Por Belén Canonico

Durante la primavera de 1984, la escritora canadiense Margaret Atwood se propuso escribir una novela distópica con el desafío de hacerle creer a los lectores una historia que hasta ella misma le parecía inverosímil. El escenario planteado es aterrador: luego de un golpe militar, el gobierno de Estados Unidos se convierte en un dictadura teocrática y pasa a denominarse "República de Gilead", un lugar donde se cometen las atrocidades más grandes, vulnerando los derechos humanos y principalmente, los de las mujeres.

La sociedad se divide en castas, en las que las mujeres fértiles son el principal blanco de las clases altas, ya que con el objetivo de expandir la población en medio de una severa crisis de fertilidad causada por el cambio climático, se necesitan "criadas" para que se generen nuevos nacimientos.

"Como en los regímenes totalitarios -o, de hecho, en cualquier sociedad radicalmente jerarquizada-, la clase gobernante monopoliza todo lo que tenga algún valor, la elite del régimen se las arregla para repartirse las hembras fértiles como Criadas", explica la autora en la introducción de su novela que se terminó llamando "El cuento de la criada" (1985) y para el cual se inspiró en distintos regímenes totalitarios que existieron.

Y plantea los motivos por los que las mujeres son "interesantes e importantes". "Sin mujeres capaces de dar a luz, la población humana se extinguiría. Por eso las violaciones masivas y el asesinato de mujeres, chicas y niñas ha sido una característica común de las guerras genocidas, o de cualquier acción destinada a someter y explotar a una población", señala.

Pero ¿qué pasa con los hijos de estas mujeres, que estarían destinadas a procrear niños para otras familias? La respuesta es lastimosamente cercana a la historia argentina, ya que la autora se inspiró en el robo de bebés a mujeres detenidas-desaparecidas durante la última dictadura militar para retratar cómo estos chicos son reasignados a nuevas familias, en las que se fomenten los valores que impone la nueva sociedad.

"Mata a sus hijos y pon en su lugar a los tuyos, como hacen los gatos; obliga a las mujeres a tener hijos que luego no puedan permitirse criar, o hijos que luego les robarás para tus intereses personales; niños robados, un motivo cuyo uso generalizado se remonta a tiempos lejanos", manifiesta la autora en su obra. Y remata: "El control de las mujeres y sus descendientes ha sido la piedra de toque de todo régimen represivo de este planeta".

"Una de mis fuentes para 'El cuento de la criada' fue la Argentina bajo el gobierno de los Generales. Tantas mujeres asesinadas y sus hijos robados", compartió en sus redes años más tarde en referencia a la trama de su libro, que se convirtió en un éxito varios años después de su publicación, sobre todo por sus adaptaciones en cine, teatro, pero principalmente a la serie homónimo de Hulu Films, que se transformó en un manifiesto feminista, sobre todo en tiempos donde la búsqueda de ampliación de derechos y de la sanción de Ley de Intervención Voluntaria del Embarazo está en boca de todos.

Por eso, la autora no dudó en meterse de lleno en el debate por el aborto que tuvo lugar en 2018. "Nadie está forzando a las mujeres a tener abortos. Nadie tampoco debería obligarlas a someterse a un parto. Fuerce partos si usted quiere, Argentina, pero por lo menos llame a lo forzado por lo que es. Es esclavitud: es reivindicar poseer y controlar el cuerpo de otra persona, y sacar provecho de eso ", escribió en una carta que le envió al diario UNO de Santa Fe hace dos años. Y también le escribió directamente a Gabriela Michetti, la entonces Vicepresidenta: "No mires para otro lado cuando hay miles de mujeres que mueren todos los años por abortos ilegales. Dale a las mujeres argentinas el derecho a elegir".

Recientemente volvió a proclamarse en sus redes sociales. "Un estado no debería reclamar la propiedad de los cuerpos de las mujeres + prohibir la atención médica necesaria. Derechos de la mujer = Derechos humanos! #Argentina: ¡hora de actuar!", publicó mencionando directamente al presidente Alberto Fernández, a la Ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad Elizabeth Gómez Alcorta, a la Secretaria Legal y Técnica de la Presidencia Vilma Ibarra, a los diputados Silvia Lospennato, Eduardo "Bali" Bucca y Mario Negri y al gobernador de San Juan Sergio Uñac. Una autora que a los 81 años no se calla nada.