El Gobierno de la provincia de Buenos Aires declaró a la poeta y traductora Alejandra Pizarnik como Ciudadana Ilustre post mortem por su destacado aporte a la cultura bonaerense.

La Ley N°15.448, que fue promulgada este martes, fue sancionada el pasado 12 de abril por la Legislatura provincial, tras ser impulsada por la diputada bonaerense Débora Silvina Indarte, del Frente de Todos, con motivo de homenajear a la famosa escritora nacida en Avellaneda.

Alejandra Pizarnik nació el 29 de abril de 1936. Estudió la carrera de Filosofía y Letras en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y a los 24 años se estableció en París, Francia, donde trabajó en la revista Cuadernos y en diversas editoriales.

 LEER MÁS: El escritor argentino Hernán Díaz ganó el Premio Pulitzer de Ficción

En este país publicó poemas y críticas en varios periódicos, como así también tradujo a Antonin Artaud y Marguerite Duras. A su vez, estudió historia de las religiones y literatura francesa en La Sorbona.

A comienzos de los sesenta entabló una relación amistosa con varios escritores reconocidos como Julio Cortázar, Rosa Chacel y Octavio Paz.

En 1964 emprendió su regreso a la Argentina y sufrió una gran caída emocional. Más allá de su trabajo como escritora, con el que se había ganado el reconocimiento de críticos y lectores, a nivel personal no podía repuntar.

Pizarnik estaba aferrada al costado más dramático que exponía en su obra y tras el fallecimiento de Elías, su padre, el dolor caló hondo en sus huesos y nunca pudo recuperarse. Desde entonces, la sombra de la muerte se mantuvo presente en sus pensamientos y escritos. Y eso sumado a su adicción a las anfetaminas y al malestar que le generaban los prejuicios hacia su bisexualidad se evidenciaron tanto en su obra como en su diario íntimo.

En 1970 tuvo su primer intento de suicidio. Unos meses más tarde, llegó el segundo. Y más allá de que contaba con el apoyo de su círculo íntimo y que de que estaba internada en un hospital psiquiátrico para tratar su grave cuadro depresivo, el 25 de septiembre de 1972 se quitó la vida tras ingerir 50 pastillas de Seconal. Con solo 36 años, Pizarnik dejó una huella en la literatura nacional y la imagen de una poeta incomprendida y triste a la que la vida le causó mucho dolor.

Pizarnik desarrolló una de las obras literarias más asombrosas del siglo XX y, a partir del retorno de la democracia en la Argentina, su figura experimentó un auge, lo que derivó en la primera compilación de sus textos: Textos de Sombra y últimos poemas (1982), seguido de su primera biografía, Alejandra (1991), de parte de Cristina Piña. También publicado también sus Diarios (2013).