En una carta de 1649 dirigida a Antonio Ruffo, uno de sus mecenas, Artemisia Gentileschi expresó con firmeza: "Conmigo su Señoría no perderá y encontrará el espíritu del César en el alma de una mujer”. Con esto quiso expresarle "déjeme demostrarle lo que una mujer puede hacer", una muestra de su espíritu inquebrantable, por la superación de los traumáticos sucesos de su vida: la violación por parte del que era su maestro y amigo de su padre, Agostino Tassi.

Una mujer de una enorme entereza para destacarse en un mundo dominado por hombres en la esfera artística del Barroco. 

Su padre Orazio Gentileschi, también pintor, fue el primero en adoctrinarla. Debido a la brecha de género las mujeres que se dedicaban al arte por lo general eran hijas o hermanas de artistas, es por esa razón que podían acceder al taller.

Artemisia pintó obras de temática religiosa y mitológica, géneros asociados al desempeño de artistas hombres, en un caravaggísmo aún más violento y dramático que el propio Caravaggio.

Fue la primera mujer en ingresar a la Accademia del Disegno de Florencia. La historiadora y curadora de arte Teresa Alario, prevé ciertos rasgos del feminismo en Artemisia al no haber aceptado los modelos establecidos para la femineidad.  Algo llamativamente notable en un contexto poco tolerante hacia la libertad de la mujer.

El interés feminista por esta pintora se inició en la década del setenta gracias al artículo que escribió la historiadora de arte Linda Nochlin titulado, ¿Por qué no han existido grandes artistas mujeres? La respuesta es que sí existieron, pero la pregunta sirvió como puntapié para replantearse el por qué de la exclusión de las mismas en el aval de la historia.

Artemisia además de ser conocida por su turbulenta vida privada también es una de las primeras mujeres en presentar y ganar una demanda por violación. 

Es posible que su vida se volviera un infierno al acusar a un artista protegido por mecenas poderosos. Trágicamente, como de costumbre, la víctima se vuelve una curiosidad de los demás. 

Su padre, amigos y sirvientes se reunieron para declarar en el juicio, ya que en esa época la violencia sexual no se consideraba un delito contra la mujer sino contra el honor familiar. Además. la joven tuvo que someterse a revisiones ginecológicas e incluso a demenciales sesiones de tortura conocidas como della sibilla o dei sibilli, consistentes en atar los dedos con cuerdas y apretarlos, para confesar.

Humana demasiado humana, María Magdalena en éxtasis

“Una mujer libre es justo lo contrario a una mujer fácil”,  Simone de Beauvoir. 

Esta pintura redescubierta por Sotheby’s era conocida hasta ahora solo por una antigua fotografía en blanco y negro de Gianni Papi, y la misma se desarrolló en un momento crucial de la vida de Artemisia en Roma, la cual abandona luego del terrible escándalo que la obliga a dejar a su padre e iniciar su carrera oficial en Florencia.

La fuerte implicación en que derivó la violación de Artemisia por parte de Agostino Tassi, su maestro de perspectiva, se denota en la forma en que ella va a ilustrar sus temas comisionados, los cuerpos femeninos en vez de objetos de deseos, se reivindican al convertir a las protagonistas en heroicas sobrevivientes.

La artista también pintó otras versiones de María Magdalena, la mujer adúltera a la que Jesús salva de lapidación en un episodio que  se relata en el evangelio de San Juan. 

La obra que aquí presentamos sería una de las primeras de su juventud, pintada alrededor de 1613. Aunque algunos historiadores sostienen que sería anterior de su primera salida de Roma, y posterior al juicio. 

Esta Magdalena en éxtasis tiene un significado totalmente diferente, y presuntamente sea un autorretrato, ya que le resultaría más fácil que pagar una modelo. En sus autorretratos se promocionó, a sí misma, como lo hizo también Rembrandt, convirtiéndose en su propia modelo y muchas veces actuando diferentes roles. "Artemisia entendió que la representación de figuras bíblicas o mitológicas en la vestimenta contemporánea... era un rasgo esencial del espectáculo de la vida cortesana".

Pero lo que más se destaca en ésta obra es su marcado naturalismo, basta con observar la pose de las manos sujetas a la rodilla, seguir avanzando por el hombro desnudo y finalizar en el rostro cuya cabeza se reclina hacia atrás. Pareciera ser el momento de relajación de una mujer común y no el de un personaje bíblico. Tal es así que María Magdalena no está retratada con algunos de sus atributos, como por ejemplo el recipiente con perfume con el que ungió los pies de Jesús. La pose de esta obra remite directamente a las ideas de Caravaggio. 

Su padre nunca hubiera pintado un tema con un marco tan ajustado, de hecho es Artemisia quien inventó esta composición. Esta pintura es un claro ejemplo del estilo de las obras romanas de Caravaggio de principios del siglo XVII. Pero más allá de las influencias que pudo haber recibido su sentido estético poseía un instintivo interés por la belleza femenina. No es una cualidad menor tener esa sensibilidad hacia lo bello, en materia y espíritu. 

Sabemos que alrededor del 1600, Orazio Gentileschi, conoció a Caravaggio que se encontraba en Roma. Luego este último visitaría el taller de Gentileschi, en busca de unas grandes alas de ángel, que debió de utilizar para alguna de sus pinturas. Podría ser la encantadora obra "Amor Vincit Omnia" pintada en 1602, en donde un adorable Cupido cobra vida a través de su sirviente llamado “Cecco”.

Es probable que la joven viera las obras del maestro lombardo en alguna iglesia o colección privada, pero de lo que estamos seguros es que la influencia por parte de este artista revolucionario la marcó profundamente, en particular en la configuración de sus composiciones.

María Magdalena en éxtasis,
El ojo del arte: "María Magdalena en éxtasis", por Artemisia Gentileschi, la primera feminista
Amor Vincit Omnia, 1602, Caravaggio. Oleo sobre tela 156 cm × 113 cm. Gemäldegalerie, Berlín.

Más de un siglo después, en materia de estética, en la primavera de 1756, el filósofo escocés David Hume intentó compatibilizar la presupuesta existencia de principios del gusto universales en el juicio estético Of the standard of taste, (Sobre la Norma del Gusto) que clarifica ciertos comportamientos: 

“Una razón evidente de que muchos no tengan un sentimiento apropiado de la belleza es la falta de esa delicadeza de la imaginación necesaria para ser sensible a las emociones más sutiles. Cada cual pretende tener ese delicadeza, habla de ella y quisiera regular a partir de ella todo gusto o sentimiento”.

Es evidente que Artemisia estaba altamente dotada de esa sensibilidad exquisita.

La vida de Artemisia Lomi Gentileschi

Nació el 8 de julio de 1593 en Roma, siendo la mayor de sus hermanos. Su padre, Orazio Gentileschi, fue un pintor pisano que se instaló en Roma 20 años antes. 

De su madre, Prudenzia di Ottaviani Monton, no sabemos casi nada, salvo que murió en 1605 a los 30 años, cuando Artemisia tenía 12. Desde entonces, la niña tuvo que ayudar a su padre con las tareas domésticas ya que el mismo no se volvió a casar. Artemisia pasaba gran parte de su tiempo en su hogar, vigilada por su vecina Tuzia, cuando su padre y hermanos estaban de viaje.

Fue su padre el que le brindó su formación artística, sus comienzos fueron en Roma, aunque se trasladó por diferentes lugares. Esta joven de la cual se conoce su personalidad por sus cartas, era una mujer con carácter, con gran talento, que se diferenció de sus hermanos hombres quedando ellos relegados a meros ayudantes de taller. Había tomado los pinceles desde niña, es por eso que dominaba con destreza el espacio pictórico y todo lo que concierne a la pintura.  

"Vine, vi, vencí”, una mujer admirable, Artemisia

En 1610 y con 17 años, Artemisia realizó una obra de una temática recurrente para la época, "Susana y los viejos" que se encuentra en la Colección Schönborn, Pommersfelden. 

El ojo del arte: "María Magdalena en éxtasis", por Artemisia Gentileschi, la primera feminista
Susana y los viejos, 1610, Artemisia Gentileschi. Oleo sobre tela 170 cm × 121 cm. Castillo Weissenstein, Alemania

Lo llamativo de la obra es que transmite el atisbo de un sentimiento personal, por la manera en que pinta al personaje femenino acechado por los viejos. 

El estudio de las figuras, la interacción de las manos de Susana con las de los otros personajes, por el rechazo que siente, demuestra su maestría. Además, salta a la vista, que Artemisia había copiado del natural, como cualquier aprendiz del siglo XVII. En Susana se denota en la carnalidad, en la transparencia y delicadeza de la piel y la sinuosidad de las curvas. La sensualidad y el realismo del difícil escorzo es tal, que podemos imaginarla ante el espejo, estudiando su propio cuerpo al retratar a la misma. Su mérito es doble ya que era cosa de hombres y vedado a las mujeres, en esos tiempos asistir a las accademie di nudo, donde los artistas se reunían por las noches para copiar del natural bajo la iluminación de las velas, que marcaban mejor la anatomía de los modelos.

Es en ese atareado taller familiar fue donde Artemisia se desempeñó con hábil destreza frente a la mirada deseosa de los hombres que lo frecuentaban, ubicado en una de las zonas más pobladas del centro de Roma, en donde la violencia era moneda corriente, omnipresente en las familias, en las relaciones sociales, y en las relaciones internacionales, herencia social de las guerras y revueltas.

En 1611 Orazio Gentileschi fue convocado a pintar dentro del Palazzo Pallavicini-Rospigliosi en Roma. Artemisia quedó bajo la tutela de su maestro Agostino Tassi, el responsable del abuso.

Luego de la violación Tassi prometió salvar la reputación de la joven casándose, pero finalmente se arrepintió ya que estaba casado. Orazio Gentileschi lo denunció en marzo de 1612 ante el Tribunale Criminale del Governatore di Roma.

Artemisia fue sometida a prueba y torturada, pero finalmente venció y Tassi fue condenado a un año de prisión y al exilio de los Estados Pontificios. 

Judith decapitando a Holofernes", de 
El ojo del arte: "María Magdalena en éxtasis", por Artemisia Gentileschi, la primera feminista
Judith decapitando a Holofernes, 1620-1621, Artemisia Gentileschi. Oleo sobre tela 199 cm × 162,5 cm, Galería Uffizi, Florencia

Este tema ha sido tratado cientos de veces entre pinturas y esculturas por otros artistas. Muchos han escogido entre dos posibles escenas, la de la decapitación, con Holofernes tendido en una cama, o la de la heroína portando la cabeza. Además se puede diferenciar de Salomé con la cabeza del Bautista por el recurso iconográfico de la criada. En la obra de Artemisia la misma no queda expectante del hecho sino que toma partido ayudando a Judith a sostener a Holofernes para ser decapitado ferozmente. 

Esta obra ha sido interpretada psicoanalíticamente como el propio odio y deseo de venganza hacia Tassi. Un mes después de que este fuese exiliado de Roma, su padre concertó el matrimonio de su hija con un modesto artista llamado Pierantonio de Vincenzo Stiattesi, de esa manera se salvó el honor de Artemisia.

En 1613, Artemisia se trasladó junto a su esposo a Florencia, lugar en el que permaneció hasta 1620 aproximadamente. Allí fue donde alcanzó un gran prestigio como artista al ingresar a la Academia del Dibujo Florencia.

Logró insertarse muy bien en la distinguida sociedad. Se volvió pintora de corte y trabajó la influyente familia Medici. Retrató al gran duque Cosme II de Medici y también la gran duquesa Cristina. Fue acogida de inmediato por los mejores artistas de la ciudad, como Cristofano Allori, mantuvo una amistad con Galileo Galilei que perduró epistolarmente más allá de su estancia en Florencia. Artemisia poseía una voz bella para el canto y tal vez tocara el laúd, lo sugiere su autorretrato representando a Santa Cecilia.

Buonarroti el joven, sobrino de Miguel Ángel, quien se ocupó de construir un palazzo en honor a su afamado tío, le encargó a Artemisia una tela, llamada "Alegoría de la inclinación" ("Allegoria dell’inclinazione") que se encuentra en el techo de la Galería de pinturas. Con esta obra Artemisia, por entonces de 22 años, habría celebrado su propia inclinación, es decir su vocación artística. Muchos sostienen que el rostro de la alegoría es el suyo. 

Otras posibles obras ejecutadas en ese período son "La conversión de la Magdalena" y "Judith y su doncella" alojadas en el Palacio Pitti.

En Florencia dio a luz a cuatro hijos y una hija, solo Prudenzia sobrevivió hasta la edad adulta, quien se dedicó a la pintura entrenada por su madre.

El ojo del arte: "María Magdalena en éxtasis", por Artemisia Gentileschi, la primera feminista
Alegoría de la inclinación, 1615-1616, Artemisia Gentileschi. Oleo sobre tela 152 cm × 61 cm. Casa Buenarroti, Florencia

En 2011 fueron descubiertas 36 cartas de puño y letra de Artemisia, que resultaron muy esclarecedoras para comprender ciertos aspectos de su vida, especialmente entre 1616 y 1620, en Florencia. De las cartas  conocemos que Artemisia se enamoró de un joven noble florentino llamado Francesco María Maringhi. Su esposo, Pierantonio Stiattesi, sabía de su relación y mantuvo correspondencia con Maringhi. Es posible que el amante, un hombre poderoso, brindara ayuda económica a la familia. En 1621, debido a los rumores de infidelidad, con problemas económicos por su buen nivel de vida, y con acreedores acechándola, retornó a Roma.

En la década de 1620, murió su hijo Cristófano y el contacto con su amante disminuye. Apenas llegó a Roma, su padre se trasladó a Génova. Y para 1623 no sabemos que ocurrió con su marido. La carrera romana de Artemisia despegó rápidamente y sus problemas de dinero se aliviaron. 

Aunque la Roma barroca del largo papado de Urbano VIII, se embellecía por la elección del trabajo de artistas hombres, como el pintor y arquitecto Pietro da Cortona, con obras decorativas y retablos a gran escala, el círculo de mecenas próximos al papa encargaba a otros artistas por considerar a Artemisia formada en la pintura de caballete y por su condición de mujer, presumiendo que la misma tendría menos energía para llevar a cabo ciclos de trabajos de gran envergadura. 

Pero por suerte Artemisia contó con encargos de nobles señores como el residente español Fernando Afan de Ribera, tercer duque de Alcalá. Durante el mismo período se asoció con Cassiano dal Pozzo, humanista, coleccionista y amante de las artes quien la ayudó a forjar relaciones con otros comitentes. 

En Roma afloraron diferentes estilos como los pintores que seguían el estilo tenebrista de Caravaggio y otros como los denominados Bentvueghels, una sociedad de artistas holandeses y flamencos, que estuvieron activos en la ciudad desde aproximadamente 1620 hasta 1720. Con la escuela boloñesa, durante el período de 1621 a 1623 de Gregorio XV, también comenzó a ganar popularidad con su "Susana y los viejos" (1617). 

De todas estas influencias y etapa de su vida surgió la increíble obra de "Judith y su doncella"
El ojo del arte: "María Magdalena en éxtasis", por Artemisia Gentileschi, la primera feminista
Judit y su doncella, ca. 1625-1627, Artemisia Gentileschi. Oleo sobre tela 182,2 cm × 142,2 cm. Instituto de Artes de Detroit

El registro de una vida no es tarea fácil y más aún cuando se trata de alguien como Artemisia, tan fructífera en todo sentido, la falta de documentación hace que a fines de 1620 no se tenga en claro que hizo. Lo cierto es que entre 1626 y 1627 se trasladó a Venecia, posiblemente en busca de clientes ricos.

De su paso por esta ciudad queda su asimilación del colorismo de la Escuela Veneciana y dos reconocidas obras de su autoría como la "Venus dormida", que realmente quita el aliento por tanta belleza, con tan solo observar el detalle del delicado aro de perla que cuelga del lóbulo de la oreja y el contraste de colores de las suntuosas telas. Y la otra obra es "Ester y Asuero", que se encuentra en el Museo Metropolitano de Nueva York. 

El ojo del arte: "María Magdalena en éxtasis", por Artemisia Gentileschi, la primera feminista
Venus dormida, ca.1625, Artemisia Gentileschi. Oleo sobre tela 96.52 centímetros x 143.83 centímetros, Virginia Museum of Fine Arts.

Se volvió a mudar y esta vez lo hizo por un largo periodo. En 1630 se trasladó a Nápoles, donde permaneció 20 años; mientras tanto también viajó a Inglaterra.

Se especula que Artemisia ya era conocida en Nápoles antes de su llegada, posiblemente fue invitada por el duque de Alcalá, Fernando Enríquez Afan de Ribera, quien poseía tres cuadros suyos: "Cristo bendiciendo a los niños", "Magdalena penitente" y "David con arpa". 

La obra que da el comienzo napolitano de Artemisia es la Anunciación en el Museo Capodimonte. El trabajo de Artemisia influyó en otros artistas como Massimo Stanzione en el uso de colores, como se ve en su "Asunción de la Virgen", c. 1630. 

En Nápoles, Artemisia volvió a demostrar su capacidad para adaptarse a las novedades cambiando la temática de sus obras. Pintó el "Nacimiento de San Juan Bautista", ahora en el Prado de Madrid, y "Corisca y el Sátiro", hoy en una colección privada.  También realizó tres lienzos en una catedral por primera vez, uno de ellos es "San Genaro en el anfiteatro de Pozzuoli", en Pozzuoli.

Tal fue su gloria que el año 1638 fue convocada por el rey de Inglaterra Charles I, donde su padre Orazio era pintor de corte. Artemisia recibió el prestigioso trabajo de decorar una alegoría del techo, "El Triunfo de la Paz y las Artes" en la Casa de la Reina, en Greenwich, construida para la Reina Enriqueta María. Esta vez padre e hija volvieron a trabajar juntos, y el motivo no solo fue ayudar a su padre, posiblemente Charles I estaría intrigado por conocer a la afamada Artemisia, además de ser un ávido coleccionista. Una de las obras pertenecientes a su colección es el "Autorretrato como alegoría de la pintura", la escena la muestra pintándose a sí misma.

En 1639, su padre murió repentinamente, y Artemisia debió de continuar con las obras asignadas en ese período. En 1642, cuando comienza la Guerra Civil Inglesa, abandonó la isla. 

En 1649, nuevamente en Nápoles, mantuvo correspondencia con Antonio Ruffo de Sicilia, su mecenas durante este segundo período napolitano. La última carta conocida data de 1650 y nos demuestra que todavía seguía en plena actividad. 

La evidencia histórica ha demostrado que todavía aceptaba encargos en 1654, aunque dependía de su asistente, Onofrio Palumbo.

En 1656, una devastadora peste mató a la mitad de la población napolitana, se presume que Artemisia Gentileschi sucumbió por la misma.

Su valiosa vida y contribución al arte se volvió a recuperar en el siglo XX, luego de un gran olvido.

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