Especial El ojo del arte

Durante décadas, su imagen se fue borrando hasta quedar casi diluida en el corredor de la historia. Pero, el tiempo la recuperó y supo darle el lugar que se merece. María Remedios del Valle fue una de las pocas mujeres que luchó en las guerras de la Independencia desde que se formó el primer gobierno patrio el 25 de mayo de 1810. Participó de la Expedición del Alto Perú junto a su marido y sus dos hijos. Como muchas otras mujeres, acompañó a la tropa alimentando a los soldados, curando heridos y peleando con ellos.

La guerra la marcó para siempre. Manuel Belgrano, que al principio le negó la posibilidad de pelear en el campo de batalla, luego quedó sorprendido por su heroísmo y la nombró capitana. Participó en las victorias de Tucumán y Salta (1812 y 1813), y en las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma (1813). Perdió a su familia en combate, fue herida de bala, tomada prisionera por los realistas y sometida a torturas. Estuvo siete veces a punto de ser fusilada. Resistió con estoicismo y pudo escaparse. 

El ojo del arte: la escultura de María Remedios del Valle, un acto de justicia

Reapareció pidiendo limosna en la puerta de las iglesias y frente al Cabildo. En 1826, el veterano general Juan José Viamonte, por entonces diputado, la encontró viviendo en la calle e impulsó gestiones para que le concedieran una pensión, pero la burocracia resultó casi más cruel con ella que la guerra. Recién en marzo de 1827 se le otorgó un sueldo correspondiente al de capitán de infantería, pero se demoró en hacerse efectivo. Fue recién en 1835, cuando Juan Manuel de Rosas la nombró sargento mayor, que se aseguró un salario como correspondía.

La Madre de la Patria o Tía María, como se la conoce, murió el 8 de noviembre de 1847 cuando tenía alrededor de ochenta años y el mito de su figura primero comenzó a desvanecerse hasta que en las últimas décadas resurgió. Desde 2013, en la fecha de su deceso se conmemora el Día del Afroargentino y de la Cultura Afro. Para homenajearla, hace poco, se inauguró un monumento en la plazoleta Alfonso Castelao, ubicada en Bernardo de Irigoyen, entre Independencia y Estados Unidos, en el barrio de Monserrat. 

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La obra surgió de un concurso organizado por la Secretaría de Patrimonio Cultural de la Nación en 2020, del que resultó ganador el escultor Alexis Minkiewicz, quien trabajó junto a Gisela Kraisman y Louis Yupanki, activista trans afrodescendiente que fue modelo inspiradora del monumento. La producción se hizo durante varios meses de 2021. La base está creada en impresora 3D y trabajada con una laca especial que le da un color gris peltre oscuro, para evitar los daños climáticos. 

El monumento recupera elementos iconográficos y formales de la estatuaria del siglo XIX, actualizándolos a través de materialidades y procesos contemporáneos. Su imagen es de un realismo singular e impactante. Está con la boca abierta, en un grito de guerra ahogado, y con ambas manos se aferra a la bandera por la que tanto luchó. Es una pieza de arte cautivante y única. El ministro de Cultura, Tristán Bauer, definió a la obra durante su inauguración: “Honrar la figura de María Remedios del Valle constituye un acto de justicia”.