Exponen en Italia la obra del argentino Julio Le Parc, pionero e ícono del cinetismo
El Palacio de las Papesas de Siena será el escenario de la muestra que se podrá visitar hasta el 16 de marzo. Exhibirán 80 obras realizadas en sus más de 60 años de carrera.
Al norte de Italia, el imponente Palacio de las Papesas de Siena -levantado por deseo de la hermana del papa Pio II- renace con la obra del argentino Julio Le Parc, pionero e ícono del cinetismo, la corriente que quiso "democratizar" el arte en los años sesenta con la ayuda de un grupo de jóvenes artistas latinoamericanos.
Le Parc (Mendoza, 1928) viajó a sus 96 años desde París -ciudad donde reside- a Siena para participar en la organización de la exposición de 80 obras realizadas en sus más de 60 años de carrera, supervisando todos los detalles con la ayuda de su hijo y director artístico, Yamil Le Parc, y la curaduría de Marcella Beccaria.
"Julio Le Parc, el descubrimiento de la percepción" exhibe a partir de este viernes y hasta el próximo 16 de marzo pinturas, esculturas, móviles y otras obras creadas desde 1958 hasta 2024, todas marcadas por el movimiento físico o virtual, aunque no es una retrospectiva "porque para eso harían falta 2.000 metros cuadrados", explicó a la agencia EFE Yamil Le Parc.
La muestra expone desde sus trabajos geométricos en blanco y negro hasta las obras cinetico-luminosas y esculturas, sin olvidar sus icónicos dibujos y algunos de los 150 guasch que pintó "en el viaje en barco y en un cuartito de estudiante" al llegar a París en 1958.
"Son tres cuadernos con todo lo que forma parte de su obra hasta hoy mismo", reveló su hijo, como la geometría, la abstracción, la luz, el movimiento y el color, características que le distinguirán siempre, dando a su obra una "calidez" que le hace "accesible y fácil" dentro una corriente que puede parecer "fría".
"Es lúdico y cambiante y en su obra se puede ver la diversidad de estilos que ha creado de forma consciente", en la que también es clave el color: "el blanco, el negro y su gama de 14 colores fundamentales".
"Él cambia conscientemente. Empezó con la experimentación de la luz, de la escultura, con el movimiento y eso tiene una parte filosófica, política, social, para intentar hacer entender a la sociedad que el arte es para todos, que debe de ser participativo y evolucionar a otra cosa".
Ahora, eso es algo normal, pero no en 1960, cuando poco después de llegar a París fundó con otros jóvenes el Grupo de Investigación de Arte Visual (GRAV) para cambiar la rigidez imperante en el mundo del arte, acercándolo a la gente a través del movimiento, la luz y la geometría, aspectos fundamentales de su obra.
"Para mí eran como los 'Beatles' del arte, un grupo de muchachos con melena y la intención de romper la estructura rígida de los museos de París", la capital del arte, explicó Yamil Le Parc.
El artista argentino, el primer latinoamericano en ganar la Bienal de Venecia en 1966; sus compatriotas Horacio Gracia-Rossi y Hugo De Marco, el español Francisco Sobrino Ochoa y los franceses Francois Morellet y Jean Pierre Yvaral impulsaron ese grupo interesado en los efectos visuales, lumínicos y cromáticos.
Era algo "un poco perturbador, demasiado socialistas esas ideas de luchar para democratizar el arte" y "no fue tomado en consideración porque molestaba", además de por estar compuesto por "demasiados latinos", añade.
En 2005, la fundación suiza Daros creó "una exposición alrededor de toda su obra de luz", iniciando un "resurgir" que culmina con "su gran retorno en el 2013 en el Palais de Tokio de París", que fue "un éxito rotundo".
Esta exposición de Le Parc, la mayor en Italia del artista argentino en palabras de la comisaria Beccaria, cuenta con el valor añadido de haber sido la elegida para la reapertura del renacentista Palacio de las Papesas como un gran centro cultural tras años cerrado.
Los visitantes podrán ver las obras del gran artista argentino mientras recorren este edificio construido por deseo de Caterina Piccolamini, hermana del papa Pio II, entre 1460 y 1495; observan los frescos de su bóveda y disfrutan de la mejor vista de los tejados de Siena desde el cenador de la azotea.
Cargado de historia, con el recuerdo de huéspedes tan ilustres como Galileo Galilei, que realizó aquí sus estudios sobre la luna, es el contexto ideal para la exposición: "Es un lugar privilegiado, impresionante", subraya el hijo del artista.