Janis Joplin, la chica rebelde del rock y el blues
Se cumplen 50 años de la fatídica madrugada del 4 de octubre de 1970 en la que la talentosa cantante murió como consecuencia de una sobredosis. Tenía 27 años y se convirtió en una leyenda de la música.
Por Belén Canonico
A diferencia de su infancia, un periodo en el que fue una chica estudiosa, que no sobresalía del montón, durante su adolescencia Janis Joplin encontró la forma de destacarse y llamar la atención de quienes la rodeaban. Desde su rebeldía y la facilidad para generar problemas, hasta el impacto que generaba su poderosa voz, la chica oriunda de Texas, Estados Unidos, supo cómo convertirse en el centro de todas las miradas.
Su actitud y su talento hicieron que pudiera sobrellevar las inseguridades que le generaba su aspecto físico y el sentimiento de soledad e incomprensión que la acompañaron desde la pubertad. Pero al final de cuentas, Janis no hizo más que trasladar las exigencias que tenía sobre su cuerpo a su voz.
Según contó en una entrevista, recién se percató de su talento a los 17 años y comenzó a sentir la influencia de la música afroamericana, especialmente el blues. Y tras ingresar a la Universidad de Texas para estudiar Bellas Artes, inició su carrera como cantante en distintos bares junto a la banda Waller Creek Boys. Y en la vida nocturna encontró su lugar. Tanto fue así, que en 1963 abandonó sus estudios y junto a un grupo de amigos se fue a recorrer gran parte de los Estados Unidos.
Eran épocas en las que Joplin se había interiorizado en el movimiento beatnik, y además de interesarse por la música y la cultura, desplegaba sin ningún prurito su libertad sexual, tanto con hombres como con mujeres. También aumentó notablemente su consumo de drogas y alcohol, al punto de llegar a verse consumida, con veinte kilos menos de su peso habitual. Sin embargo, luego de unos meses decidió volver a su casa familiar para sentar cabeza y seguir el camino que sus padres esperaban.
No le duró mucho. Aunque había fantaseado con tener una vida más tradicional junto a Peter LeBlanc, un hombre que conoció durante su estadía en San Francisco, y retomar sus estudios, al ver que la pareja no funcionaba, Janis volvió a sus viejas andanzas y al amor por la música.
Así fue como, tras conocer al productor Chet Helms en 1966, se unió a la banda Big Brother & the Holding Company y comenzó a destacarse en la escena musical estadounidense. Un año más tarde, se presentó en el Monterey Pop Festival junto a otros importantes artistas como Jimi Hendrix, The Who y Jefferson Airplane.
Joplin dejó atónitos a los presentes con su voz y, en un periodo en el que parecía que no había lugar para las mujeres en el ambiente musical más pesado, como el del rock, ella se abrió camino a paso firme con la exigencia constante de superarse a diario.
Porque, a pesar de que su vida privada era bastante desprolija, a nivel profesional Janis era impecable. Competía todo el tiempo consigo misma para cantar cada día mejor y consciente de este desafío, sabía que debía mantenerse sobria si quería que su trabajo diera buenos frutos. Eso sí, una vez terminada la jornada laboral, volvía a sucumbir ante los excesos que, a raíz de su fama, se profundizaron mucho más, a tal punto que llegó a sufrir ocho sobredosis.
Había grabado dos discos junto a Big Brother & the Holding Company en 1967 y otro con la Kozmic Blue Band, un grupo que encabezó entre 1968 y 1969. Con giras internacionales y presentaciones en Woodstock y en el Madison Square Garden ante miles de personas. La figura de Janis no paraba de crecer.
Pero no conforme con los músicos que la acompañaban, en 1969 formó Full Tilt Boogie Band, con la esperanza de encontrar un grupo de pertenencia, que no solo la acompañara a nivel artístico, sino que la acobijaran como si fuera una familia.
Había pasado unos meses libre de heroína, aunque no había podido bajar el consumo de alcohol. Janis estaba entusiasmada con su nuevo proyecto musical, Pearl, un disco para el que se había instalado especialmente en Los Ángeles. Allí, repetía su rutina de mantenerse sobria durante las horas que pasaba en el estudio y desbarrancar a la salida. No había nada extraño en su accionar, ya que quienes la conocían sabían cómo se manejaba.
El sábado 3 de octubre de 1970, luego de una larga jornada de trabajo "la chica del Mercedes Benz" dejó el Sunset Sound Recorders con la promesa de regresar al día siguiente para terminar de grabar "Buried Alive in the Blues". Sin embargo, el 4 no apareció por el estudio. Sorprendido por la ausencia de Janis, el productor Phil Rothchil decidió ir a buscarla y se encontró con una escena desoladora: Janis estaba muerta, tirada en el piso de su habitación del hotel.
Según los investigadores, el deceso ocurrió a la 1.45 de la madrugada por una sobredosis de heroína. Sin embargo, el hecho nunca pudo quedar del todo esclarecido, ya que nunca se encontraron las jeringas que la cantante había utilizado y sus amigos comenzaron a barajar la idea de que había recibido una concentración de heroína mayor de lo normal.
Lo único que estaba claro es que la imagen de Janis, la chica rebelde del rock y del blues estadounidense, se había congelado en sus 27 años y se convertiría en una leyenda musical. Pearl se publicó tras su muerte y fue un éxito rotundo y "Buried Alive in the Blues", aquel tema al que le faltaba ponerle la voz, quedó incluido como una versión instrumental.
Los restos de Joplin fueron cremados y tirados en el océano Pacífico desde un avión. Y aunque a su velorio solo asistieron sus padres y su tía materna, la artista había pedido en su testamento que la despidieran a lo grande. Dejó 2.500 dólares para que organizara una fiesta en su honor, que se terminó celebrando el 26 de octubre en Lion's Share, en California. Porque Janis Joplin fue "una distinta" hasta el final de sus días.