En 1967, en pleno furor de la beatlemanía, John Lennon dijo en una entrevista periodística que prefería que Racing Club le ganara al Celtic de Escocia la final de la Copa Intercontinental de Fútbol, que los enfrentaría en un tercer partido en Montevideo.

En la entrevista, que se convirtió en legendaria, aunque no existe copia alguna del video que Juan Alberto Badía decía haber visto en Londres, el autor de “Imagine” habría dicho: “¿Cómo se llama el equipo que juega contra el Celtic? ¿Racing?.  Ey, me gusta Racing. Viva Racing, Soy de Racing”.

La expresión, que debe enmarcarse en una histórica rivalidad política entre escoceses e ingleses y en el carácter siempre díscolo de John, fue posterior a una de sus típicas bromas ante los periodistas, cuando comentó que en realidad le gustaba más el cricket que el fútbol.

"Mi gol lo festejó hasta John Lennon”, dijo, convencido, al recordar ese partido en Uruguay el autor del único tanto de Racing, Juan Carlos "Chango" Cárdenas. “Por el odio entre los ingleses y los escoceses, Lennon no quería ni a palos que ganara el Celtic. ¿Qué tal? Hasta al genio de Los Beatles le importó mi gol".

A esta altura de la historia, y con la agitación que ha provocado en el mundo el estreno del documental “Get bak”, de Peter Jackson, es público que los integrantes de la banda no hablaban de sus preferencias futbolísticas por una imposición de su manager, Brian Epstein, que sabía que cualquier pronunciamiento les restaría público.

Pero la verdad es que Lennon no sólo había soñado con ser futbolista de niño, sino que se prendía en los picados, y tenía el corazón puesto en Liverpool FC, el equipo de la camiseta roja que hoy tiene fanáticos en el mundo entero y hace tres años usó una alternativa blanca de homenaje a Los Beatles.

Lennon era de Racing y otras historias futboleras de los Beatles

Paul McCartney, en cambio, es simpatizante de otro de los equipos de la ciudad portuaria en la que nacieron los cuatro integrantes del cuarteto, Everton, mientras Ringo Starr parece haber heredado de su padrastro la simpatía por un equipo londinense, Arsenal, aunque sus hijos sean seguidores de Liverpool.

Los que afirman que a Lennon no le importaba tanto el fútbol porque hablaba poco de él, deberían revisar la tapa de su quinto disco como solista “Walls and Bridges”, de 1974, con un raro diseño que presenta un dibujo suyo de 1952, cuando tenía once años.

En ese dibujo, aquel chico con pocos amigos inmortalizó una escena con cuatro jugadores y una pelota que ilustraba el gol con que Newcasttle le había ganado la final de la F. A. Cup a Arsenal, con una rareza, un gol de cabeza de un delantero chileno llamado Jorge Robledo.

Lennon era de Racing y otras historias futboleras de los Beatles

"No éramos especialmente hábiles aunque John era, indudablemente, el mejor con la pelota en los pies”, contó sobre la relación de los integrantes del grupo con la práctica activa del fútbol el baterista Pete Best, aquel que se fue rumbo a su destino porque supuso que no tendrían éxito.

“Un día me confesó que siempre había soñado jugar en Liverpool”, puntualizó el bueno de Best, que vivió junto a Lennon la etapa más bohemia de la banda, antes de la explosión”. “Yo, en cambio, prefería Goodison Park”, agregó mencionando así el estadio del Everton.

Es muy probable que Lennon haya festejado en la intimidad el gol de Cárdenas en Uruguay, como le gustaría a los hinchas de Racing, pero en cambio hay documentos fotográficos de como al año siguiente salió de parranda a celebrar la obtención de la Copa de Europa por parte del Manchester United, donde jugaba su amigo George Best.

 “Gasté un montón de dinero en coches, mujeres y alcohol. El resto simplemente lo malgasté”, declaró por entonces endiablado delantero nacido en Irlanda, uno de los mejores gambeteadores de la historia del futbol, al que llamaban por entonces “El Quinto Beatle”, ante todo por sus arreglos capilares.

Que al grupo le importaba el futbol y que la ciudad natal de los cuatro era una pasión había quedado claro dos años antes del título intercontinental de Racing, cuando le enviaron un telegrama al plantel de Liverpool, que jugaba una final de la F.A. Cup.

"La mejor de las suertes, muchachos”, se leía en el telegrama, enviado a nombre del legendario entrenador Bill Shankly, que terminó festejando un 2 a 1 frente a Leeds United, el equipo que hoy dirige el argentino Marcelo Bielsa. “Los estaremos viendo por la tele. John, Paul, George y Ringo".

Cuando estaba gestándose la icónica tapa del LP “Sargent Pepper’s Lonely Hearts Club Band” Lennon quiso incluir por pedido de su padre a un jugador de Liverpool, Albert Stubbins, pero McCartney dijo que solo sería posible si también se sumaba una estrella de Everton, por lo que la iniciativa quedó sin efecto.

El más tímido de los cuatro, George Harrison, fue también el más desinteresado por el futbol, aunque en “Anthology” recuerda su entusiasmo por la final de la Copa Inglesa de 1957 en la que Aston Villa le ganó por 2 a 1 a Manchester United, cuando él tenía 14 años.

Los demos del tema “Glass Onion” incluían un corte de la voz del relator Kenneth Wolstenholme gritando “¡It’s a goal!” en una de las transmisiones de la campaña que llevó a Inglaterra a ganar de local su único Mundial en 1966, pero la idea fue luego descartada por el productor George Martin, el auténtico Quinto Beatle

La rivalidad futbolística ente Lennon y McCartney aparece como una pincelada de la película animada de 1968 “Yellow Submarine”, si se tiene en cuenta que en la escena de la canción “Eleanor Rigby”, aparecen dos equipos de fútbol con las camisetas de los colores de Everton y Liverpool.

En el telefilm “Magical Mistery Tour”, estrenado por la BBC en 1967, pueden verse imágenes aleatorias de los cuatro músicos mientras se divierten con una pelota de fútbol, siempre en el marco de la explosión de pasión por el deporte que le había significado al país la victoria en el Mundial 66.

Es fácil imaginar que quizás algunos de los Cuatro Fabulosos festejó la rara expulsión del capitán del seleccionado argentino, Antonio Ubaldo Rattin, en el partido de cuartos de final de ese Mundial, en que Inglaterra terminó imponiéndose por 1 a 0, apoyada en el para nada imparcial arbitraje del alemán Rudolf Kreitlein.