Las aventuras del joven Bob Marley
El símbolo máximo del reggae tuvo una vida apasionante. Aquí el autor relato sus años iniciales en una Jamaica convulsionada.
Por Alfredo Rosso (*)
Bob Marley se transformó en un ídolo masivo a nivel mundial a partir de 1973 y de álbumes como Catch a Fire, Burnin’, Natty Dread, Kaya y Exodus, por nombrar solo alguno de sus discos más recordados de la etapa en que grababa para el sello inglés Island, dirigido por otro jamaiquino: Chris Blackwell.
Pero para cuando la popularidad de Marley comenzó a trascender las fronteras de su caribeña isla natal, Bob ya tenía diez años como artista discográfico, con varios éxitos que habían sonado en las radios, los sound systems y las calles de Jamaica, desde Kingston a Montego Bay.
Recapitulemos: cuando apenas era un adolescente, Bob Marley se mudó desde su hogar natal de Nine Miles, en el condado de Santa Ana, a Kingston, la capital de Jamaica, junto con su madre Cedella. Y se fueron a vivir a Trench Town, un asentamiento poblado por el sector más duro y más postergado de la sociedad jamaiquina.
Allí, en los yards, especie de conventillos a la usanza jamaiquina, vivían hacinadas montones de familias de raza negra, que sobrevivían de un día a otro con lo justo, en base a empleos verdaderamente precarios, con muy poca paga.
Una de las forma que los jóvenes tenían de escapar a la dura realidad de la vida diaria en Trench Town era la música, y aún mucho antes de siquiera imaginar que podría algún día no solo vivir de la música sino ser un personaje respetado y admirado por su dignidad y su pensamiento humanista, Bob Marley comenzó a transitar el camino musical con su amigo Neville O’ Riley Livingston, apodado "Bunny".
Al poco tiempo conocerían a Peter McIntosh, alias Peter Tosh, y la primera versión de los Wailers estaría lista para salir a la cancha.
Pero incluso antes de que los Wailers llegasen a grabar como grupo, Bob dio una prueba para un empresario musical y productor llamado Leslie Kong.
Impresionado por la calidad vocal de Marley, Kong lo llevó a un estudio de grabación para grabar algunos temas, que habrían de salir en el sello Beverley: el primero de ellos fue una composición del propio Bob, escrita –vaya precocidad- a los diecisiete años. Se llamaba "Judge not" y revelaba una notable madurez en su letra, basada en el célebre precepto de no juzgar a los demás, para que los demás no lo juzguen a uno.
Este tema, que efectivamente fue el debut del joven nacido en Nine Miles, apareció en 1962 y su intérprete figuraba en la etiqueta del disco como Robert Morley.
Aunque formalmente el país obtuvo su independencia de Inglaterra en 1962, la sociedad jamaiquina de principios de los ’60 estaba fuertemente dividida en clases sociales, con un alto porcentaje de discriminación racial, de la minoría blanca pudiente y pro-británica, hacia la mayoría negra que vivía en condiciones bien precarias.
Las privaciones de la vida cotidiana creaban fuerte resentimiento entre los jóvenes que se hacinaban en asentamientos urbanos como el de Trench Town, donde vivía Marley y sus compañeros de los flamantes Wailers, Bunny Livingston y Peter Tosh.
Hacia 1963, y gracias a un percusionista pionero del Rastafarismo llamado Alvin Patterson, Marley, Bunny y Tosh entran en contacto con el célebre Clement Dodd, cuyo nombre de guerra como disc jockey y productor era Sir Coxsone Dodd.
En el verano boreal de 1963, Dodd escuchó a los Wailing Wailers, como el trío se había bautizado en aquel momento, y lo que escuchó le gustó lo suficiente como para grabar un puñado de canciones, que irían saliendo en años sucesivos y que hoy día han sido recopiladas hasta el hartazgo.
El primer disco single de los Wailers salió en 1964 se llamó "Simmer down", que quiere decir algo así como "cálmense un poco", y era, justamente, un tema ska, cuya letra era un llamado a los "rude boys", a los chicos pesados de Trench Town a tomarse las cosas con un poco más de calma.
"Simmer down" causó sensación en Jamaica y los Wailers comenzaron a grabar regularmente para Coxsone Dodd y su compañía Studio Uno. En los años sucesivos, los Wailers sacarían unas treinta canciones producidas por Coxsone Dodd (algunos sostienen que en realidad los Wailers grabaron más de 100 temas en Studio Uno) y se establecerían como uno de los grupos más interesantes de la escena jamaiquina.
Sin embargo, mantener a un grupo unido era más complicado que lo que permitía la precaria economía de los Wailers y así fue como se produjo el éxodo de los otros miembros de la banda, Junior Braithwaite, Beverly Kelso y Cherry Smith.
A todo esto, la mamá de Marley, Ciddy, se había casado de nuevo y se había radicado en Delaware, Estados Unidos y pronto Marley se reuniría con ella, por un tiempo. Antes, sin embargo, se casaría el 10 de febrero de 1966 con Rita Anderson.
Marley permaneció poco tiempo en EE.UU., solo lo suficiente como para comprobar que lo suyo era la música y ocho meses más tarde regresar a Jamaica. A esta altura el emperador de Etiopía, Haile Selassie, había visitado la isla y el movimiento Rastafari gozaba de una nueva credibilidad.
Marley se sentía cada vez más atraído por los principios de igual racial y de dignidad y reparación para la raza negra que predicaba el Rastafarismo y no tardaría en convertirse a dicha fe.
Y de allí en más su música iba a reflejar cada vez más sus nuevas creencias.
Una vez reformados los Wailers con Bunny Livingston y Peter Tosh, el trío pasó por varias experiencias musicales. Hubo temas que se produjeron ellos mismos, otros donde contaron con el antiguo mentor de Bob, Leslie Kong, y hasta trabajaron con el cantante estadounidense Johnny Nash, pero el primer espaldarazo importante que tuvo la banda en su nueva etapa llegó cuando conocieron a otro gran productor jamaiquino llamado Lee "Scratch" Perry, un adelantado en lo que hace a técnicas de producción musical en Jamaica, sobre todo trabajando con equipamiento relativamente primitivo.
La combinación entre los Wailers y Perry resultó en dos álbumes, Soul Rebels y Soul Revolution (además de Soul Revolution II, un pionero disco de "dub") conteniendo varias canciones excepcionales, algunas de las cuales, como "Lively up yourself", "Kaya" y "Trench Town rock" volverían a aparecer años más tarde cuando Marley se volviera una superestrella del reggae y un notable portavoz de la ideología Rastafari.
Uno de los puntos más altos de la sociedad de los Wailers con Lee Perry fue la canción "Small axe", es una de las letras más politizadas y socialmente urticantes que Bob Marley haya escrito en este período, ya que sus estrofas hablan de las diferencias entre la sociedad blanca opresora y la mayoría negra oprimida.
También era un tiro por elevación a los tres productores discográficos más importantes del momento –sospechados de no darle un trato justo a sus músicos- quienes se habían unido en una empresa llamada "Big t’tree".
Sea cual fuere el destinatario final de la canción, Marley le advierte: "Somos un hacha pequeña y ustedes son un gran árbol / pero estamos bien afilados / y los vamos a cortar hasta voltearlos...". Este tema salió entre 1969 y 1970 y fue uno de los grandes indicios de que, detrás de Bob Marley, había una potencia musical a punto de estallar a nivel global.
Un par de años más tarde, vendría el crucial encuentro con Chris Blackwell y la grabación del álbum Catch a Fire, que le dio a la figura de Bob Marley y a los Wailers proyección internacional. Y el resto, como suele decirse, ya es historia.
* Conductor de "La Casa del Rock Naciente" por FM Rock & Pop, domingos de 22:00 a 24:00.