Su muerte, hace cinco años, quedó eclipsada por la de una superestrella. Lonnie Mack falleció el 24 de abril de 2016 cuando el mundo entero todavía lloraba la partida súbita del camaleónico Prince, ocurrida tres días antes. Mack fue una figura central del desarrollo del rock and roll en los Estados Unidos por su facilidad para fusionar estilos y su increíble técnica con la guitarra, pero con una historia que muchas veces lo tuvo alejado del mainstream.

Aquí en la Argentina lo conocimos en los noventa por sus discos para Alligator Records, sello que desembarcó con un amplio catálogo de artistas en pleno boom del blues. El primero de esos álbumes de Lonnie Mack (“Strike Loke Lightning / 1985) había sido producido nada más y nada menos que por Stevie Ray Vaughan, quien además tocaba la guitarra y cantaba en un par de temas. Cuando el álbum se difundió aquí, Vaughan llevaba muerto un par de años y su figura era mística. Y así, casi por relación transitiva, empezamos a disfrutar de Lonnie Mack.

La historia de Lonnie Mack se remonta a fines de la década del cincuenta cuando compró una de las primeras siete Gibson Flying V que se hicieron y, a comienzos de los sesenta, sentó las bases de los solos de guitarra en el rock que atronarían pocos años más tarde. Fue un innovador. Tenía una técnica muy personal basada en el fingerstyle y el chicken picking, propias del country y el bluegrass, aunque con una marcada formación musical de blues y R&B. Atacaba las cuerdas de manera rápida y agresiva y utilizaba un vibrato Bigsby con el que obtenía un sonido distintivo, que con el tiempo se lo denominó whammy bar, en honor a su tema “Wham!”.

Lonnie Mack, el asesino de la Flying V
Lonnie Mack zapando con Keith Richards y Ronnie Wood.

Entre las influencias de Mack se destacan T-Bone Walker, Ray Charles, Jimmy Reed, Merle Travis, Hank Williams, George Jones, Jimmie Rodgers y Hank Ballard. La lista de músicos a los que influenció él con su técnica es también amplia y notable. Además de Stevie Ray Vaughan sobresalen los nombres de Jeff Beck, Roy Buchanan, Duane Allman, Dickey Betts y Eric Clapton, entre muchos otros.

A comienzos de los sesenta, tuvo un paso por las bandas de Freddie King y James Brown, experiencia que lo marcó a fuego. Pero el año clave en su carrera sería 1963. Mack firmó contrato con el pequeño sello Fraternity, con base en Cincinnati, y se integró como guitarrista de la banda estable. Así fue como grabó dos temas que serían decisivos en su historia. “Memphis”, de Chuck Berry, y el mencionado “Wham!”. Ambas canciones se convirtieron en inesperados éxitos, tanto para el guitarrista como para el sello. Las radios de R&B comenzaron a pasarlas con mucha frecuencia, al igual que la balada “Where there's a will”, hasta que descubrieron que Mack no era negro. En 1968, el guitarrista firmó con el sello Elektra, que reeditó el álbum “The Wham of That Memphis Man”, y grabó otros tres álbumes que no fueron ni tan consistentes ni interesantes como el material que había registrado para Fraternity. Mack se recluyó en su Indiana natal y en los setenta grabó un par de discos oscuros –“Home At Last” y “Lonnie Mack and Pismo”- más volcados a la música country.

Los planetas se alinearon para el punzante guitarrista en la década del ochenta. Viajó a Austin, Texas, y en su camino se cruzaron Stevie Ray Vaughan y el sello Alligator. Tanto Vaughan como la compañía de Bruce Iglauer estaban en su apogeo comercial y el disco que lanzarían juntos fue un éxito. “Strike Like Lightining” fue un álbum muy sólido que significó el regreso de Mack a las grandes ligas y dejó algunos temas imponentes en el que confluyen con total naturalidad los dos guitarristas juntos: la excitante “Double “Whammy”, la electrizante “Satsify Suzie” y la joya acústica “Oreo cookie blues”.

El asesino de la Flying V grabaría dos discos más con Alligator –“Second Sight” (1987) y “Attack of the Killer V: Live” (1990)- aunque lo más significativo de su paso por la compañía fue el show que dio en 1985, tras la edición de su primer álbum, junto a Roy Buchanan y Albert Collins en el Carneghie Hall de Nueva York. Ese concierto fue registrado en video y se editó con el nombre de “Further on Down the Road”. Lonnie Mack no volvería a los primeros planos, salvo por algunas distinciones que recibió en los últimos años de vida. Se fue a vivir a Smithville, Tennessee, para estar cerca de sus hijos y nietos. La muerte lo alcanzó a los 74 años en ese pequeño poblado al este de Nashville y el hombre dio paso a la leyenda.