Los grandes acontecimientos editoriales no suceden a menudo en la Argentina y la categoría de la edición de un libro de arte no es un desafío menor. Pues bien, el director teatral Marcelo Jaureguiberry, reunió la obra completa del pintor y docente Julio Bravo, en un libro exquisito de Wolkowizc Editores que repasa la vida y la obra del destacado artista plástico y que mezcla su historia, anécdotas y testimonios con 380 imágenes de sus obras. 

En una entrevista exclusiva con NA Julio Bravo habla sobre su trayectoria y su actualidad pero, también, deja espacio para explicarla. Porque al artista le interesa no sólo la técnica sino lo que subyace y la fundamenta. Las ideas que plasma en la tela que están relacionadas con la filosofía del arte. Están linkeadas, en suma, con el misterio de la vida, del Ser, de la Creación, de los sueños de la razón y del Inconsciente que nos moldea.

- A través de la publicación de su obra completa se puede apreciar que a lo largo de cuatro décadas sus colores y figuras fueron cambiando. ¿Se trata de una búsqueda constante de nuevas expresiones o de una meta que se intenta alcanzar? 
- Forma y color son, tradicionalmente, dos elementos esenciales del Dibujo y de la Pintura (aunque generalmente se piensa el dibujo como acromático, puede tener multiplicidad de  color; y la pintura se asocia absolutamente al color, no deja de tener la forma como componente y estructura). En las primeras Series de mi producción artística prevaleció el dibujo (las obras de mi primera exposición de 1983, o la Serie Anamorfosis, por ejemplo), pero sin perder interés en lo pictórico (como en las Series Supernova y Paisajes Iconoclastas); incluso conviviendo en una misma serie obras acromáticas y a color (tal es el caso de las series Bodegones y Viajes y Paisajes). Pero hay un punto de inflexión (aunque se vislumbran antecedentes) con la Serie Evocaciones y Prodigios del Camino de Santiago, en la cual las líneas toman color y las obras son “dibujos policromáticos”, o pinturas donde las líneas son elementos esenciales. A partir de ese momento, en toda la producción posterior el color toma un rol primordial, pero sin que la línea, generadora de forma, desaparezca (y nunca deja de ser parte estructural).
Lo antedicho vale para responder al punto específico de la pregunta, para llegar a una respuesta.

Julio Bravo: "El misterio de la Creación, algo fascinante, imposible de describir, y, en definitiva, todos los creadores dependemos de él"

Según el artista "esos cambios fueron el resultado de un camino en búsqueda de nuevas expresiones que, internalizadas, dieran como resultado un lenguaje plástico personal. ¿Meta que se intenta alcanzar? Yo diría “trayectoria natural, en mi caso particular, visto en perspectiva.

- Lo mismo podría señalarse acerca de la temática de su obra. Pasando por los
“bodegones” a las “Evocaciones y prodigios del Camino de Santiago”. ¿Existe un común denominador temático a lo largo de toda su trayectoria o una experiencia despierta su curiosidad o interés? 

- La o las temáticas son un aspecto que en la obra de muchos artistas cobra gran importancia, y que a lo largo de sus producciones se han mantenido constantes (temas religiosos, retratos), casi con un criterio de “especialidad”. En mi caso las temáticas siempre han variado, en función del interés particular que en distintos
momentos de mi vida artística generaban. Y esos temas en realidad son temas que siempre han sido de interés en el hombre, y reflejados por el Arte. La naturaleza, el erotismo, las tradiciones religiosas, la muerte, la partida, lo metafísico, el amor, incluso la salud y la enfermedad (como la Serie Arte y Artritis, para cuya realización fui convocado por un importante centro de investigación científica sobre la artritis reumatoidea), o la idea de principio y fin, entre otros temas.

“Sin embargo, -considera Bravo- esos temas son el elemento desencadenante para analizarlos plásticamente con amplitud o desde distintos ángulos de análisis. Por ejemplo, y ya que se lo menciona en la pregunta, en la Serie Evocaciones y Prodigios del Camino de Santiago (en referencia al Apóstol Santiago y la ciudad de Santiago de Compostela, en Galicia) mi interés no estuvo centrado exclusivamente en el tema religioso, sino que quise representar la fragmentación de recuerdos que particularmente un peregrino de fines de la Edad Media tenía al regresar a su pueblo de origen, luego de haber visitado la tumba del Apóstol, y recorrido cientos de kilómetros para ir y otro tanto para volver, a lo largo de meses y meses. Esos recuerdos se mezclaban, tal vez la memoria confundía lugares, y así eran sus relatos al regreso. Por eso las obras están realizadas sobre papel hecho a mano cual, si fueran antiguos, y constan de dos o tres partes…; obras fragmentadas como los recuerdos de los peregrinos”.

- En la serie de obras inscriptas en el capítulo Entre Alpha y Omega creo apreciar su interés por lo inasible, lo metafísico y el misterio de la Creación. ¿Cuál es su visión y versión del Paraíso? 

- Efectivamente lo inasible y lo metafísico son cuestiones que siempre han atraído mi atención, y por lo tanto es inevitable que estén subyacentes en buena parte de mis obras o de las temáticas a las que pertenecen. Otro tanto ocurre con el misterio de la Creación, algo fascinante que como tal es imposible de describir pero maravilloso sumergirse en ese misterio, pues en definitiva todos los creadores dependemos de él. En cuanto a mi visión y versión del Paraíso, es particular, y para nada teológica. No creo en la versión del Paraíso que las religiones (sobre todo occidentales) han durante siglos han enseñado y difundido…; no se trata para mí del “premio” que puede lograrse luego de la muerte, alcanzándose la vida eterna, si el alma de quien muere lo merece por su comportamiento en este mundo. No, definitivamente. Luego de la muerte…, la nada (y ni siquiera hablo de una nada ontológica). Por lo tanto, luego de Alpha, el comienzo, y Omega, el fin, no hay ningún paraíso. Para mí, el Paraíso se identifica con una conjunción de situaciones y momentos (si, la temporalidad está presente) que hacen que el individuo alcance un grado de plenitud en múltiples aspectos personales simultáneamente , potenciándolo como ser humano a grados de mayor goce y creatividad. De manera que la Creación, es uno de los elementos que logran potenciarse en ese estado asociado a la idea de Paraíso. Que es finito. Vale aquí una cita del escritor alemán Heinrich Heine. “La vida y el mundo son el sueño de un dios ebrio, que escapa silencioso del banquete divino y se va a dormir a una estrella solitaria, ignorando que crea cuanto sueña. (…) Pero un día el dios despertará frotándose los ojos adormilados, sonreirá, y nuestro mundo se hundirá en la nada sin haber existido jamás.

- ¿Cuál es su conexión con Piero della Francesca, el matemático del arte para el cuál el mundo estaba definido por las proporciones aritméticas?

- Considero que Piero della Francesca (1416?-12 de octubre de 1492) es la gran figura del Quatrocento Italiano, el más personal y “adelantado” de los pintores del Renacimiento Italiano, que sería revalorizado a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, precisamente por varios de los innovadores creadores de las Vanguardias Artísticas.
Tempranamente atrajo mi atención, primero como artista, y luego como teórico y matemático. Sus estudios relacionados con la representación del espacio tridimensional sobre una superficie bidimensional (madera, tela, pared) a través de la perspectiva son los mejores de la época, como también el estudio y la aplicación en sus creaciones (de composición rigurosa) de la relación áurea (y otras relaciones matemáticas que encontramos en la naturaleza y en nuestro cuerpo). Además, esa sensación de vacío que rodean a sus figuras, lo hacen único… recuerdo por ejemplo La Flagelación de Cristo obra de gran complejidad y originalidad compositiva e iconográfica. Esta atracción hizo que no dejara de viajar a Arezzo, plena Toscana Italiana, para ver en la Catedral el conjunto de murales sobre La historia de la Verdadera Cruz o La leyenda Áurea, en esos momentos en proceso de restauración (la restauración más importante luego de los frescosde Miguel Ángel en la Sixtina). Y no puedo dejar de decir que mucho del espíritu y la esencia de Piero lo podemos descubrir en Giorgio De Chirico, René Magritte y Edward Hopper en el siglo XX, cado uno de ellos grandes y personales creadores.
Es así que en más de una Serie de mis obras aparecen referencias más o menos explícitas a Piero della Francesca y a algunos de los personajes de sus obras emblemáticas. Ese espíritu de vacíos, de casi sentirse en otra dimensión, es uno de las características que aparecen en mis obras, y humildemente allí hay un nexo con el gran artista renacentista.

- ¿Es un defensor del pensamiento de André Bretón de intentar captar el pensamiento sin la intervención de la razón? O quizá la pregunta debería ser, ¿es posible realizarlo? ¿la razón no es parte constitutiva del pensamiento? 

- Puntualmente, no defiendo ese aspecto del pensamiento de Bretón, pues considero que la razón es parte constitutiva del pensamiento. Por lo tanto, inevitablemente siempre subyace, aún a nivel inconsciente, una dosis de razón. Como en tantas otras profesiones o disciplinas creativas, durante la etapa de formación, se incorporaron nociones, conceptos, principios, reglas, teorías, en las que luego no “piensa” cuando actúa resolviendo situaciones o creando, pero que inevitablemente están internalizadas y se manifiestan más allá de lo consciente. Por ejemplo, un pintor que haya tenido (como creo que debe ser) una formación académica, luego al estar creando (formas figurativas, abstractas, expresionistas, conceptuales…) no está pensando en cómo componer, que grado de saturación de color debe usar, etc., pues está dedicado a la realización de una obra original, creativa, pero eso no significa que todos esos conocimientos afloren con naturalidad. Es posible “dosificar” esa parte de razón, constitutiva del pensamiento, a través de técnicas, prácticas (basta leer el primero y el segundo de los manifiestos del Surrealismo, escritos por Bretón, y aclarando que centra su mayor atención en la escritura, pues no deja de pensar como escritor). El “automatismo psíquico” no puede llegar a un 100% de automatismo, al menos si analizamos algunas de las obras surrealistas más interesantes. Esto de ninguna manera relativiza los principios del Surrealismo, movimiento fundamental que amplió enormemente el espectro creativo gracias esencialmente a la Teoría del Psicoanálisis de Sigmund Freud, permitiendo que el inconsciente aportara un enorme panorama creativo que hasta el momento pocos artistas habían explorado. Pero también debemos recordar que el Surrealismo no habría sido lo que es sin el Dadaísmo durante la Primera Guerra Mundial y la figura trascendental de Marcel Duchamp…, sin dudas el artista más influyente del siglo XX, precursor de gran parte de los movimientos de las Postvanguardias.

- ¿Es posible que en el mundo onírico se encuentren fragmentos de un paraíso perdido que moldearon la realidad? 

- Sin dudas. A pesar de que aún la ciencia sabe muy poco de la génesis y del comportamiento del mundo onírico, eso es suficiente para saber que allí se manifiestan simbólicamente informaciones fragmentadas de nuestro pasado individual y también social (no podemos dejar de pensar en Karl Jung). Y como decíamos en otra de las preguntas, esos “paraísos perdidos” allí están presentes. Y por supuesto, aún perdidos, moldearon la realidad y como fragmentos dispersos luego de una explosión, se proyectan incluso hacia el futuro. Por eso el mundo de los sueños es una de las fuentes de inspiración (no la única, por supuesto) para todo tipo de creadores. Y tal vez hasta podrían llegar a materializarse esos fragmentos en una nueva realidad presente (recuerdo particularmente la novela de Wilhelm Jensen, La Gradiva, que tan bien analiza Sigmund Freud en uno de sus escritos sobre Arte.

- Usted es docente y creador de obras originales. Podría no haber hecho nada con su talento, desperdiciarlo, sin embargo, hizo lo contrario. ¿Qué motor lo mantuvo motivado a lo largo de su trayectoria?
- La docencia (en Artes Plásticas y en Historia del Arte) efectivamente por décadas corrió en forma simultánea y paralela con la creación artística…; y en mi caso no podría haber sido de otra manera. No concibo mi vida desvinculada del Arte: a la creación (en Artes Plásticas, técnicas tradicionales y nuevas tecnologías, Instalaciones, Perfornances, Videos…) pero también como espectador, y no sólo de las ramas del Arte a las que me dedico como creador; literatura, teatro, cine hicieron de mí alguien que disfruta desde distintos ángulos la creación, propia y ajena. Si a eso sumamos mi interés por la Teoría del Arte, la Filosofía del Arte, especialmente de aquellos autores que abordan las problemáticas de las últimas décadas (más algunas colaboraciones escritas sobre estas cuestiones para algún medio digital), no es de extrañar que también me dedicara a la docencia, con la idea de ayudar a que se formaran estudiantes de Arte pero también a formar “espectadores creativos” y sin prejuicios frente a las Artes Plásticas en general, y en particular a las Vanguardias luego de la ruptura que el Impresionismo provocara en 1874. No fue una tarea fácil. No es para nada fácil en nuestro país vivir del arte, y en especial de las Artes Plásticas, de manera que la docencia también fue una fuente segura de ingresos y una tarea placentera por los logros alcanzados.
Eso sí. Jamás hubiera podido renunciar a la creación artística. Desde la infancia tuve la suerte que mis padres estimularan mi capacidad creadora; no hay recuerdo infantil que no esté también relacionado con materiales artísticos. No hubiera soportado la frustración de no seguir ese camino del Arte. Hay quienes lo hacen; yo no hubiera podido. 40 años desde mi primera exposición hablan de esa imposibilidad, y por lo contrario, de una continuidad que espero siga por muchos años más. Trabajo arduo, duro, a veces con poco descanso (en un mismo día dar clases en instituciones educativas, luego cursos en mi Atelier y en la noche mi trabajo creativo), pero el tiempo me demostró que el sacrificio valía la pena. Y ahora está este libro, inimaginable hace años, inconcebible en mi época de estudiante, pero que me demuestra que no podría haber hecho otra cosa que Arte. El personaje central de la novela Opus Nigrum de la gran Marguerite Yourcenar (una de mis escritoras favoritas) dice algo así como “Todo el mundo, al menos una vez en la vida, debería dar una vuelta por fuera de su propia celda” (imposible no recordar a Platón y su Alegoría de la caverna). Pues bien; estoy convencido que es absolutamente cierto. Yo di MI vuelta. Y cuando eso ocurre, no hay retorno. Todo esto fue el motor que me mantuvo motivado a lo largo de mi trayectoria.