El teatro no es un lugar ajeno para Felipe Pigna. Pero a diferencia de otras oportunidades, en las que ha debatido sobre historia y filosofía con Darío Sztajnszrajber, el historiador tiene entre manos una propuesta destinada a toda la familia, con la que hace especial hincapié en los niños. Se trata de Felipe Pigna busca las huellas de Don Manuel, un espectáculo en el que repasará la vida de Manuel Belgrano y que presentará el sábado 11 de junio en el Auditorio Belgrano.

“Es una forma de reivindicarlo, traerlo y valorarlo. Como decía Galeano: 'recordar es volver a pasar por el corazón' y a mí me parece interesante recordarlo”, explica en una entrevista con Noticias Argentinas. Y aclara: “La verdad es que no voy a actuar, voy a estar junto a una actriz, Magalí Sánchez Alleno, que va a hacer de investigadora y me va a ir preguntando. También va a haber música en vivo y va a estar Costhanzo dibujando. La idea es que los chicos me puedan preguntar sobre los distintos momentos de la vida de Belgrano. Va a ser bastante interactivo y multimedia”.

-Vas a reunir en escena los elementos que los chicos suelen ver en videos en plataformas como YouTube y las redes sociales, ¿fue algo buscado?

-Sí, esta dinámica surge de mis visitas a las escuelas, donde voy bastante a hablar con las chicas y con los chicos. En general se da una cosa muy linda, porque no voy a dar charlas, sino a responder preguntas que preparan junto a los docentes. Es muy interesante lo que pasa porque ahí surgen los verdaderos intereses de ellos, que es lo que quiero incorporar en el espectáculo.

-Justamente porque la historia de Belgrano se ve en las escuelas, uno podría pensar que al público no le interesaría seguirla fuera de ese espacio.

-Eso nos pareció un desafío y nos animó ver que los chicos se interesaban cuando vamos a la escuela y creo que es porque pueden participar y no solamente escuchar una charla que los aburre. Por eso incorporamos lo interactivo, nos interesa que pueden participar activamente.

-¿Con qué se va a encontrar el público?

-Vamos a recorrer un poco mi libro que se llama Los cuentos de Don Manuel, que recorre un poco su vida, sus pensamientos, sus viajes, sus batallas, la creación de la bandera, su lucha por la educación pública; también mucho del contexto, para que los chicos sepan cómo era la vida en aquel momento, tan distinto a lo que ellos viven ahora. Una pregunta bastante recurrente es cómo era la vida hace 200 años.

-¿Se podría que vas a centrarte en cuestiones de la persona más allá de su rol patriótico?

-Una cosa no puede desligarse de la otra, pero eso es lo que ha hecho la historia oficial: separar al personaje de la persona con sus miedos, pasiones, amores. Eso no permite construir empatía ni ponerse en el lugar del personaje. Lo ponen en un lugar de perfección que hace que uno se sienta ajeno.

-También se suele limitar a la figura de Belgrano a la creación de la bandera y quizás no se hace tanto hincapié en otras cuestiones en las que tuvo un rol determinante.

-Belgrano fue un pensador impresionante, un adelantado que planteaba la educación pública, los derechos de la mujer, el cuidado del medioambiente, la promoción de la industria, la inclusión social, mucho antes de la revolución. En su momento era un pensamiento demasiado revolucionario como para que el poder lo acompañara.

-Los temas que mencionas siguen vigentes, ¿qué te genera encontrarte con esta información?

-Cuando escribí Belgrano, el hombre del Bicentenario, me parecía tremendo que este tipo se hubiera adelantado 200 años a la historia, al progreso, pero que además siguieran vigentes hoy. Cuánto nos falta y cuánto necesitamos cambiar para que esos planteos tengan vigencia... Me provoca una contradicción en el sentimiento: admiración profunda y a la vez, tristeza de que siga teniendo vigencia.

-Cada vez que se conmemora una fecha patria, como el 25 de Mayo, surge el debate sobre lo que dirían  los próceres sobre la política actual. ¿Realmente se puede hacer una comparación?

-De ninguna manera. Primero, porque no tengo dotes de medium como para hablar “en nombre de...”. Me parece una falta de respeto y un alto grado de sorbebia poner en boca de otra persona opiniones que son mías. Me parece que no corresponde. La comparación es poco seria porque han pasado muchas cosas en 200 años, entonces pedirles a los políticos de ahora que estén a la altura de los de antes es una exigencia enorme. Es un ejercicio al que no le veo ningún sentido práctico porque es especulativo, siempre con la intención de que digan “qué horrible, qué espanto”.

-El planteo surge de la idea de que los años pasados fueron perfectos.

-Totalmente, pero eran personas y la gente es falible. Cuando me persiguen preguntándome qué dirían, lo único que puedo hacer es ver qué decían en su época sobre temas constantes y permanentes de la Argentina, como la educación público, la salud pública, la inclusión social y todas las cosas que ya estaban en el menú de opiniones hace 200 años.