Por Gisela Asmundo

Licenciada en Arte

Marc Chagall ha sido uno de los primeros artistas en llevar la metáfora al cuadro moderno.

image.png

Les Amoureux”, 1928, Marc Chagall.

Su obra esta plagada por la sencillez de su universo figurativo, en donde la cercanía del recuerdo dominó sus pensamientos sobre su infancia en la la ciudad de Vitebsk, el la Rusia zarista.

image.png

Marc Chagall y su primera esposa Bella Rosenfeld.

El arte de Chagall es una alquimia que refleja la intermitencia de sus estados anímicos y de sus amores.

Ver más: "Los bodegones", de Clara Peeters

Aproximación a la obra:

«En nuestra vida hay un solo color, como en la paleta de un artista, que ofrece el significado de la vida y el arte. Es el color del amor.» Marc Chagall.

Al regresar a París en 1923 después de casi una década de estancia en su ciudad natal de Rusia, Marc Chagall experimentó un período de felicidad sin igual. Acompañado por su esposa, Bella, y su pequeña hija Ida, el artista visitó el valle del Sena y el sur de Francia, descubriendo los paisajes exuberantes cuyos colores y formas distintivos inspiraron su trabajo.

Les Amoureux (Los Enamorados) representa la encarnación pictórica de la satisfacción de la pareja en esta nueva etapa de su vida.

Unas décadas después, el pintor aún sostenía esta opinión: “¿No es cierto que la pintura y el color están inspirados en el amor? En el arte, como en la vida, todo es posible cuando se concibe en el amor”.

Un lienzo notable a gran escala de uno de los períodos más deseables en la gran obra del artista, es Les Amoureux que permaneció en la distinguida colección de la misma familia desde 1928, año en que fue pintado.

Bella había sido el primer amor de su vida, ella fue su inspiración, su guía, su musa, e hizo posible para él soñar y crear las más maravillosos obras.

Bella Chagall vivió junto al artista durante veintinueve años; los años que fueron los más importantes en el camino hacia el reconocimiento. Incluso mucho después de la muerte de Bella, ella todavía siguió apareciendo en su lienzo, en forma de mujer, novia, madre y ángel.

Ver más: "La Fornarina", la mujer amada por Rafael

«Durante años, su amor iluminó todo lo que hice», palabras realmente hermosas del gran artista, sobre su musa.

La historia de ambos para Chagall se convirtió en una representación evocadora de lo que significó una vida juntos.

Las flores como unas de las creaciones más lindas de la naturaleza significaron mucho para el artista en la concepción de su pintura. Empezaron a ser un motivo importante para él a partir de la década de 1920, en su tiempo por París; el antiguo Jardín de Las Tullerías decorado con elegantes tulipanes quizás haya sido motivo de inspiración.

Las flores significan más que belleza, Chagall las solía pintar de manera masiva como enormes bouquets. Están llenas de símbolos, y se podrían vislumbrar como la representation del árbol de la vida, un vinculo entre la tierra y el paraíso, algo espiritual y universal. Para el artista no existía barrera entre lo que verdaderamente creía y sentía y lo que trataba de comunicar.

La admiración y el amor por su mujer se manifiestan en Les Amoureux, en ese abrazo que los mantiene tan próximos uno del otro, Bella fue la fuerza y el motor de su existir.

Podemos observar su rol de mujer protectora en Les Amoureux , él se pinta con su cabeza apoyada en el hombro de Bella, ella aparece como una figura maternal abrazándolo, con su gesto sereno.

En la obra también figura sobre la falda la representación de la luna, simbolizando el poder femenino, sobre un fondo azul que evoca el cielo, y una pequeña ave volando hacia ella.

Chagall casi siempre representó a Bella con los ojos bien abiertos, como visionaria del futuro de ambos.

La obra posee una increíble proliferación de colores exaltados, Chagall poseía la gran maestría de entender el manejo del color y su combinación, gustaba de comprender el significado intrínseco del mismo.

Quizás alimentado por el encendido cromatismo que conjuga perfectamente con el multicolor del decorativismo del arte popular ruso y la mezcla ante el clima efervescente de los colores vibrantes de los pintores fauvistas como Matisse y Gauguin.

Su obra siempre va a flotar entre lo real, lo fantasioso, y el ensueño aunque él jamás se haya considerado a si mismo surrealista.

Marc Chagall fue uno de los más grandes coloristas del siglo XX junto a Matisse. El mismo Picasso reconoció ante la muerte de este último que solo quedaba un artista capaz de entender el color en ese momento: Chagall.

Marc Chagall compartía sus intereses artísticos con otros artistas vanguardistas en La Ciudad de la Luz; fue un momento muy importante para su carrera.

Durante la creación de la obra Les Amoureux, Chagall y Bella vivían una de las etapas más felices, sin grandes preocupaciones.

image.png

Ver más: Sofonisba Anguissola, una mujer fascinante: esta vez la genialidad tuvo rostro de mujer

Pero lamentablemente ese periodo se iba a acabar cuando atormentado por la guerra y la ocupación de Francia tendrían que huir a los Estados Unidos ante la persecución nazi a los judíos.

El dolor por la humanidad que sufre en aquellos años de miedo y muerte tiñe de melancolía y oscuros presagios sus composiciones.

Marc Chagall, admiraba a Bella más allá de las palabras, por lo que representaba en su vida y por la visión que ella sostenía sobre su propia existencia.

Ella era una gran escritora inspirada en el sentido profundo de la vida.

Aquí un párrafo del libro de Bella Rosenfeld, “Burning Lights” (Luces Ardientes):

“…es algo extraño: me viene el deseo de escribir y escribir en mi lengua materna vacilante, que, como sucede, no he hablado desde que salí de la casa de mis padres. A pesar de que mis años de infancia se alejaron de mí, ahora de repente encuentro que vuelven a mí, cada vez más cerca de mí, tan cerca, que podrían estar respirando en mi boca. Me veo claramente como una cosita regordeta, una pequeña niña corriendo por todo el lugar, abriéndose paso de una puerta a otra, escondiéndose como un pequeño gusano acurrucado con los pies en el alféizar de nuestra ventana. Mi padre, mi madre, las dos abuelas, mi apuesto abuelo, mi propia familia y las de fuera, los cómodos y necesitados, las bodas y los funerales, nuestras calles y jardines, todo esto fluye ante mis ojos como las profundas aguas de nuestra vida. Mi antigua casa ya no está allí. Todo se ha ido, incluso muerto. Mi padre, que sus oraciones nos ayuden, ha muerto…”.

A finales de agosto de 1944, París fue liberada; la buena noticia encontró a los Chagall de vacaciones, tomando posteriormente la decisión de regresar a Francia.

Antes del regreso inesperadamente Bella se enfermó, contrajo supuestamente una infección estreptocócica en la garganta, por ese entonces no era fácil conseguir penicilina. Cuando su hija Ida arribó al hospital con la medicación, ya era demasiado tarde, su madre ya estaba en coma y a las pocas horas fallecería.

Después del funeral, Chagall estaba inconsolable:

"Cuando Bella falleció, el 2 de septiembre de 1944, a las seis de la tarde, estalló una tormenta eléctrica y una lluvia continua cayó al suelo. Se oscureció en mis ojos", escribió el artista.

image.png

Marc Chagall tardaría un tiempo después de la muerte de su esposa en volver a pintar nuevamente; no fue sino hasta la primavera de 1945 que volvió a la pintura.

“Las Velas de la Boda", el título se refiere al libro de Bella y a su elevado estado de ánimo, fue en homenaje a su musa.

El 14 de noviembre de 2017, en la ciudad de New York se subastó en Sotheby’s Les Amoureux de Marc Chagall por la suma de 28,453,000 dólares.

image.png

“Las Velas de la Boda”, 1945, por Marc Chagall.

Ver más: "Danae recibiendo la lluvia de Oro", del grupo de las seis obras denominadas "Poesías" de Tiziano

Marc Chagall:

image.png

Nació el 7 de Julio de 1887 en la ciudad de Vitebsk, en la Rusia Zarista, perteneciente a una familia judía de origen humilde.

Su obra se constituye por los recuerdos felices de su infancia, y sus relaciones amorosas.

El recuerdo de su pueblo más allá del rio en un barrio hebreo; entre las callejuelas un apero agrícola, campesinos, vendedores ambulantes, músicos callejeros, especialmente violinistas, (su tío tocaba el violín), los enamorados, las viejas casas de madera, sus padres, un rabino que reza, la sinagoga; todo va a formar el universo figurativo de sus obras.

Marc Chagall, el mayor de nueve hijos, nació como Mark Zajárovich Shagálov, en una zona del Imperio Ruso que hoy forma parte de Bielorrusia.

Su padre, Zachar, transportó barriles para un comerciante de arenque; el trabajo fue aparentemente tan duro que lo determinó a evitar un destino similar y perseguir su sueño de convertirse en artista.

"Mi corazón solía retorcerse como un panecillo turco cuando veía a mi padre levantar esos pesos", escribió Chagall.

Dejaría Vitebsk, pero Vitebsk nunca lo dejaría a él.

En 1906, a los diecinueve años, Chagall se mudó a la que entonces era la capital rusa, San Petersburgo, donde asistió a la escuela de arte.

Su ciudad natal se convirtió en la principal fuente de inspiración para sus pinturas en ese momento, como lo sería a lo largo de su carrera, a pesar de que pasó la mayor parte de su vida en lugares lejanos.

Chagall volvía a su ciudad natal al pintarla reiterativamente, un especie de retiro nostálgico a la infancia, sin importar cuán duras sean las realidades de su vida adulta, marcada, en diferentes momentos, por la guerra, la revolución y la huida.

El gallo y el violinista se encuentran entre los motivos más recurrentes del artista, haciendo referencia a la educación rural y a la herencia judía de Chagall.

Ver más: "El retrato de Wally Neuzil"

image.png

El Violinista Verde, 1923, óleo sobre tela, 196 x 108 cm., New York, Guggenheim Museum.

La originalidad de Chagall radica en su síntesis personal de las influencias que tomó de todos lados; del arte popular ruso, los iconos de la Iglesia Ortodoxa, la tradición artística judía, y lo que fue absorbiendo al trasladarse a París en 1911, en contacto con los artistas vanguardistas.

La paleta tenue de sus pinturas anteriores dieron paso a pasajes de colores fuertes y puros inspirados en los Fauves, con el aspecto emocional y místico característico de su obra.

Al mudarse a París, se sintió a gusto con la libertad reinante del lugar, cambiando su nombre al francés Marc Chagall.

En París conocería a Pablo Picasso, el cual sostuvo: "No sé de dónde saca esas imágenes; debe tener un ángel en la cabeza ".

Durante un tiempo, Chagall incursionó en el cubismo, pero esta fue una fase de corta duración, el cubismo era demasiado racional y geométrico, para desplegar el lirismo de su arte.

image.png

Flores en la Luz, 1978, 115,6 x 88,9 cm.

Chagall regresó a Rusia para ver a su familia y a su novia Bella en 1914, abrazando a La Revolución Rusa inicialmente.

El estallido de la Primera Guerra Mundial significó que tuvo que posponer su regreso a Europa occidental indefinidamente.

En 1915 se casa con Bella Rosenfeld.

En 1917 tuvo lugar la revolución bolchevique y Chagall simpatizó con ella.

En 1918 fue nombrado comisario de arte y regresa a Vitebsk, donde funda la Academia de pintura, sin embargo al entrar en conflicto con Lissitzky y Malevich que quieren imponer el suprematismo, renuncia y se traslada a Moscú a ocuparse del Teatro Hebreo.

El trabajo de Chagall había dado un giro cada vez más fantástico en este punto, lleno de vacas verdes y caballos voladores, y sus oponentes se quejaron de que esto tenía poco que ver con Marx o Lenin.

En 1923 regresa a París, en donde el surrealismo se había convertido en el principal movimiento intelectual de la ciudad, y las visiones oníricas de Chagall de la década anterior fueron aclamadas como innovadoras.

Según el líder de los surrealistas, André Breton, "ningún trabajo fue tan decididamente mágico" como el de Chagall. El ruso fue invitado oficialmente a unirse al movimiento, pero se negó.

Los amantes que levitan son probablemente los personajes más recurrentes en la obra de Chagall.

Ver más: "La Tempestad", la pintura mas conocida y magnífica del artista Oskar Kokoschka

A partir de 1937, sin embargo, también comenzó a representar la Crucifixión de manera regular. La fecha no es casualidad. Las deportaciones y atrocidades nazis contra los judíos eran cada vez más frecuentes.

La respuesta de Chagall fue apropiarse de la Crucifixión de la tradición artística cristiana y reconsiderar su tema como un símbolo del martirio judío.

La barbarie nazi fue claramente su principal fuente de inspiración, pero Chagall también se basó en su experiencia de pogromos antijudíos durante su juventud en Rusia.

Chagall pasó la mayor parte de la Segunda Guerra Mundial en Nueva York, y al finalizar fue agasajado por coleccionistas, críticos y curadores.

Antes de regresar a Francia en 1948, Chagall recibió una retrospectiva tanto en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) como en el Instituto de Arte de Chicago.

Su lugar dentro de la Historia del Arte estaba asegurado.

Ver más: "La Montagne Sainte-Victoire", Paul Cézanne

Luego comenzaría a experimentar en una variedad de nuevos medios: tapices, cerámica, mosaicos y, con mayor éxito, vidrieras. Su afición por las grandes áreas de color saturado hizo que las vidrieras fueran una elección lógica.

Su comisión más famosa fue la Ventana de la Paz, en azul celeste, para el edificio de la Secretaría de los Estados Unidos en Nueva York.

Fue el último maestro sobreviviente del modernismo europeo.

En 1967, a los 80 años, Chagall pintó dos murales gigantes para el vestíbulo de la Metropolitan Opera House de Nueva York, en el Lincoln Center.

Chagall continuó trabajando hasta su muerte en Saint-Paul-de-Vence, Francia en 1985, a los 97 años de edad.

Moría no solo un maravilloso y prolífico artista, sino también un hombre que siempre estuvo enamorado del amor.

image.png

El Alma de la Ciudad, 1945. Oleo sobre tela, 106 x 82 cm. París Musée National d’Art Moderne.

image.png

El Paseo, 1918, Marc Chagall, óleo sobre lienzo, 69 x 163 cm.

Esta nota tiene derechos reservados.