya ninguna otra en el catálogo de Stax como el disco de John Lee Hooker, That’s where it’s at. Editado en 1969 contiene un puñado de canciones que el músico había grabado ocho años antes y que cinco de ellas habían sido editadas en 1966 en un compilado de varios artistas del sello Guest Star Records. Se trata de un Hooker clásico, con su boogie hipnótico, acompañándose con su guitarra y el foot stomping.
Más acá en el tiempo, tras el resurgimiento del sello gracias a que Concord compró Fantasy Records, que a fines de los setenta había adquirido parte del catálogo de Stax, volvieron a editar un disco de blues. Se trata de Get Up!, el trabajo que encararon a dúo Charlie Musselwhite y Ben Harper. Justo ellos dos que, casualmente se habían conocido gracias a John Lee Hooker, termina honrando al viejo blues en un sello que no solo le dio entidad al soul de Memphis, sino que resignificó para siempre la música afroamericana, la impronta sureña y la interrelación racial.