A Horacio Altuna le tocó nacer en Córdoba, según él mismo manifiesta, un 26 de noviembre de 1941. A partir de 1965 comenzó a ser dibujante profesional de historietas y lo defiende con el pecho inflado: "Yo lo repito hasta el cansancio, y siempre digo lo mismo: que trabajar ocho horas diarias el resto de tu vida haciendo algo que no te gusta debe ser terrible. En cambio, trabajar ocho horas diarias haciendo algo que te gusta, aunque no tengas mucha guita, no te lo quita nadie. Eso es lo que siempre digo cuando doy talleres o hablo con gente joven".

Altuna comenzó su carrera a los 23 años en la revista SuperVolador, un superhéroe infame inspirado en Superman. Ese primer paso en su trayectoria definió el rechazo que tiene el dibujante por este tipo de personajes, aunque al mismo tiempo le mostró que el tema del dibujo era lo suyo.

EL PUNTO DE INFLEXIÓN EN SU CARRERA

A mediados de los 70, Andrés Cascioli, que había fundado la revista Satiricón y luego haría lo propio con Humor Registrado, ofició de celestino de una de las duplas más fructíferas de la historieta argentina cuando presentó a Horacio Altuna con Carlos Trillo. La empatía fue absoluta.

"Cascioli me llamó para hacer una historieta con Jorge Guinzburg, que se llamó La rebelión de los idiotas. Ahí lo conocí a Carlos, que trabajaba con Alejandro Dolina en Chaupinela. Y empezamos a vernos y a charlar mucho de lo que nos gustaba", recuerda Altuna. "Él estaba muy formado en la narración, en la ficción, en todo eso; yo en la imagen. Yo aprendí muchísimo de él en cuanto a narrativa y supongo que él también aprendió algo de mí en cuanto a la narración gráfica. Entonces fue un lindo complemento".

De esa unión nació El Loco Chávez, ese periodista porteño que reflejaba con humor la realidad de la Argentina de aquellos años, y se proyectó al país desde la última página de Clarín entre 1975 y 1987, sumando un total de 5000 tiras. Altuna y Trillo establecieron una dinámica de trabajo con un aura de bohemia que se traslada a la trama. "Las historias las hacíamos juntos, siempre. Nos reuníamos en los bares, dos o tres veces por semana, los guiones estaban apuntados en servilletas de papel".

Horacio Altuna, a los 80 años, encara un nuevo proyecto con Casciari

Tras el éxito inicial, Altuna y Trillo exploraron la historieta para adultos con las puertitas del señor López, que contaba la historia de un hombre gris y pusilánime que encuentra un mundo fantástico al abrir la puerta de un baño. La tira fue un impacto en los tiempos oscuros de la dictadura; incluso fue base de una película dirigida por Alberto Fischerman. Estas historietas, como Las puertitas..., Charlie Moon (un adolescente que busca sobrevivir en los Estados Unidos de la gran depresión lavando copas o ayudando en una granja) y Merdichesky (un policía de Nueva York que vive con su madre y es considerado un antihéroe por no tener la convicción de enfrentar a un sistema corrupto) se publicaban en las revistas Humor, Superhumor y Fierro.

LA ACTUALIDAD

A propósito de sus 80 noviembres, y en sociedad con Hernán Casciari, Altuna dio inicio a un nuevo proyecto: la creación del Archivo General del Humor, la Historieta y la Ilustración de la Argentina. Según reza la propuesta, la intención es "rastrear y encontrar dibujos originales de grandes ilustradores argentinos del siglo XX y hacer una copia digital para preservarlos y difundirlos", para esto se apela a la Comunidad Orsai que participará a través de donaciones, voluntariado y difusión, respetando el estilo de dicho grupo. Casciari denomina a este proyecto "Un regalo para Horacio".