Por Belén Canonico

De la mano de la saga de "Harry Potter", J. K. Rowling se convirtió en una de las escritoras de fantasía juvenil más exitosas en todo el mundo. Su obra marcó a fuego de millones de chicos que encontraron en el universo del joven mago un lugar de pertenencia. No solo por el atractivo de los protagonistas, sino por los valores que estos inspiraban. Lealtad, valentía, amistad son algunos de los conceptos que plasmó la autora británica en sus libros y generaron la aceptación y el fanatismo de su público.

Sin embargo, de un tiempo a esta parte, la figura de Rowling comenzó a perder fuerza entre sus seguidores y se vio envuelta en más de un escándalo. ¿Qué ocurrió? La autora, que en sus inicios era vista como una transgresora y que envalentonó a gran cantidad de chicos y chicas en todo el mundo a ir en busca de sus sueños, hizo varios comentarios desafortunados sobre la comunidad transexual. Y su público, por más valor que le haya dado a sus creaciones en su momento, no se lo perdonó.

En este contexto, se supo que Rowling va a lanzar -bajo su seudónimo Robert Galbraith- una nueva novela policial titulada "Troubled Blood", que se basa en la historia de un asesino serial que se viste de mujer para aprovecharse de sus víctimas. Como era de esperarse, estos detalles no pasaron desapercibidos y generaron un acalorado debate en las redes, ya que muchos usuarios señalaron que con este libro, la británica no hizo más que dejar al descubierto sus prejuicios y de esta manera, perpetúa una estigmatización sobre el colectivo trans.

Frente a las repercusiones negativas, la escritora publicó en el sitio web de su seudónimo que para escribir su última novela se basó "en los verdaderos asesinos Jerry Brudos y Russel Williams, maestros de la manipulación ambos, que se llevaban 'trofeos' de sus víctimas". Pero su explicación no logró acallar las críticas, ya que hace años que la autora viene generando controversias.

La primera vez que fue tildada de "transodiante" fue en 2018, cuando le dio me gusta a un tuit que decía: "Los hombres que visten como mujeres gozan de una solidaridad que yo nunca tuve. ¡Eso es misoginia!". Y aunque en ese momento fue muy criticada, no pasó a mayores. Hasta que al año siguiente, se solidarizó públicamente con Maya Forstater, una investigadora que fue despedida de su trabajo tras hacer declaraciones en contra de la comunidad trans, argumentando que "el sexo es un hecho biológico e inmutable".

Y en su misma línea de pensamiento, Rowling escribió en su cuenta de Twitter: "Vístete como quieras. Utiliza el nombre que más te guste. Acuéstate con cualquier adulto que consienta tener sexo contigo. Vive al máximo posible en paz y con seguridad. Pero ¿forzar a las mujeres a dejar sus puestos de trabajo por decir que el sexo biológico es una cuestión real?". Esto generó un verdadero escándalo y miles de seguidores se mostraron en desacuerdo con J.K.

Sin embargo, cuando parecía que el tema ya estaba controlado, en junio de este año la autora compartió en sus redes un artículo titulado "Opinión: Creando un mundo post-COVID-19 más igualitario para la gente que menstrúa" y emitió un comentario irónico. "'Gente que menstrúa'. Estoy segura que solía existir una palabra para esta gente. Alguien me ayude", escribió haciendo referencia a las mujeres y rápidamente le llovieron las críticas por no contemplar a las personas transgénero.

Ante las repercusiones que generaron sus comentarios, la británica salió a defenderse públicamente pero no logró el efecto que esperaba. "Si el sexo no es real, no hay atracción entre personas del mismo sexo. Si el sexo no es real, la realidad vivida por las mujeres a nivel mundial desaparece. Conozco y amo a las personas trans, pero borrar el concepto de sexo elimina la capacidad de muchas personas de discutir sus vidas de manera significativa. No es odio decir la verdad", se excusó. Sin embargo, muchos de sus seguidores se sintieron ofendidos y no dudaron en tomar represalias.

Decenas de librerías en todo el mundo decidieron dejar de vender sus libros por estar en desacuerdo con sus creencias. Incluso, su imagen fue víctima de varias acciones en su contra, como cuando en julio tiñeron las huellas de sus manos en el paseo de Harry Potter en Edimburgo con pintura roja. Y en el lugar del hecho, se encontró una bandera de la comunidad transgénero.

De esta manera, la figura de Rowling que había gozado de todo tipo de reconocimiento durante más de veinte años, comenzó a perder fuerza. Y el imperio que supo construir alrededor de la imagen de Harry Potter se le volvió en su contra. Porque si hay algo que queda claro en las épocas que corren es que, por más importante que haya sido su obra, hay comentarios que ni siquiera sus fanáticos le van a dejar pasar.