El éxito de los Beatles era un hecho. La beatlemanía ya había pasado las fronteras de Inglaterra hacía tres años y su música se había impuesto en los rankings de todo el mundo con hits como “Love me do”, “Please, please me” y “Help”. Y aunque era consciente de la influencia que sus canciones tenían sobre su público, John Lennon jamás pensó que sus declaraciones sobre el catolicismo en una entrevista con el London Evening Standard le traerían más de un dolor de cabeza tanto a él como a sus compañeros, Paul McCartney, Ringo Starr y George Harrison.

El 4 de marzo de 1966, el reconocido diario inglés publicó un artículo sobre cómo vivía Lennon el gran momento de la banda. Todavía los desencuentros no eran moneda corriente entre ellos y no solo disfrutaban de su vida sobre el escenario, sino que solían compartir su tiempo libre junto a sus parejas -John estaba casado con Cynthia Powell; Ringo, con Maureen Starky; George, con Pattie Boyd y Paul, con Jane Asher-. "Nunca antes habíamos tenido tiempo para hacer nada más que ser Beatles", comentó quien años más tarde se convertiría en el autor de “Imagine”, en diálogo con la periodista Maureen Cleave.

Y en el entusiasmo de contar su día a día, el músico compartió una reflexión sobre uno de los temas que habían capturado su atención en el último tiempo: la religión. "El cristianismo desaparecerá. Se desvanecerá y se encogerá. No necesito discutir sobre eso; tengo razón y se demostrará que tengo razón”, expuso. Y no tuvo mejor idea que poner a los Beatles como ejemplo de su teoría: “Somos más populares que Jesús ahora; no sé quién desaparecerá primero: si el rock and roll o el cristianismo. Jesús estaba bien, pero sus discípulos eran groseros y ordinarios. Son ellos lo que lo arruina para mí ".

La comparación entre la banda británica y la figura más representativa del cristianismo pasó desapercibida en Inglaterra. De hecho, resultó más interesante el relato del cantante sobre su padre, a quien había visto dos veces en su vida y había echado de su hogar; la dinámica que tenía puertas adentro con su esposa y su hijo Julian o los libros que estaba leyendo. Sin embargo, cinco meses más tarde estalló un escándalo que no había previsto.

DateBook, una revista estadounidense para adolescentes, publicó la entrevista el 29 de julio de 1969 y puso en su portada la frase que desencadenaría el escándalo: “No sé qué desaparecerá antes: si el rock and roll o el cristianismo". Y aunque las autoridades de la publicación aseguraron que la habían elegido porque estaba alineada a los valores que profesaban, sin intenciones sensacionalistas, causaron lo opuesto a lo que esperaban.

El sector religioso norteamericano no tomó bien las declaraciones del beatle y rápidamente se organizaron demostraciones en contra de la banda inglesa. Sus canciones se prohibieron en la radio y se impulsó a una quema popular de discos. El boicot fue tan fuerte que hasta hubo iglesias que amenazaron con expulsar a los fieles que fueran fanáticos del grupo musical.

Para colmo, el cuarteto estaba preparando el lanzamiento de “Revolver” y una gira de presentación en el país que por entonces gobernaba Lyndon B. Johnson. Por eso, Brian Epstein, mánager de la banda, quiso intervenir en el conflicto para apaciguar el descontento del público dando una conferencia de prensa en Nueva York, en la que pidió disculpas en nombre de Lennon y aseguró que sus dichos fueron malinterpretados. Y unos días más tarde, el mismo John se expresó públicamente en Chicago. 

"Si hubiese dicho que la televisión es más popular que Jesús, no hubiese pasado nada. Hablando con una amiga (la periodista Maureen Cleave) usé la palabra 'Beatles' de un modo abstracto y remoto, porque así es como la gente nos percibe. Dije que ahora mismo tenemos más influencia en los jóvenes que cualquier otra cosa, incluido Jesús, pero no me expresé debidamente. Mi comentario hacía relación a Inglaterra: por aquel entonces, allí éramos más importantes para los jóvenes que Jesús o la religión. No era mi intención ofender. No nos estaba comparando con Jesucristo", manifestó y, si bien logró bajar la efervescencia de sus detractores, los días siguientes no fueron fáciles.

Lennon, McCartney, Starr y Harrison estaban decididos a cumplir con la gira como lo habían pautado hace tiempo, pero no lo hicieron sin sufrir las consecuencias por la verborragia de John. En cada lugar en el que se presentaron los esperaba un grupo de manifestantes con carteles en su contra y hasta se convirtieron en el foco de protesta del Ku Klux Klan. Lennon no paraba de recibir amenazas y junto a sus compañeros decidió que el concierto que dieron en Candlestick Park, San Francisco, el 29 de agosto sería el último de aquella gira.

Estaban dispuestos a sacrificar la magia que generaban sobre el escenario con tal de volver a encontrar la tranquilidad. Y rápidamente esa relación idílica que disfrutaban más allá del trabajo comenzó a erosionarse. El trabajo siguió en el estudio y mantuvieron un lugar destacado en la escena musical con discos como “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band”, “Yellow Submarine”, “Abbey Road” y “Let it be”. Sin embargo, en 1970 decidieron separarse y hasta el día de hoy, muchos de sus fanáticos le atribuyen el principal motivo de la ruptura a la publicación de aquella entrevista en DateBook.